21/03/2022, 16.42
CHINA-VATICANO
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La reforma del Papa Francisco vista por un sacerdote desde China

de Luo Wen

El comentario sobre la Constitución Apostólica "Praedicate evangelium" que publicó un sacerdote de la diócesis de Mindong en su blog: "El nuevo Dicasterio para la Evangelización presidido personalmente por el Papa ayudará también a la Iglesia en China. Agradecimiento a Benedicto XVI sin cuya humildad no hubieran sido posibles estos cambios”.

La reforma de la Curia romana contenida en la Constitución Apostólica "Praedicate evangelium" - que promulgó el Papa Francisco el sábado 19 de marzo - también es objeto de gran atención por parte de los católicos en China. El comentario que publicó en su blog el P. Luo Wen, sacerdote de la diócesis de Mindong, en la provincia de Fujian, da testimonio de ello. Este sacerdote chino elogia la valentía de los cambios introducidos por el Papa y considera que también pueden ayudar a la Iglesia en China. Lo publicamos a continuación en una traducción nuestra.

Acabo de leer el artículo del padre Han Qingping, titulado "El Papa Francisco anuncia la última Constitución Apostólica, renovando vigorosamente toda la estructura de la Santa Sede", en el cual explica que el 19 de marzo (día de San José) el Papa promulgó la nueva Constitución Apostólica "Praedicate Evangelium", y el texto será presentado oficialmente por la oficina de prensa del Vaticano el 21 de marzo. El padre Han se refiere solo a cinco puntos importantes que ya han sido informados por varios medios de prensa. De estos cinco puntos, creo que el primero, segundo, tercero y quinto tienen un valor importante y actual.

El primer punto es la unificación de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (la antigua Propaganda fide) y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, que se convierten en Dicasterio para la Evangelización. Será presidido directamente por el Romano Pontífice. En esta decisión se puede ver la idea de la "simplificación" de la Sede Apostólica. Por un lado, subraya como siempre la importancia de la misión de "evangelización" y, por otro, hace que el poder esté más centralizado y la distribución sea más coherente. Durante mucho tiempo el prefecto de Propaganda Fide ha recibido incluso el apodo de "Papa Rojo" o "Medio Papa", porque es responsable de todo el campo misionero fuera de Europa, que es más grande que Europa. Por eso Propaganda Fide a menudo se considera una "brigada independiente". El poder excesivo conduce inevitablemente a la incoherencia entre las políticas de la Santa Sede y las de Propaganda Fide en las zonas de misión, y eso resulta evidente en nuestra sufrida diócesis de Mindong. Con la unificación del dicasterio que se anunció hoy, creo que se puede evitar este problema.

El segundo punto es la creación del “Dicasterio para el Servicio de la Caridad”. Es una promoción de facto de la Limosnería apostólica, que pone el servicio a la caridad al mismo nivel que la actividad misionera. Cuando Jesús formó a los apóstoles, puso de relieve la importancia de las obras de caridad: cuando envía a los apóstoles a predicar el evangelio, les da la capacidad de curar a los enfermos, resucitar a los muertos y expulsar demonios (cf. Mt 10, 8). El apóstol Santiago también subraya este punto: "¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe? Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario y alguno de vosotros les dice: «Idos en paz, calentaos y hartaos», pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?" (Santiago 2: 14-16). Aunque en dos mil años la Iglesia nunca ha descuidado las obras de caridad, la creación del "Dicasterio para el Servicio de la Caridad" sin duda significa que hoy la Iglesia pone en este punto un mayor énfasis.

El tercer punto se refiere a que los laicos pueden dirigir una oficina o un dicasterio de la Santa Sede. Esta decisión supone dos importantes novedades y progresos. Tradicionalmente, el jefe de una oficina o dicasterio debe ser un obispo, por lo general un arzobispo o cardenal. El hecho de asociar el gobierno y el servicio con la posición de un alto prelado condiciona los talentos de los laicos en la Iglesia, y ese es precisamente uno de los límites del “clericalismo” del pasado. Ahora los fieles laicos también podrán servir como responsables de las oficinas o dicasterios y, en primer lugar, eso rompe los límites del "clericalismo" y fomenta los talentos que se ponen al servicio de la Iglesia; en segundo lugar, los fieles laicos también incluye a las mujeres. A nivel teológico, la Iglesia niega que las mujeres sean discriminadas, pero a veces les quita el derecho a administrar y eso no es muy razonable. La nueva decisión rompe con el "clericalismo" y el predominio masculino, y creo que es una oportunidad para que la Iglesia se abra a todos. ¡Realmente es una gracia!

Cuarto punto. Los sacerdotes y religiosos que prestan servicio en la Santa Sede normalmente tendrán un mandato de cinco años que se puede renovar una sola vez. Después deben regresar a su propia diócesis o comunidad religiosa. El sistema de nombramiento por un máximo de dos mandatos hace que los dicasterios de la Santa Sede sean extremadamente dinámicos y flexibles. Según la costumbre anterior, apenas comenzaban a trabajar, los funcionarios de la Santa Sede se convertían en "romanos" o "curiales" de por vida. La desventaja es evidente. El territorio del Vaticano es pequeño, las oficinas son limitadas; pensemos: ¿qué se debe hacer con personas que ya no son muy competentes? Aunque un funcionario puede dejar su cargo, sigue ocupando un lugar allí de todos modos. Hasta que muera o se retire, siempre ocupará el lugar. Si llega un nuevo encargado, inevitablemente toda la estructura crece en forma desproporcionada y los anteriores se mantienen en la mediocridad.

Si bien me complace la sabiduría y la audacia de Francisco, en este momento no puedo evitar sentir la nostalgia de Benedicto XVI. Sinceramente, me encantan sus escritos. Es un gran teólogo contemporáneo, pero durante su ministerio no estaba tan convencido con respecto a él. Pensaba en él como un gran erudito y no tanto en un líder que dirige la Iglesia. Ahora creo que el regalo más grande que nos ha dejado es su ejemplo de humildad. Si no se hubiera retirado hace unos años, nunca se habrían realizado reformas como las que hoy está llevando a cabo el Papa Francisco.

Uno es un alemán muy serio, el otro es un jesuita de América del Sur. Un sudamericano es conocido por ser abierto, mientras que los jesuitas son famosos por ser audaces. El carácter de estos dos papas es muy diferente. Por supuesto, hay mucha gente que siente una gran nostalgia de Benedicto XVI y muchos suponen que a veces critica las decisiones de Francisco. Algunos utilizan estos comentarios del predecesor para crear obstáculos al Papa Francisco. Sin embargo, a lo largo de los años hemos podido ver que Benedicto XVI ha respetado plenamente su declaración de abdicación voluntaria, se dedicó a la vida de oración monástica y nunca intervino. Cuando se retiró seguramente esperaba que las ideas de su sucesor pudieran ser diferentes, pero como se fue, lo hizo total y completamente. Por eso nunca le pide a su sucesor que siga sus propias ideas: “guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón” (Lucas 2:19).

 

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