04/09/2025, 10.51
LÍBANO - SIRIA
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El regreso «masivo y precario» de los refugiados sirios al Líbano

de Fady Noun

Según el ACNUR, en poco menos de nueve meses más de 200.000 personas han decidido regresar. Algunos por primera vez desde 2011. Para las autoridades de Beirut, las salidas «alivian» al país de los cedros de un «peso demográfico sustancial». Pero también se está produciendo un contraexodo: desde los alauitas que huyen de la costa hasta los cristianos que sueñan con marcharse tras el atentado contra la iglesia de Damasco.

Beirut (AsiaNews) - Inesperada, espontánea y masiva, una «espiral virtuosa» de repatriaciones de refugiados y migrantes sirios desde el Líbano está en marcha desde la caída del régimen de Bashar al-Assad en Damasco el 8 de diciembre de 2024. Así lo confirman los datos y las observaciones de los expertos sobre el terreno, empezando por los operadores del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR): en poco menos de nueve meses, más de 200.000 sirios han decidido regresar a su país de origen, algunos de los cuales pisan su tierra «por primera vez desde 2011», según informa el organismo de la ONU.

Hassan Attar, sirio de 55 años (el nombre es ficticio para proteger su anonimato), operario en una empresa del Monte Líbano y residente en el país de los cedros desde hace más de veinte años, ha empezado a hacer las maletas. Su proyecto de vida para el futuro próximo ya está listo. Originario de Idlib, siguiendo el ejemplo de muchas familias sirias que conoce y que ya han dado el paso, en pocos días regresará a su patria «con el corazón lleno de emoción», acompañado de su esposa y sus cinco hijos, los dos últimos nacidos precisamente en el Líbano.

La educación de los hijos

Recientemente ha viajado por primera vez a Idlib, en el norte de Siria, para una especie de misión «exploratoria». Tiene una vivienda en la ciudad y algunos familiares. Su principal motivación es la educación de sus hijos. «Ningún sacrificio —cuenta el hombre a AsiaNews— es demasiado grande para asegurarse de que reciban una educación». Sí, su casa en Idlib necesita «ser reparada», admite, porque «fue dañada por el terremoto de 2023 en Turquía». Sin embargo, espera poder repararla «poco a poco».

Sin embargo, el Líbano está lejos de haber pasado a un segundo plano. De hecho, Hassan regresará allí después de haber instalado a su familia y, gracias a su permiso de trabajo, seguirá ganándose la vida en su país de adopción. Su hijo mayor, al menos esa es la esperanza, se convertirá en «militar o agente de seguridad general». La sorprendente cifra de 200.000 repatriaciones es bien recibida por los dirigentes y responsables del Gobierno en Beirut. Un dato que les ha comunicado Kelly Clements, diplomática estadounidense y número dos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, al término de una gira de cinco días por Siria y Líbano.

«Creo incluso que hemos superado los 200.000», declara, con alegría, a AsiaNews Tarek Mitri, exministro de Medio Ambiente del gobierno de Najib Mikati y actual viceprimer ministro, encargado de gestionar las relaciones entre Beirut y Damasco, tras reunirse con su homólogo sirio. Estos retornos son «bienvenidos», continúa, porque «alivian» al país de los Cedros de una «carga demográfica sustancial» que pesaba sobre todas las infraestructuras, pero «aún es demasiado pronto para medir su impacto», precisa el político e intelectual de larga trayectoria.

Plan libanés para el retorno

Para facilitar estos retornos, el Gobierno de Beirut ha puesto en marcha un dispositivo que prevé una ayuda económica de 100 dólares para cada refugiado que desee marcharse, además de la exención de las multas relacionadas con la estancia irregular. A cambio, los candidatos se comprometen a no volver al Líbano como solicitantes de asilo. Válidas hasta finales de septiembre, estas exenciones podrían prorrogarse hasta finales de año, según una fuente de la Seguridad General. Mientras tanto, sus efectos sobre las intenciones de salida son «mágicos», asegura Hassan Attar, que prevé «un efecto dominó gracias a las exenciones previstas por la Seguridad General en las fronteras, a las noticias bastante tranquilizadoras procedentes de personas que ya han dado el gran paso, sin olvidar la revalorización de la lira siria frente al dólar». De hecho, esta última ha registrado un aumento del 67 % de su valor desde la caída del régimen de Assad.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, asegura Kelly Clements, «acompaña este proceso proporcionando apoyo a los repatriados, que va desde pequeñas reparaciones de viviendas hasta ayuda financiera y suministro de artículos de primera necesidad». Se han instalado dos antenas del ACNUR en Idlib y en el paso fronterizo de Joussy, entre el Líbano y Siria, con el fin específico de ayudar a reconstruir los documentos relativos al estado civil y registrar las necesidades y requerimientos de los refugiados que regresan.

Sin embargo, según afirma el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), estas ayudas siguen siendo «insuficientes». Citado por la periodista Sylviane Zehil en el sitio web Beyrouth360, Jan Egeland, secretario general del NRC, de visita en Siria en agosto, considera que «los retornos masivos siguen siendo en parte precarios» y se producen «en un contexto de ausencia total de servicios: hospitales paralizados, escuelas superpobladas, redes de agua y electricidad destruidas», asegura Egeland. La brecha es abismal: de los 3200 millones de dólares necesarios para la respuesta humanitaria hasta 2025, solo se han aportado 414 millones. En otras palabras, «el 87 % de las necesidades siguen sin satisfacerse».

Por otra parte, el informe observa que, en general, la mayoría de los refugiados sirios permanecen en el extranjero o desplazados dentro de su propio país, lo que lo que debería ser una victoria de la esperanza corre el riesgo de convertirse en un estancamiento humanitario. Según la ONU, 13.5 millones de sirios siguen viviendo como refugiados o desplazados internos.

Nuevas salidas

Sin embargo, mientras innumerables sirios regresan, otros siguen huyendo. En la provincia de Al-Suwayda, de mayoría drusa, 192.000 personas han sido desplazadas en pocas semanas debido a los recientes enfrentamientos sangrientos con los beduinos. Los equipos sobre el terreno de UNICEF y el NRC hablan de una necesidad «desesperada» de agua potable, alimentos y atención médica, entre otras cosas. Según los datos proporcionados por los observadores, unos 30.000 sirios alauitas han huido de la costa siria tras las masacres perpetradas por extremistas islámicos el pasado mes de marzo. La gran mayoría de ellos ha entrado en el Líbano por vías ilegales y su número exacto sigue siendo incierto. Por último, dentro de la comunidad cristiana, afectada durante la misa en Damasco por un atentado suicida que causó 24 muertos, los jóvenes sirios solo sueñan con una cosa: obtener un pasaporte y marcharse.

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