La reforma sanitaria en Kirguistán
El Gobierno de Biskek se enfrenta a un sistema heredado de la era soviética que ya no es viable. La crisis afecta especialmente a la profesión médica, con cifras en constante descenso: en 2022 había 18,5 médicos por cada 10.000 habitantes, mientras que hoy solo hay 15, cuando en Kazajistán, por ejemplo, hay 40. Pero el verdadero problema es la escasez de recursos destinados a la sanidad: solo 86 dólares al año por persona.
Biskek (AsiaNews) - Al iniciar una reforma del sistema sanitario, el Gobierno de Kirguistán ha decidido dar prioridad a la actividad de los médicos de familia, que, sin embargo, atraviesa actualmente una grave crisis: el número de médicos del sector está en constante descenso, la presión de la población aumenta y la financiación estatal se mantiene en niveles mínimos. Por estas razones, los médicos han creado una nueva Asociación de Medicina Familiar de Kirguistán, para defender los intereses de sus colegas y restablecer el debido respeto a la profesión, sin la cual es impensable cualquier desarrollo del sistema sanitario nacional.
La redacción de Kaktus.media ha entrevistado a uno de los principales exponentes de esta asociación, el doctor Nurlan Brimkulov, profesor de medicina familiar. Él recuerda las reformas iniciadas en 1996 con el programa sanitario Manas, cuando se comprendió que se necesitaba una variante económica diferente del sistema, debido a la crónica falta de fondos. El sector hospitalario carecía de recursos, por lo que se centró la atención en la asistencia primaria y se comenzó a introducir la medicina familiar, adoptando las normativas pertinentes. Sin embargo, el programa se topó con una serie de dificultades, empezando por la falta de formación específica en medicina familiar, que en Kirguistán no se consideraba una materia científica.
Aún hoy, los médicos de familia no gozan de gran consideración en el país, y los gobiernos nunca han prestado suficiente atención a este sector. Brimkulov advierte que «todo nuestro sistema sanitario lucha por salir de la crisis permanente». El sistema heredado de la Unión Soviética de grandes clínicas ya no es viable desde hace tiempo, y desde 2012 también está disminuyendo el número de enfermeras y médicos, a pesar de los intentos de retenerlos y orientarlos hacia la medicina familiar. En 2022 había 18,5 médicos por cada 10.000 habitantes, hoy en día se ha reducido a 15, mientras que en Kazajistán, por ejemplo, hay 40, y está claro que cuantos menos médicos hay, mayor es la carga que deben soportar.
En una reciente conferencia, el profesor ruso y experto internacional Mikhail Favorov intervino a distancia desde Estados Unidos para hablar sobre «La sanidad pública en el mundo contemporáneo», comparando los gastos en medicina de los distintos países en los últimos años. En Estados Unidos se invierte en sanidad el 16,7 % del PIB, unos 15.000 dólares anuales por persona, mientras que en Kirguistán se queda entre el 5 y el 7 % del PIB, lo que supone una suma de 86 dólares anuales por persona, y la población exige un servicio «al nivel estadounidense». Según los índices comentados por Favorov, alrededor del 70 % de los kirguisos no tiene acceso a la sanidad según los criterios de los estándares necesarios, por elevados que sean.
Los médicos kirguisos subrayan que los salarios son realmente demasiado bajos y «si nos dan 50 tyjyn [céntimos], no se puede pretender un servicio de 100 som», observa Brimkulov. El actual ministro de Sanidad, Erkin Čečejbaev, es considerado un hombre preparado y valiente, que incluso en lo que respecta a los salarios de los médicos insiste en la necesidad de fuertes aumentos, sin obtener un gran consenso por parte de los demás miembros del Gobierno. Muchos ciudadanos se ven obligados a pagar en negro para obtener algún resultado, y cuando hay problemas médicos graves se ven obligados a vender sus cosas más preciadas, hasta su propia casa.
Sin una ayuda válida por parte de los médicos de familia, las personas se agolpan en los hospitales incluso cuando no es necesario, o en cualquier caso por la falta de una profilaxis adecuada en las fases iniciales de los problemas médicos. Los kirguisos consideran que la experiencia de Kazajistán es un buen modelo a imitar, por lo que envían delegaciones al país vecino, incluso a nivel de ministros y otros miembros del Gobierno, para intentar crear también en su país equipos de médicos con tres enfermeras, que tienen una conexión directa con psicólogos y trabajadores sociales para una asistencia «multidisciplinar», con comadronas de guardia. no solo, por tanto, un único médico, abandonado a su suerte para responder a todas las necesidades con salarios miserables.
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