23/09/2025, 12.11
BANGLADÉS
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El servicio «con sonrisa» de la hermana Nirmala en el dispensario de Kodbir

de Sumon Corraya

Misionera de la Inmaculada originaria de Tamil Nadu, de 46 años, atiende a personas no cristianas de la comunidad indígena santal, en el norte de Bangladés. Treinta pacientes al día con enfermedades de la piel y complicaciones del embarazo: «Servirles es el propósito de mi vida». Entre las dificultades, la relación con los medicamentos y el recurso a los curanderos: «Vuelven a nosotros gracias al boca a boca».

 

Daca (AsiaNews) - La hermana Nirmala Therese Manickam, de las Misioneras de la Inmaculada, da testimonio de Jesucristo a través de su servicio amable y compasivo entre los no cristianos de la comunidad indígena santal, en el norte de Bangladés. Trabaja en el dispensario Nirmala de la parroquia de Kodbir, diócesis de Dinajpur, donde lleva aproximadamente un año. Las personas recorren entre 30 y 40 kilómetros para llegar hasta allí. «Gracias al boca a boca, los pacientes se enteran de nuestro servicio», dice.

La hermana Nirmala está en Bangladés desde el 15 de marzo de 2011. Antes de su actual cargo, trabajó en los dispensarios de las parroquias de Boldipukur, Dhanjuri y Khalisha, todas pertenecientes a la misma diócesis. Originaria de la iglesia de San Antonio, diócesis de Dindigul, en Tamil Nadu, al sur de la India, la religiosa de 46 años cuenta: «Cada día recibimos a unos 30 pacientes. La mayoría de ellos acuden a nosotros con enfermedades de la piel, fiebre, resfriados y complicaciones relacionadas con el embarazo. Los atendemos con sinceridad. Solo les cobramos el costo de los medicamentos».

A pesar de todo el bien que ha hecho, sor Nirmala se enfrenta a varios retos. «Hoy en día, muchos pacientes están bastante inquietos, no tienen paciencia. Si un medicamento no funciona en dos o tres días, cambian de médico y toman otros medicamentos. No entienden que algunos medicamentos necesitan tiempo para actuar», explica.

Sor Nirmala destaca una diferencia en la práctica médica entre la India y Bangladés. «En Bangladés, muchos médicos recetan antibióticos potentes a los pacientes. En la India, en cambio, nuestros médicos nunca lo hacen inicialmente. Como resultado, aquí los medicamentos normales actúan lentamente y, a veces, no funcionan en absoluto», dice. «Si los medicamentos no actúan rápidamente, muchas personas acuden a los curanderos, cuyos esfuerzos no ayudan y al final vuelven a nosotros».

Otro reto al que se enfrenta es la expectativa de recibir medicamentos gratuitos. «En el pasado, los pacientes pensaban que los misioneros proporcionábamos medicamentos de forma gratuita. Pero no podemos hacerlo. Recibían medicamentos gratuitos de algunas ONG locales que operaban en esta zona», continúa la hermana, que, además de proporcionar medicamentos, también educa a las personas sobre salud e higiene para ayudarles a evitar enfermedades y mantenerse en buena forma física.

En Bangladés, de mayoría musulmana, donde los cristianos constituyen solo el 0,3 % de la población, una minoría a menudo discriminada, sor Nirmala nunca ha recibido amenazas de grupos islámicos. Pero a menudo tiene que responder a preguntas curiosas. «La gente me pregunta cuántos hijos tengo, a qué se dedica mi esposo. Cuando los musulmanes descubren que no estoy casada porque soy monja, se sorprenden y me preguntan cómo es posible vivir sin una familia. A menudo me encuentro con preguntas de este tipo. Con paciencia, les respondo y les digo que servirles es el propósito de mi vida», dice. 

La parroquia católica de Kodbir, en Dinajpur, cuenta con más de 1200 fieles. Además de su trabajo en el dispensario, sor Nirmala visita las aldeas de la parroquia para fortalecer la fe religiosa de la comunidad. «Los padres del PIME sembraron la semilla del Evangelio en esta parroquia —cuenta la religiosa—. Los fieles recibieron el bautismo de ellos. Ahora prestan servicio aquí los sacerdotes diocesanos locales. Al ser nuevos cristianos, su fe aún no es profunda. Muchos no asisten a la misa dominical. Los visitamos y los animamos a venir». 

La hermana Nirmala da testimonio del Evangelio a través de su dedicación. «Abro el dispensario con puntualidad, escucho atentamente a los pacientes y realizo mis tareas con sinceridad. La gente se da cuenta de que trabajo para ellos y me reconoce como cristiana. Pero nunca hablo del cristianismo a menos que me lo pidan», confiesa. «A menudo, los pacientes también vienen por la noche, aunque cerramos el dispensario a las 14:00. Nos piden que abramos. En lugar de irritarnos, les atendemos con una sonrisa».

 

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