Importaciones de Rusia: escándalo en Estonia por el marido de la Primera Ministra

de Vladimir Rozanskij

La primera ministra Kaja Kallas en la tormenta por las actividades de la empresa de su cónyuge, que no ha dejado de hacer negocios con una empresa de San Petersburgo con actividades poco claras desde el comienzo de la guerra, a pesar del apoyo oficial del gobierno estonio a las sanciones contra Moscú.

Tallin (AsiaNews) - Justo cuando la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, proponía prohibir la entrada en la UE a los ciudadanos rusos, que a menudo utilizan los países bálticos como puerta de entrada a Europa, su marido Arvo Hallik y su empresa Stark Logistics renovaron un contrato de importación de Rusia, creando un gran escándalo nacional. Según las investigaciones de la agencia rusa Bumaga y las estonias Delovie Vedomosti y Aripaev, una discreta fábrica de la ciudad rusa de Krasnoe Selo, Aerodrom, que produce latas de aerosol, estaba vinculada al acuerdo.

Stark Logistics es una empresa de transportes que nunca dejó de trabajar con Rusia durante todo el periodo de la guerra en Ucrania, llevando cargamentos de la empresa estonia Metaprint, y de varias otras, a su socio ruso Aerodrom, una empresa en la que sólo se entra con un pase interno o con cita previa; pero en el edificio de tres plantas de las afueras de Krasnoe Selo, al sur de San Petersburgo, se encuentran varias empresas. De hecho, el director de Stark Logistics, Kristian Kraag, ha declarado que en otoño cesará el transporte en Rusia, porque Aerodrom cerrará sus puertas, pero hasta ahora parece que las actividades en el interior continúan sin interrupción. Al contrario, la empresa ha contratado a nuevos empleados en los últimos meses, según los portales de búsqueda de empleo.

No se sabe qué tipo de "botes de spray" produce la empresa rusa ni a quién van destinados, ya que la producción no se ilustra en ningún sitio web o publicación, e incluso en las observaciones realizadas ante las puertas, los periodistas no pudieron leer ninguna etiqueta en los paquetes cargados en los camiones. Según el director de Metaprint, Martti Lemendika, el único cliente de Aerodrom sería la filial rusa de su propia empresa, pero se negó a revelar a qué clientes irían destinados los productos, limitándose a asegurar que "no se trata de personas jurídicas sometidas a sanciones internacionales".

Las pesquisas apuntan a que desde 2019 los ingresos de Aerodrom han aumentado exponencialmente, y sobre todo desde el inicio de la invasión a Ucrania, hasta casi 2.000 millones de rublos solo en 2022, a pesar de que la firma debe 57 millones de rublos y ha pagado al Estado ruso 22,5 millones en impuestos y pagos de seguros, según la web Rusprofile. El director general de la empresa, Oleg Elagin, es también jefe de una industria de productos metalúrgicos, tras haber dirigido varias otras empresas, una de las cuales, Aerozolnaja Banka, se dedica en general a los "contenedores metálicos". También él se negó a responder a las preguntas de los periodistas, que no pudieron ponerse en contacto con ninguno de los directivos.

Aerodrom podría efectivamente cerrar en Krasnoe Selo, pero para abrir una fábrica mucho más grande, incluso más cerca de San Petersburgo, lo que es sin duda desproporcionado para unos simples "botes de spray". El municipio de Gatčina, al que se refiere el territorio en cuestión, ya ha deliberado según un plan que data de 2018 una inversión de 1.500 millones de rublos para 2023, y otros fondos sustanciales están previstos para los próximos dos años, con la especificación de que "este proyecto se ajusta a las condiciones impuestas por las sanciones antirrusas emitidas por algunos países europeos y Estados Unidos".

El proyecto en su conjunto sería anterior a la imprevisible decisión rusa de iniciar la guerra, y ahora tendría que interrumpirse dada la colaboración con un país "poco amistoso" como Estonia. En cambio, parece que Estonia sigue financiando la colaboración con los rusos, en una producción con especificaciones por lo menos oscuras, y bajo la responsabilidad del marido de la responsable del gobierno de Tallin. Las formas de eludir las sanciones son infinitas, y a menudo pasan por delante de las narices de quienes las decidieron.

Foto: Flickr / Finnish Government