León XIV, no a los «cristianos de conveniencia». «Todos estamos llamados a la misión»
Hoy, último Ángelus en San Pedro antes de dos semanas de descanso en Castel Gandolfo. En el comentario al Evangelio: «Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de infinito, pero pocos se dan cuenta». La Iglesia y el mundo necesitan «discípulos enamorados». Tras la oración mariana: «Paz, deseo de todos los pueblos. Que los gobernantes sustituyan las armas por el diálogo».
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - A pesar del calor de este primer domingo de julio, miles de fieles asistieron al Ángelus del papa León XIV en la plaza de San Pedro. A las 12, Prevost se asomó a la ventana del Palacio Apostólico Vaticano. Antes de la oración mariana, leyó el comentario al Evangelio del día (Lc 10,1-12.17-20). Este «nos recuerda la importancia de la misión a la que todos estamos llamados, cada uno según su vocación y en las situaciones concretas en las que el Señor lo ha colocado», afirmó. Por la tarde se trasladará a Castel Gandolfo, en las afueras de Roma, para un «breve período de descanso».
Castel Gandolfo, histórico lugar de residencia veraniega de los papas, acogerá al pontífice hasta el domingo 20 de julio. León XIV se alojará en Villa Barberini, y no en el Palacio Pontificio, abierto al público por el papa Bergoglio y que, de hecho, nunca fue frecuentado por su predecesor para las vacaciones de verano. «Deseo a todos que puedan disfrutar de unas vacaciones para reponer fuerzas y renovar el espíritu», ha dicho esta mañana. Durante el mes de julio se suspenden todas las audiencias generales de los miércoles. El próximo domingo, 13 de julio, el papa celebrará la misa y recitará el Ángelus en la parroquia pontificia de San Tomás de Villanova en Castel Gandolfo. Y el domingo 20 celebrará en la Catedral de Albano, con el Ángelus que se rezará en la Piazza della Libertà, también en el famoso pueblo.
Hoy, continuando con el comentario al Evangelio, que narra cómo Jesús envía «por delante de él a cada ciudad» (v. 1) a setenta y dos discípulos, Prevost explicó que el número presente es «simbólico»: «Indica que la esperanza del Evangelio está destinada a todos los pueblos». Es «la obra que Él realiza en el mundo para que todos sus hijos sean alcanzados por su amor y sean salvados». Al mismo tiempo, Jesús admite que «los obreros son pocos» (v. 2). «Por un lado, Dios […] ha puesto en el corazón del hombre y de la historia el deseo de lo infinito, de una vida plena, de una salvación que lo libere», añadió el pontífice. Por otro lado, a pesar de que hay «algo grande que el Señor quiere hacer en nuestra vida y en la historia de la humanidad», «pocos son los que se dan cuenta, los que se detienen para acoger el don, los que lo anuncian y lo llevan a los demás».
El papa León XIV subrayó que lo descrito es también la realidad actual. En los contextos eclesiales actuales y en el «mundo» no faltan los «cristianos de ocasión», es decir, aquellos «que de vez en cuando dan cabida a algún buen sentimiento religioso o participan en algún evento». Y aún hoy son pocas las personas dispuestas «a trabajar cada día en el campo de Dios, cultivando en su corazón la semilla del Evangelio para luego llevarla a la vida cotidiana, a la familia, al lugar de trabajo y de estudio», subrayó. La Iglesia y el mundo no necesitan a quienes exponen la fe «como una etiqueta exterior». Sino de «obreros deseosos de trabajar en el campo de la misión, de discípulos enamorados». Para ello, dijo el Papa, «no se necesitan demasiadas ideas teóricas sobre conceptos pastorales». Es necesario, en cambio, «orar al dueño de la mies». Poniendo en primer lugar «la relación con el Señor, cultivar el diálogo con Él. Él nos convertirá en sus obreros».
Tras el rezo del Ángelus, León XIV saludó a los numerosos peregrinos que, procedentes de Italia y de todo el mundo, se están desplazando a Roma para vivir el Jubileo, en esta época especialmente dura por las crecientes temperaturas. «En el gran calor de este período, vuestro camino para atravesar las Puertas Santas es aún más valiente y admirable», les dijo. Luego, en inglés, Prevost expresó sus «sinceras condolencias» a las familias de las más de 50 personas que perdieron la vida en la catástrofe causada por la crecida del río Guadalupe en Texas, Estados Unidos. Por último, recordó que «la paz es un deseo de todos los pueblos y es el grito doloroso de los que están destrozados por la guerra». «Pedimos al Señor que toque los corazones e inspire las mentes de los gobernantes —es el llamamiento de hoy— para que sustituyan la violencia de las armas por la búsqueda del diálogo».
28/08/2016 13:40
23/12/2015