30/06/2021, 12.26
VATICANO
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El Papa: la llamada de Dios siempre implica una misión

"En el plan de Dios, todo ha sido preparado. Él teje nuestra historia, la historia de cada uno de nosotros, y si correspondemos con confianza a su plan de salvación, nos damos cuenta de ello". La audiencia general de hoy es la última antes del tradicional receso del mes de julio.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) –  Prepararse para la misión a la que Dios nos llama y - aunque "los caminos del Señor son inescrutables"- recordar que "la llamada implica siempre una misión a la que estamos destinados. Por tanto, se nos pide que nos preparemos con seriedad, sabiendo que es Dios mismo quien nos envía y nos sostiene con su gracia". Esta es la enseñanza que Francisco extrae del pasaje de la Carta a los Gálatas -al que dedicó la catequesis de la audiencia general- en la que Pablo recuerda cómo pasó de ser perseguidor de la Iglesia a convertirse en apóstol.

El encuentro de hoy se desarrolló nuevamente en el Patio de San Dámaso.  Durante casi media hora, Francisco se detuvo a saludar a los presentes. Bendijo rosarios y otros objetos que le llevaron, y las manos unidas de una pareja casada. Bebió mate, tocó una campanilla, se colocó dos paños coloridos que le regalaron los fieles e intercambió unas palabras con un grupo de muchachas y con algunos sacerdotes jóvenes. 

En su discurso, recordó que en la Carta a los Gálatas, "Pablo se atreve a decir que superaba a todos en el judaísmo, era un verdadero fariseo celoso, «irreprochable en la justicia que proviene de la observancia de la ley» (Flp 3,6). En dos ocasiones subraya que ha sido un defensor de las «tradiciones de los padres» y un  «firme creyente en la ley». Por un lado, insiste en señalar que había perseguido ferozmente a la Iglesia y que había sido un  «blasfemo, un perseguidor, un hombre violento» (1 Tim 1,13); por otro lado, destaca la misericordia de Dios hacia él, que le llevó a experimentar una «transformación radical».

"Se convirtió, cambió. Pablo destaca la verdad de su vocación a través del sorprendente contraste que se produjo en su vida: de ser un perseguidor de los cristianos porque no observaban las tradiciones y la ley, fue llamado a convertirse en apóstol para anunciar el Evangelio de Jesucristo. Vemos que Pablo es libre”.

“Al revisar su historia, Pablo se siente maravillado y agradecido. Es como si quisiera decir a los gálatas que podría haber sido cualquier cosa menos un apóstol. Había sido educado desde niño para ser un observador irreprochable de la Ley mosaica, y las circunstancias lo llevaron a luchar contra los discípulos de Cristo. Sin embargo, sucedió algo inesperado: Dios, por su gracia, le reveló a su Hijo muerto y resucitado, para que se convirtiera en su heraldo entre los gentiles (cf. Gal 1,15-6). 

¡Qué inescrutables son los caminos del Señor! Lo tocamos con nuestras propias manos todos los días, pero sobre todo si recordamos los momentos en los que el Señor nos llamó. Nunca debemos olvidar el momento y el modo en que Dios entró en nuestra vida: hay que fijar en nuestro corazón y en nuestra mente aquel encuentro con la gracia, cuando Dios cambió nuestra existencia. Ante las grandes obras del Señor, cuántas veces, de manera espontánea, nos viene a la mente la pregunta: ¿cómo es posible que Dios se sirva de un pecador, de una persona frágil y débil, para cumplir su voluntad? Y, sin embargo, no hay nada casual, porque en el plan de Dios todo ha sido preparado. Él teje nuestra historia, la historia de cada uno de nosotros, y si correspondemos con confianza a su plan de salvación, nos damos cuenta de ello. La llamada implica siempre una misión a la que estamos destinados; por eso se nos pide que nos preparemos con seriedad, sabiendo que es Dios mismo quien nos envía y nos sostiene con su gracia. Dejémonos llevar por esta conciencia: el primado de la gracia transforma la existencia y la hace digna de ser puesta al servicio del Evangelio. El primado de la gracia cubre todos los pecados: cambia los corazones, cambia la vida, nos hace ver caminos nuevos".

Francisco se despidió en varios idiomas, deseando a los presentes unas felices vacaciones. La audiencia general de hoy es la última antes del tradicional receso del mes de julio. Dirigiéndose a los italianos, Francisco dijo: "Espero que el periodo estival sea una oportunidad para profundizar en la relación con Dios y seguirle más libremente por el camino de sus mandamientos”.

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