22/11/2025, 15.23
MUNDO RUSO
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La corrupción en Ucrania: herencia soviética e incertidumbre sobre el futuro

de Stefano Caprio

Los escándalos en Kiev se entrelazan con las crecientes discusiones sobre la salida de escena de Zelenski. Justicia y transparencia, "pureza" y castigo a los culpables son las prioridades que se deben recuperar bajo los escombros de la guerra que siguen acumulándose.

 

En los últimos días el presidente de Ucrania Volodimir Zelenski confirmó la decisión del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de aplicar sanciones contra Timur Mindich, copropietario del estudio Kvartal-95 y estrecho colaborador del propio Zelenski, y contra el empresario Aleksandr Tsukerman, el otro propietario. Ambos tienen la ciudadanía de Israel, donde se encuentran actualmente sin intención de regresar a Kiev. Mindich logró salir del país pocas horas antes de que estallara el escándalo.

La operación, denominada Midas en recuerdo del rey que convertía todo en oro, ha provocado indignación en el mundo entero, precisamente en el momento más crítico de la guerra con Rusia, contra la cual Ucrania lucha por resistir y necesita cada vez más el apoyo de sus aliados occidentales, que ciertamente no están dispuestos a renovarlo ante escándalos de tal envergadura. El resultado de la investigación de varios meses que llevaron a cabo las agencias anticorrupción es fruto de polémicas de vieja data sobre el reparto del poder con el presidente, elegido en 2019 precisamente para combatir la corrupción, una lacra heredada del sistema soviético y exacerbada por la caótica transición a la economía de mercado en los treinta años posteriores.

La reacción de la población ante estos acontecimientos, que también involucran a varios ministros cuyas renuncias se exige (hasta ahora la ha presentado el ministro de Justicia German Galushchenko y la ministra de Energía Svetlana Hrynchuk), oscila entre la ira y la resignación, sobre todo en las generaciones de más edad, que relacionan el escándalo con el comienzo de la temporada invernal, cuando todo parece derrrumbarse y el país queda sumido en la oscuridad y el frío por culpa de los ataques de los rusos. “Ya veremos si seguimos vivos en primavera”. La corrupción, por otra parte, se multiplica precisamente a raíz de las operaciones militares, como se ha visto en estos años en la misma Rusia, donde por el mismo tipo de razones han sido sustituidos casi todos los altos cargos del Ministerio de Defensa y del Ejército.

En este caso concreto, el escándalo se suma a los debates cada vez más frecuentes sobre un cambio de régimen en Kiev, con posibles elecciones tras una tregua en el conflicto bélico, o incluso por renuncia del gobierno o del mismo presidente, a pedido de la Verjovna Rada (el Parlamento de Ucrania, ndr.) o por protestas en las calles. Empiezan entonces a multiplicarse las más dispares hipótesis conspirativas, que anticipan tres principales escenarios posibles: la intervención estadounidense a través del FBI, que permitiría a Donald Trump interrumpir la ayuda militar a Kiev y llegar a un acuerdo definitivo con Vladimir Putin;  la injerencia de los mismos rusos, que de esa manera desharían finalmente de Zelenski, uno de los principales objetivos de la invasión de Ucrania; y por último un plan del propio presidente ucraniano, que sacrificando a algunos de sus hombres más leales podría renovar su imagen de “libertador” del país de los enemigos externos e internos.

Más allá de los posibles fines ocultos, todos más o menos inverosímiles, la investigación sobre el Rey Midas impresiona por la enorme extensión de la red criminal en los ámbitos de la energía y la defensa. Más de 70 allanamientos que han llevado a la incautación de enormes cantidades de efectivo en dólares y euros - no, desde luego, en grivnas ucranianas - y grabaciones de audio donde diversos funcionarios evalúan los porcentajes a distribuir, usando seudónimos bastante fáciles de descifrar. Mindich-Midas a quien llaman Carlson, logró cruzar la frontera “con los documentos en regla”, aunque no se sabe exactamente por qué paso o aeropuerto. Los principales sobornos, entre el 10 y el 15% de cada negocio, correspondían a los socios de Energoatom, y efectivamente la principal empresa de energía ucraniana no estaba dirigida por los funcionarios oficiales, sino por los que movían los hilos entre bastidores.

