El regreso a Washington de Bin Salman, el verdadero ganador entre Israel y Hamás
Tras la aprobación del plan sobre Gaza por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, el príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman regresa a Estados Unidos por primera vez desde el asesinato de Khashoggi. El tema central de las conversaciones con Trump serán acuerdos multimillonarios en defensa, tecnología e inteligencia artificial, incluyendo la venta de cazas F-35, hasta ahora reservados exclusivamente para Israel. Riad desempeña un papel fundamental en la dinámica regional pese a no haberse adherido formalmente a los Acuerdos de Abraham.
Tel Aviv (AsiaNews) – Tras la aprobación por parte del Consejo de Seguridad de la ONU de la segunda fase del plan de paz estadounidense para Gaza, el presidente Donald Trump se dispone a recibir hoy en Washington al príncipe heredero saudita, Mohammed bin Salman (MbS). Esta es la primera visita desde el 2 de octubre de 2018, día en que fue asesinado el periodista del Washington Post, Jamal Khashoggi, en el consulado saudita de Estambul.
La segunda fase del plan Trump, que ya cuenta con el respaldo de varios países de mayoría musulmana (junto con Arabia Saudita, también de Emiratos Árabes Unidos, Catar, Turquía, Egipto, Jordania, Indonesia y Pakistán), contempla el envío de una fuerza internacional a la Franja de Gaza y la puesta en marcha de un proceso destinado a la creación de un Estado palestino. La propuesta fue aprobada con 13 votos a favor sobre 15: China y Rusia se abstuvieron sin ejercer el veto.
Se espera que la visita de MbS concluya con el anuncio de nuevos acuerdos comerciales y de defensa, incluyendo la compra por parte de Riad de varios cazas F-35. Los sauditas también se proponen obtener la aprobación para la adquisición de chips avanzados destinados al desarrollo de software de inteligencia artificial. A la cena en la Casa Blanca asistirán también Elon Musk y el golfista Tiger Woods, mientras que mañana está previsto un foro sobre inversiones con los directivos de las principales empresas tecnológicas estadounidenses.
En el diario panárabe al-Sharq al-Awsat, el comentarista Abdulrahman al-Rashid escribió que “no es exagerado afirmar que el éxito de las relaciones saudita-estadounidenses tendrá un gran impacto en la estabilidad y prosperidad de la región”. Sin embargo, es improbable que Trump y MbS aborden el tema del futuro de Oriente Medio y, en particular, la cuestión de la normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudita.
Con esta visita Riad demuestra que puede obtener de Estados Unidos los mismos beneficios previstos por los Acuerdos de Abraham (la visión de un nuevo Oriente Medio que el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 intentó frustrar) pero sin adherirse formalmente a ellos, manteniendo así una posición más neutral e independiente frente a Tel Aviv que otros Estados del Golfo. Precisamente la venta de los F-35, hasta ahora concedidos sólo a Israel en Oriente Medio, pone en evidencia este nuevo equilibrio.
Trump también podría anunciar un pacto de seguridad más amplio, según el modelo del documento firmado recientemente con Catar. El acuerdo con Doha compromete a Estados Unidos a adoptar “todas las medidas legítimas y apropiadas, incluidas las diplomáticas, económicas y, si es necesario, militares, para defender los intereses de Estados Unidos y del Estado de Catar y para restablecer la paz y la estabilidad”.
Junto con el asesinato de Jamal Khashoggi - que impidió a MbS participar en ciertos foros internacionales - varios comentaristas han llamado la atención sobre la dramática situación de los derechos humanos en el Reino (solo el año pasado, por ejemplo, se ejecutaron 300 condenas a muerte) y han recordado el papel de Arabia Saudita en la guerra civil de Yemen, donde, según Naciones Unidas, han muerto al menos 400.000 personas.
Al mismo tiempo, la visita a la Casa Blanca parece la continuación natural del primer viaje de la segunda administración Trump, que eligió precisamente el Golfo (ignorando a Israel) para su debut internacional, y durante el cual se anunciaron numerosos acuerdos económicos. Un enfoque perfectamente acorde con la visión “transaccional” que el actual presidente aplica a las relaciones diplomáticas.
La pregunta que se hacen muchos analistas es si los pactos que se firmarán hoy sobrevivirán también al próximo inquilino de la Casa Blanca. Varias encuestas recientes muestran que los estadounidenses son cada vez más críticos con el apoyo militar de EE. UU. a Israel y el asentamiento de colonos respaldado por los ministros de extrema derecha dentro del gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu. Este último a lo sumo puede esperar que, gracias a la presión de Trump, se le conceda el indulto en los procesos penales en los que todavía está implicado.
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