28/10/2025, 19.42
VATICANO
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León XIV: 'Que la oración de las religiones por la paz cambie la historia de los pueblos'

En el día en que se cumplen 60 años de la declaración conciliar Nostra Aetate, el Papa León XIV participó junto a los líderes de otras confesiones en el encuentro en el "espíritu de Asís" promovido por la Comunidad de San Egidio. "Quien no reza abusa de la religión, incluso para matar. Con las manos desnudas, elevadas al cielo y abiertas hacia los demás, hagamos que termine esta etapa de la historia marcada por la guerra y la prepotencia".

 

 “¡La guerra nunca es santa, sólo la paz es santa, porque es la voluntad de Dios!”, dijo el Papa León XIV en su mensaje de esta tarde junto a los líderes de las otras grandes religiones mundiales reunidos en el Coliseo de Roma para rezar por la paz. De esta manera concluyó el evento anual promovido por la Comunidad de San Egidio en el "espíritu de Asís" que fue inaugurado por san Juan Pablo II con el histórico encuentro del 27 de octubre de 1986. Es la primera vez que el Papa Prevost participa en este importante evento interreligioso, que cerró tres días intensos de encuentros y testimonios en torno al tema “Arriesgarse a la paz”. Y este año el momento final ha coincidido con una importante conmemoración: precisamente hoy se cumplen 60 años de la promulgación de Nostra Aetate, la declaración del Concilio Vaticano II sobre la relación entre la Iglesia y otras confesiones no cristianas. El Papa dedicará a este tema la audiencia general de mañana, a la que asistirán delegaciones de numerosos grupos religiosos de todo el mundo.

Pero ya esta tarde León XIV hizo suyo el “espíritu de Asís” y participó en la oración ecuménica que vivieron los representantes de las Iglesias cristianas en el Coliseo, mientras los otros grupos rezaban por la paz en lugares cercanos, cada uno siguiendo su propia tradición religiosa. “El mundo hoy parece haber tomado la dirección opuesta, pero nosotros volvemos a empezar desde Asís – dijo León XIV –, desde esa conciencia de nuestra tarea común, desde esa responsabilidad por la paz”. A los que todavía miran con sospecha estos encuentros, el pontífice explicó que la oración en el “espíritu de Asís”, “para la Iglesia católica, se basa en el sólido fundamento expresado en la Declaración Nostra aetate del Concilio Vaticano II". Y precisamente retoma las palabras de este documento para decir que «No podemos invocar a Dios, Padre de todos, si nos negamos a conducirnos fraternalmente con algunos hombres, creados a imagen de Dios». “Todos los creyentes son hermanos – añade Prevost –. Y las religiones, como “hermanas”, deben favorecer a que los pueblos se traten como hermanos, no como enemigos”.

Pero León XIV quiere subrayar la importancia de la oración de cada uno. “Les agradezco – dice a los otros líderes religiosos – que hayan venido aquí a rezar por la paz, mostrando al mundo lo decisiva que es la oración. El corazón humano debe disponerse a la paz, en la meditación se abre y en la oración sale de sí mismo. Volverse a sí mismo para salir de sí mismo. Esto es lo que testimoniamos, ofreciendo a la humanidad contemporánea los inmensos tesoros de las antiguas tradiciones espirituales”.

Una humanidad que hoy tiene sed de paz. “El mundo – advierte el Papa – necesita una verdadera y sólida era de reconciliación, que ponga fin a la prepotencia, a la exhibición de la fuerza y al desinterés por el derecho. ¡Basta ya de guerras, con sus dolorosos cúmulos de muertos, destrucciones y exiliados!”. Y precisamente la oración – explica – “es una gran fuerza de reconciliación. Quien no reza abusa de la religión, incluso para matar. La oración es un movimiento del espíritu, una apertura del corazón. No son palabras gritadas, ni comportamientos exhibidos, ni consignas religiosas utilizadas contra las criaturas de Dios. Tenemos fe en que la oración cambia la historia de los pueblos. Que los lugares de oración sean tiendas de encuentro, santuarios de reconciliación, oasis de paz”.

Propòne entonces un compromiso: “Con la fuerza de la oración, con las manos desnudas, alzadas al cielo y abiertas hacia los demás, debemos hacer que esta etapa de la historia marcada por la guerra y la prepotencia de la fuerza termine pronto y comience una historia nueva. No podemos aceptar que este momento se prolongue más, que moldee la mentalidad de los pueblos, que nos acostumbremos a la guerra como compañera normal de la historia humana. ¡Basta! Es el grito de los pobres y el grito de la tierra. ¡Basta! ¡Señor, escucha nuestro clamor!”.

León XIV dice estar seguro de que “la cultura de la reconciliación vencerá a la actual globalización de la impotencia, que parece decirnos que otra historia es imposible. Sí, el diálogo, la negociación, la cooperación pueden afrontar y resolver las tensiones que se abren en las situaciones conflictivas. ¡Deben hacerlo! Existen los ámbitos y las personas para hacerlo”.

“Nos hacemos eco del deseo de paz de los pueblos – concluyó el Papa desde el Coliseo junto a tantos líderes de otras confesiones –. Nos hacemos voz de quienes no son escuchados y no tienen voz. ¡Hay que atreverse a la paz! Y si el mundo hace oídos sordos a este llamamiento, estamos seguros de que Dios escuchará nuestra oración y el lamento de tantos que sufren. Porque Dios quiere un mundo sin guerra. ¡Él nos librará de este mal!”.

 

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