Por eso también están acusados el ex asesor del ministerio de Energía, Igor Mironiuk, y muchas otras figuras aparentemente de segundo nivel, algunas de los cuales están vinculadas con el ex diputado de la Verjovna Rada Andrey Derkach, actual miembro del Consejo de la Federación de Moscú, el Senado ruso, lo que alimenta aún más las hipótesis de la mano del Kremlin detrás del escándalo. En esto se puede ver con claridad que en Ucrania, al igual que en Rusia y casi todos los otros países exsoviéticos, se han mantenido los esquemas de los tiempos de Brezhnev, cuando a la sombra de secretarios y directores siempre eran las segundas líneas las que decidían los criterios de reparto de las sumas derivadas de la producción, que después se inflaban artificialmente en los informes finales de las planificaciones semestrales, anuales y quinquenales.

Derkach, aunque se había trasladado a Moscú, conservaba su oficina en el centro de Kiev a nombre de sus familiares, y allí se planificaban las numerosas maniobras de corrupción en toda Ucrania, hasta el punto de que era conocida como “la sede de la contabilidad negra” donde se blanqueaba el dinero con proyecciones sobre empresas de todo tipo dentro y fuera del país. El ex diputado había dejado de presentarse en la Rada de Kiev inmediatamente después de la invasión rusa de 2022 y estaba siendo investigado desde 2023, cuando se le revocó su condición de parlamentario. A finales del año pasado se supo que había obtenido un escaño en el senado de Moscú por la región rusa de Astracán, en el mar Caspio, y su nombre aparecía en numerosos programas de propaganda bélica anti-ucraniana en los medios.

Este típico representante del lado más oscuro del «mundo ruso» es hijo de un oficial de la KGB, Leonid Derkach, quien a finales de los años noventa era jefe del  Servicio de Seguridad de Ucrania y también llegó a ser diputado de la Verjovna Rada. Murió de un infarto dos semanas antes del comienzo de la invasión rusa en 2022. El nombre de Derkach-padre también está relacionado con algunas conversaciones grabadas del presidente Petro Poroshenko - predecesor de Zelenski y posible adversario en las elecciones presidenciales - con el presidente estadounidense Joe Biden y otros políticos extranjeros de alto rango, que se utilizaron para desacreditar a Ucrania en el plano internacional e impedir que entrara en la UE y en la OTAN, precisamente las motivaciones que condujeron a las protestas del Maidán en 2014 y a la ruptura de las relaciones con Moscú.

Estas investigaciones reflejan, por lo tanto, toda la historia reciente de Ucrania y las intromisiones de Rusia desde antes de la guerra, y en ellas aparece otra protagonista, la hija de Andrei Derkach, una joven presentadora de televisión ucraniana conocida como Tatiana Terekhova, que también desapareció repentinamente después del 24 de febrero de 2022. Probablemente salió del país con sus hijos para no condenar las acciones de Rusia, pero sin su marido Iván Litvin, hijo de un político ucraniano, que se vio obligado a permanecer por la movilización para la guerra defensiva. Posteriormente aparecieron noticias sobre un complejo turístico de lujo en la región de Zhitómir, que sería propiedad de Litvin y donde se refugia la élite ucraniana, a pesar de la prohibición de construir en terrenos agrícolas, lo que añade material para esta infinita telenovela de la corrupción en Ucrania.

La saga se vuelve aún más dramática con el pedido a Zelenski de que destituya también al jefe de la Oficina presidencial Andri Yermak, su colaborador más cercano y de mayor confianza, y lo reemplace por Oksana Markárova, la embajadora en EE. UU., quien intentó en vano defender al presidente ucraniano de las agresiones verbales de Donald Trump en febrero. Las sospechas de que Yermak se encuentra involucrado en el escándalo se basan en indicios bastante débiles, pero la personalidad del asesor se encuentra desde hace tiempo en el punto de mira de muchos que le reprochan un exceso de poder e influencia, a tal punto que sin él Zelenski no podría mantenerse. A Yermak se le atribuye la desesperada maniobra de cerrar los organismos anticorrupción en los últimos meses, en un intento de evitar la catástrofe actual, y queda por ver hasta qué punto él también es sacrificable.

El propio Zelenski ha reiterado que “cualquier medida que conduzca a resultados en la lucha contra la corrupción es absolutamente necesaria”, recordando los tiempos de su campaña electoral de hace seis años, como actor-testigo de la voluntad del pueblo ucraniano de construir un futuro diferente, libre de los condicionamientos del pasado. Justicia y transparencia, “pureza” y castigo de los culpables son las prioridades que se deben recuperar bajo los escombros de la guerra que siguen acumulándose, pero que dependen del redescubrimiento de sí mismos y de la verdadera identidad del pueblo, incluso antes que de la reconstrucción de lo que dejarán los juegos de los poderosos.

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