Trasladada y en aislamiento: nuevas restricciones en prisión para Zhang Zhan
La bloguera que informó sobre la pandemia de Wuhan, condenada hace dos meses a otros cuatro años de prisión, ha sido trasladada a un nuevo centro de detención para recibir sesiones de «educación». Mientras tanto, también el antiguo abad del templo Shaoling, caído en desgracia en julio por su excesiva «independencia», ha visto cómo se le abrían las puertas de la cárcel acusado de corrupción.
Milán (AsiaNews/Agencias) - Dos meses después de su nueva condena a otros cuatro años de prisión, Zhang Zhan, la bloguera y activista cristiana por los derechos humanos que fue la primera en informar sobre la pandemia en Wuhan, ha sido trasladada sin previo aviso a un nuevo centro de detención sin posibilidad de contacto con su familia. Quien lo descubrió fue su abogado, que al acudir a visitarla al centro de detención de Pudong, en Shanghái, recibió la respuesta de que era imposible porque había sido trasladada. Solo después de que Reporteros sin Fronteras, que en 2021 le concedió el Premio a la Libertad de Prensa y lleva tiempo siguiendo su caso, diera a conocer la noticia, las autoridades locales informaron que ahora se encuentra en la prisión de mujeres, también en Shanghái, pero en el distrito de Songjiang. Según le dijeron a la madre de Zhang Zhan, la enviaron a este nuevo lugar para un mes de «instrucción» y no se permiten visitas.
Después de haber cumplido ya cuatro años de prisión, el pasado 19 de septiembre, en un juicio a puerta cerrada en un tribunal de Shanghái , Zhang Zhan fue condenada de nuevo por alterar el orden social y provocar disturbios, por haber viajado a la provincia de Gansu para reunirse con el activista de derechos humanos Zhang Pancheng, detenido por participar en protestas en defensa de unos trabajadores tratados injustamente. «Estamos profundamente preocupados por su situación», declaró Antoine Bernal, de Reporteros sin Fronteras. «La comunidad internacional no debe permanecer en silencio. Debe pedir el fin de esta vergonzosa persecución de esta heroína del periodismo».
Mientras tanto, en China, otro caso que ha dado mucho que hablar en los últimos meses ha dado un nuevo giro judicial: el domingo 16 de noviembre fue finalmente detenido Shi Yongxin, el antiguo abad budista del templo Shaolin, que había sido destituido de su cargo en julio por conducta «extremadamente» incorrecta. Las autoridades de la provincia central de Henan, donde se encuentra el lugar religioso que se ha hecho famoso en todo el mundo como la cuna del kung fu, aprobaron la detención de Shi por «apropiación indebida, uso indebido de fondos y aceptación de sobornos como empleado no estatal», según declaró en un comunicado la fiscalía de Xinxiang.
Al frente de un auténtico imperio, como explicábamos en este artículo, el monje Shi, abad desde 1999, ya había superado indemne otras acusaciones del mismo tenor. Y muchos atribuyeron la verdadera razón de su caída en desgracia (y ahora de su detención) a la excesiva «independencia» mostrada con respecto al Partido, incluso en las relaciones internacionales del movimiento que lo habían llevado al Vaticano para reunirse con el papa Francisco el pasado mes de enero.
