28/09/2025, 15.10
VATICANO
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León XIV a los catequistas: «Hacerse pequeños para intuir y servir los sueños de Dios»

Tras el Ángelus, Prevost expresó su solidaridad con las poblaciones asiáticas afectadas por el tifón Ragasa: «Oración por las víctimas, los desaparecidos y las numerosas familias desplazadas». En la homilía de la misa por el Jubileo de los Catequistas: «A las puertas de la opulencia, la miseria de pueblos enteros, azotados por la guerra». Se han nombrado 39 nuevos catequistas, también de la India, Corea del Sur, Timor Oriental y Filipinas.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - León XIV se solidariza con los pueblos de Asia, en particular con Filipinas, Taiwán, Hong Kong, la provincia china de Guangdong y Vietnam, afectados en los últimos días por el imponente tifón Ragasa, el más violento registrado en el mundo en 2025. La cercanía es sobre todo para los «más pobres», mientras que las oraciones son «por las víctimas, los desaparecidos, las numerosas familias desplazadas, las muchísimas personas que han sufrido dificultades y también por los socorristas y las autoridades civiles», afirmó hoy el Papa desde San Pedro, tras el rezo del Ángelus. 

«Invito a todos a la confianza en Dios y a la solidaridad. Que el Señor les dé fuerza y valor para superar todas las adversidades», añadió tras recordar el «tifón de excepcional fuerza [que] ha azotado varios territorios asiáticos». Al término de la misa dedicada al Jubileo de los Catequistas, a la que asistieron unos 50.000 fieles procedentes de 115 países del mundo, entre ellos una amplia representación asiática de Filipinas y la India. Durante la celebración, Prevost instituyó a 39 nuevos catequistas, un grupo que incluye a nuevos admitidos al Ministerio procedentes de la India, Corea del Sur, Timor Oriental, Emiratos Árabes Unidos y Filipinas. A continuación se anunció que el teólogo británico John Henry Newman (1801-1899) recibirá el título de Doctor de la Iglesia el próximo 1 de noviembre.

«Un cordial deseo de buen servicio a los catequistas y las catequistas de toda la Iglesia esparcida por el mundo. ¡Gracias por su servicio a la Iglesia!». Así, tras recitar la oración mariana, el papa León XIV saludó a los participantes en el evento jubilar dedicado a la catequesis. Ayer por la mañana, con motivo de la audiencia jubilar, afirmó: «¡Que el Jubileo nos ayude a hacernos pequeños según el Evangelio para intuir y servir los sueños de Dios!». Y, recordando la historia que llevó a San Ambrosio, entonces un simple catecúmeno, a convertirse en obispo de Milán, aclamado por el pueblo, añadió: «También hoy esta es una gracia que hay que pedir: ¡convertirse en cristianos mientras se vive la llamada recibida! ¿Eres madre, eres padre? Conviértete en cristiano como madre y padre. ¿Eres empresario, obrero, profesor, sacerdote, religiosa? Conviértete en cristiano en tu camino».

Esta mañana, en la homilía de la misa en la plaza de San Pedro, el pontífice comentó el Evangelio del día (Lc 16,19-31). En el pasaje se narra la historia de un rico que celebraba banquetes todos los días ignorando al pobre Lázaro; después de la muerte, él termina en el tormento, mientras que Lázaro es consolado junto a Abraham. «El Señor mira el corazón de los hombres y, a través de sus ojos, reconocemos a un indigente y a un indiferente», dijo. Lázaro es olvidado, «pero Dios está cerca de él y recuerda su nombre», mientras que el rico «está disperso en los pensamientos de su corazón, lleno de cosas y vacío de amor». 

El relato, prosiguió el Papa, es «muy actual». «A las puertas de la opulencia se encuentra hoy la miseria de pueblos enteros, azotados por la guerra y la explotación», afirmó. «¡Cuántos Lázaros mueren ante la codicia que olvida la justicia, ante el lucro que pisotea la caridad, ante la riqueza ciega ante el dolor de los miserables! Sin embargo, el Evangelio asegura que los sufrimientos de Lázaro tienen un final», son las fuertes palabras de Robert Francis Prevost.

Dirigiéndose a los catequistas, añadió: «El catequista es una persona de palabra, una palabra que pronuncia con su propia vida. Por eso, los primeros catequistas son nuestros padres, los que nos hablaron primero y nos enseñaron a hablar».  Y aún más: «Todos hemos sido educados para creer gracias al testimonio de quienes creyeron antes que nosotros». El Catecismo representa, por tanto, una «herramienta de viaje» que protege «del individualismo y las discordias», atestiguando la fe de toda la Iglesia católica. «Cada fiel colabora en su obra pastoral escuchando las preguntas, compartiendo las pruebas, sirviendo al deseo de justicia y verdad que habita en la conciencia humana», continuó el papa León XIV.

«Cuando educamos en la fe, no impartimos una enseñanza, sino que ponemos en el corazón la palabra de vida, para que dé frutos de buena vida». Y recordando a San Agustín, citó la invitación dirigida al diácono Deogratias: «Expone todo de manera que quien te escucha, al escuchar, crea; al creer, espere; y al esperar, ame» (De catechizandis rudibus, 4, 8). Una invitación que hay que acoger, una vez más. «Cuando también nosotros nos sentimos tentados por la codicia y la indiferencia, los muchos Lázaros de hoy nos recuerdan la palabra de Jesús, convirtiéndose para nosotros en una catequesis aún más eficaz en este Jubileo, que es para todos tiempo de conversión y perdón, de compromiso con la justicia y de búsqueda sincera de la paz», concluyó.

 

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