El recuerdo del Golodomor silenciado en Astana
Ha suscitado polémica la eliminación de un monumento de la palabra rusa utilizada para referirse a la hambruna provocada por Stalin en los años treinta con la abolición forzosa de los pequeños agricultores privados. También en la actual Kazajistán, al igual que en Ucrania, el hambre mató a millones de personas. Detrás de la explicación formal de la «corrección», se esconde el delicado equilibrio en las relaciones con Moscú.
Astana (AsiaNews) - Uno de los temas más discutidos en Kazajistán durante el mes de octubre fue la noticia de que se había eliminado del memorial de las víctimas de las represiones debidas a las colectivizaciones estalinistas en Astana la inscripción «Víctimas del Golodomor», es decir, de la hambruna debida a la instauración forzosa de los koljoses, que excluyeron de las actividades agrícolas a los agricultores privados, llamados despectivamente kulakis, los «aprovechados». Ahora, la inscripción ha sido modificada sin aviso público por «Víctimas del hambre de los años 1932-1933», sustituyendo el término golod, «hambre», por Golodomor, «hambre provocada» por acciones represivas.
En las redes sociales han aparecido acusaciones de «coqueteo con Moscú», «traición a la idea nacional» y acusaciones de pusilanimidad al evitar el recuerdo de las culpas de Stalin y los rusos, pidiendo en cambio «llamar a las cosas por su nombre». La tragedia de principios de los años treinta solo comenzó a ser tema de conversación tras la independencia proclamada en 1991, que se conmemora el 25 de octubre por la declaración de soberanía ya aprobada en 1990, mientras que en la época soviética el tema era absolutamente tabú. El Golodomor es para los kazajos uno de los principales motivos de conciencia propia frente a la larga dominación ruso-soviética.
Según los datos recopilados por el historiador kazajo Erlan Sajlaubaev, el número de víctimas del Golodomor alcanzó una cifra entre 1,5 y 2 millones de personas, mientras que el académico Myrzataj Žoldasbekov cree que la cifra real ronda los 2,3 millones, «casi la mitad de la población kazaja de entonces». Las investigaciones del Instituto de Historia de Kazajistán muestran que, además de las víctimas, al menos un millón de personas huyeron del país hacia Xinjiang (China), otros países de Asia Central e incluso Afganistán e Irán. Aún mayores fueron las pérdidas del Holodomor ucraniano, que redujo la población en casi 5 millones de personas.
La explicación de las autoridades fue bastante formal, afirmando que la corrección era necesaria para poner orden entre el texto en ruso y la traducción al kazajo, pero esto no convenció al público, teniendo en cuenta que el término kazajo Ašaršylyk que figura en el memorial indica propiamente «hambruna masiva», por lo que se corresponde mucho más con Golodomor que con el simple golod, y el cambio parece aún más un favor hecho a los rusoparlantes, evitando el término criminal.
La verdadera razón de la operación parece referirse más bien al ámbito de la política exterior, que Kazajistán propone como «multivectorial» desde su independencia, tratando siempre de equilibrar las relaciones con los principales centros de poder mundial de Rusia, China, Occidente y los países del mundo musulmán. El presidente Kasym-Žomart Tokaev había condenado explícitamente la invasión rusa de Ucrania, pero en varias ocasiones compensó esta postura con aperturas hacia Rusia, tratando de no sobrepasar la «línea roja» que podría haber enfurecido a Moscú, con consecuencias desastrosas para Kazajistán.
El término Holodomor, en su variante ucraniana, se ha generalizado a nivel mundial y, de simple «hambruna masiva», indica explícitamente el auténtico genocidio de ucranianos y kazajos perpetrado por Stalin, cuya personalidad se reevalúa cada vez más en la Rusia de Putin. Decenas de Estados, empezando por Estados Unidos, Canadá y gran parte de Europa, reconocen oficialmente el crimen estalinista, y en tiempos de «desnazificación» bélica de Ucrania por parte de Rusia, dejar este término parecía una circunstancia demasiado delicada e inadecuada para la prudente diplomacia kazaja.
Quien pidió la eliminación del Golodomor fue una organización de izquierda prorrusa del país, la «Compañía de Comunistas Kazajos de Krasnaya Yurta», que recuerda las «tiendas rojas» creadas por los soviéticos en los años veinte y treinta como «escuelas de marxismo-leninismo», justo cuando en las verdaderas yurtas, las tiendas de campaña de los campesinos, se moría de hambre por el Golodomor. Hoy en día ya no se impone la ideología, pero se recuerda el destino que podría repetirse para los nómadas de las estepas, en un mundo dominado por la guerra.
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