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ITALIA - JAPÓN
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'Las armas nucleares y la humanidad no pueden coexistir'. El grito de Hiroshima sobre el 'peligro olvidado'

de Daniele Frison

En el encuentro por la paz de la Comunidad de Sant'Egidio en Roma, una de las supervivientes del 6 de agosto de 1945 dijo que sigue "creyendo en la sabiduría del hombre". Junto a ella, el obispo de la ciudad mártir japonesa, Alexis Mitsuru Shirahama, advirtió: "Nos queda poco tiempo". Susi Snyder: "La disuasión no es demostrable".

 

Roma (AsiaNews) - Todo sucedió "en un instante". El tiempo que demora un "relámpago cegador", precedido por un grito: "¡Avión enemigo!". Tanaka Katsuko tenía 6 años el 6 de agosto de 1945, cuando vivía en Hiroshima. "Mis ojos se pusieron blancos y ya no vi nada", cuenta. "Sentía un sabor amargo y granulado en la boca". Hoy tiene 87 años y es una de las últimas hibakusha, los supervivientes del bombardeo atómico. Esta mañana habló en el auditorio del museo MAXXI de Roma, en el marco del encuentro internacional por la paz de la Comunidad de San Egidio. Como oradora en el foro El peligro olvidado: por un mundo sin armas nucleares, recuerda cuando volvió a ver con claridad, por una rendija. "La imagen de ese cielo azul me ha sostenido en todas las dificultades", dice.

Luego se convirtió en artista y hoy crea "murales esmaltados" con los que ha tratado de "rememorar el trauma", y ha asumido un compromiso que se convirtió en misión: "Compartir el mensaje de que las armas nucleares y la humanidad no pueden coexistir". Un mensaje que heredó la hija de Tanaka Katsuko, que también se encuentra en Roma y dice sentir la "responsabilidad" de transmitirlo al mundo. Un mensaje que no es solo reminiscencia del pasado, sino que debe tener actualidad, viajar a través de las generaciones, tal como dramáticamente lo hacen los efectos devastadores de la onda radiactiva en la salud humana. Sobre todo en este momento histórico, cuando hay más de 12 mil ojivas nucleares en el mundo, clasificadas como "disuasorias", en nombre de una falsa "seguridad".

Su testimonio es "un puente entre las personas que ya no están y las que quedan", afirma Andrea Bartoli, presidente de la Fundación San Egidio para la paz y el diálogo, moderador del encuentro. Bartoli añade que uno de los desafíos de la humanidad de hoy es "transformar la amenaza en una oportunidad", lo que se puede hacer convirtiendo los arsenales en enormes cantidades de energía. Y compara el "azul" que vio Tanaka Katsuko cuando recuperó la vista con el color que es el símbolo de las Naciones Unidas, que nacieron cuando terminó la Segunda Guerra Mundial como resultado de un "esfuerzo muy valioso para construir sobre la memoria de ese sufrimiento algo diferente". El compromiso con el desarme y la paz mundial concierne a todas las personas. "La paz comienza en el corazón de cada uno de nosotros", explica la superviviente. "Todos somos miembros de la tripulación a bordo de la nave Tierra". Y a pesar del trauma inconmensurable, afirma que sigue "creyendo en la sabiduría del ser humano".

En el foro dedicado al "peligro olvidado" de las armas nucleares también intervino monseñor Alexis Mitsuru Shirahama, obispo de Hiroshima. En su discurso en japonés recordó el 80 aniversario del bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki. "Estamos pasando a una generación que no conoce los horrores de la guerra y de la bomba atómica", advierte. Recordando la visita del Papa Francisco al Memorial de la Paz de Hiroshima en 2019, cita sus palabras y define como "inmoral" el uso bélico de la energía nuclear. El pontífice argentino afirmó la importancia de "recordar, caminar juntos y proteger". La situación actual, a pesar de los tratados internacionales legalmente vinculantes, se presenta "sin control", dice el obispo japonés. Si la amenaza se concretara hoy, las consecuencias serían "incalculables".

Monseñor Alexis Mitsuru Shirahama cita en particular el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), que entró en vigor en 1970 y actualmente cuenta con 191 países y territorios entre los signatarios, así como el más reciente Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN) de 2021, firmado por más de 90 países. Pero los países que poseen arsenales nucleares "están dando la espalda" a esos documentos, añade con severidad. "No podemos abandonar nuestros esfuerzos", afirma. Y cita lo que le dijo un hibakusha, invitándole a no preocuparse por el pasado, sino "por el tiempo de extinción de la humanidad causada por las armas nucleares". El obispo de Hiroshima hace un llamamiento a la responsabilidad de los líderes religiosos como "promotores de la paz" y como "puentes". "Nos queda poco tiempo", dice.

Por eso hoy más que nunca hacen falta "pequeños pasos". Como los que están dando las Iglesias de Hiroshima y Nagasaki, con la creación de un fondo para la abolición de la energía nuclear. "Tenemos una asociación con la arquidiócesis de Santa Fe y de Seattle (en Estados Unidos, ndr), que han sufrido los efectos de los experimentos nucleares en Los Álamos - explica monseñor Shirahama a AsiaNews al final del encuentro -. También estamos recaudando fondos para involucrar y ayudar a los hibakusha que aún viven. Este último es un proyecto de cinco años con el que queremos apoyar también el TPA". Para los pastores japoneses, el número cada vez más escaso de supervivientes es un dato que preocupa. "Involucrándolos a ellos debemos empezar a pensar en acciones concretas para involucrar y sensibilizar a las nuevas generaciones", dice a AsiaNews. "El progreso material no va acompañado de una evolución espiritual. Debemos recuperar la espiritualidad del hombre para que la humanidad no sea totalmente destruida".

Otra de las voces del foro de hoy en el MAXXI de Roma fue Susi Snyder, de ICAN (International Campaign to Abolish Nuclear Weapons), organización que ganó el Premio Nobel de la Paz en 2017. Snyder afirma que la disuasión "no es demostrable" y que "la posibilidad de que pueda fracasar es real". El riesgo, subraya, es "normalizar" la amenaza nuclear. Ella también destaca la importancia del marco jurídico para lograr que sea eliminada. "Una vez que se ha pulsado el botón, ya no hay vuelta atrás", dice. Por último, el sociólogo Fabrizio Battistelli, en su intervención sobre el tema del "tabú nuclear", recuerda el Nobel de la Paz asignado sorpresivamente en 2024 a la organización japonesa Nihon Hidankyo, que representa a las personas supervivientes de las bombas atómicas. Una invitación a replantear el tema de la amenaza nuclear que todavía está muy presente en el discurso público, considerando los conflictos en Ucrania y Palestina.

 

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