13/09/2022, 18.06
KAZAJISTÁN-VATICANO
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La bienvenida en Nur-Sultan al Papa Francisco

de Vladimir Rozanskij

En los encuentros oficiales en Kazajistán, el pontífice pudo admirar el esplendor de los palacios construidos por Nazarbaev para la capital, que ha cambiado cinco veces de nombre en el último siglo. Las inscripciones en idioma kazajo, en un país donde todavía prevalece el cirílico, atestiguan que todo sigue en suspenso entre el pasado imperial de habla rusa y el nuevo país de habla turca proclamado por el actual presidente Tokaev.

 

Nur Sultan (AsiaNews) - El viaje del Papa Francisco a Kazajistán comenzó con su llegada a la capital alrededor de las 17.20 hora local, tras 5 horas y media de vuelo (que se convirtieron en 10 de diferencia horaria). El avión aterrizó en el sector presidencial del aeropuerto internacional "Nursultan Nazarbaev", que lleva el nombre del padre-presidente postsoviético. Este también permitió que se llamara así la ciudad que reconstruyó desde cero, Nursultán. La ciudad ostenta probablemente el récord de mayor número de cambios de nombre en el último siglo: era Akmolinsk bajo el zar, Tselinograd en la era soviética, luego Akmola y posteriormente Astana cuando en 1997 reemplazó a Alma-Ata como capital del estado. Ahora se está debatiendo si vuelven a cambiarlo, ya que el viejo líder se encuentra bastante deteriorado.

En el vacío interminable de la estepa del norte, Nazarbaev ha montado en treinta años de poder una impresionante escenografía ultramoderna de espectaculares palacios y monumentos, puentes y mezquitas, centros comerciales y plazas inmensas. No hay problemas de espacio en el octavo país más grande del mundo, el más grande sin salida al mar, que apenas supera los 15 millones de habitantes. El Papa pudo comprobar inmediatamente esa fastuosidad cortesana, que todavía estaba en construcción cuando su predecesor Juan Pablo II llegó al país hace más de veinte años, en su primera histórica visita papal a Asia Central.

El actual pontífice, que desde hace meses se desplaza con la ayuda de su silla de ruedas, fue trasladado suavemente desde el avión hasta el pabellón de llegada para los huéspedes de máximo rango, donde fue recibido por el presidente Tokaev y una gran cantidad de altos funcionarios, protegidos por un enorme despliegue de guardias que custodiaban una área completamente desierta, ya que el edificio está muy alejado de la terminal de pasajeros del aeropuerto y de cualquier acceso de extraños. Después de los primeros saludos protocolares, a lo largo de la sucesión de salas y salones del pabellón, el papamóvil llevó a Francisco hasta el Akorda, el gigantesco palacio presidencial que domina el centro de la ciudad, para una entrevista privada con Tokaev.

En realidad, el cara a cara no fue muy íntimo, pues el presidente kazajo siempre estuvo rodeado de ministros, sátrapas y jóvenes ambiciosos, como es costumbre en las residencias de los mandatarios asiáticos desde tiempos inmemoriales. Los kazajos, orgullosos herederos de los nómadas de las estepas y de los propios tártaros de Genghis Khan, se mueven siempre en masa como un solo hombre, e incluso la preparación de la visita en los días previos fue una procesión ininterrumpida de festivas y multitudinarias inspecciones a las sedes de las sucesivas etapas, donde cada día se cambiaba la escenografía y se añadían adornos, símbolos y composiciones florales, que posteriormente se sustituían por otros colores y combinaciones.

Del Akorda, el Kremlin kazajo, la delegación papal se trasladó luego a la plaza contigua, para reunirse con los representantes del Estado, la sociedad y el cuerpo diplomático en el Qazaq Concert Hall, la sala de representaciones oficiales, una copia del Palacio de los Congresos del Kremlin de Moscú. En los edificios oficiales las inscripciones están en idioma kazajo con letras latinas (Qazaqstan), una reforma que todavía no se ha introducido en el resto del país, dominado por el ruso y el cirílico. Todo está suspendido entre la ascendencia imperial de habla rusa del Sovietistán de Nazarbaev, y el nuevo país de habla turca abierto al mundo entero que anunció el actual presidente, quien se transformó de silencioso delfín en ardiente reconstructor.

Al final de la jornada el Papa se retiró a la nunciatura, un edificio anónimo, amplio y funcional, que había sido construido en la década de 1990 para alojar al personal italiano de una obra edilicia. Cuando Juan Pablo II llegó en 2001, resultó necesario encontrar un espacio adecuado en poco tiempo, y el edificio que acababa de ser desalojado fue ocupado apresuradamente por el Vaticano, colocando en el piso de la capilla el símbolo papal "Totus Tuus". El resto del séquito papal, comenzando por el secretario de Estado Parolin y los demás cardenales, prelados y colaboradores, se alojan en un hotel contiguo a la nunciatura. Los kazajos habían insistido en colocar al Papa en un lujoso palacio ubicado en un barrio residencial de funcionarios del Estado, pero Francisco prefirió evitar tanto la pompa como el control excesivo, para vivir con la sobriedad que corresponde a la pequeña comunidad católica kazaja, profecía de una Iglesia humilde y pobre en el extenso mundo de los pueblos y las culturas.

 

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