20/06/2025, 16.40
INDIAN MANDALA
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Los puertos estratégicos de la India en el conflicto entre Israel e Irán

La escalada entre Tel Aviv y Teherán está poniendo a prueba la "autonomía estratégica" de la India, que tiene fuertes intereses económicos y geopolíticos en ambos países. Desde el puerto de Haifa, controlado por el grupo Adani, hasta la terminal iraní de Chabahar, Delhi busca defender sus corredores comerciales de la interferencia china y de las crecientes tensiones regionales. Pero la inestabilidad que supone la guerra amenaza la energía, las exportaciones y las infraestructuras digitales.

 

El conflicto entre Tel Aviv y Teherán está planteando un complejo desafío diplomático para la India, que mantiene relaciones con ambos países, sobre todo a través del puerto de Haifa en Israel y el puerto de Chabahar en Irán, dos activos que nacieron como alternativa a la competencia geopolítica y marítima de China.

Haifa es un centro marítimo que gestiona más del 30% del total de las importaciones de Israel y es el más activo y eficiente del país. La India tiene una participación importante del 70%, en manos del consorcio liderado por el multimillonario indio Gautam Adani, Adani Ports and Special Economic Zone Ltd (APSEZ), y el israelí Gadot Group posee una participación del 30%. La adquisición, valuada en unos 1.200 millones de dólares, se completó en enero de 2023.

Según fuentes indias, a pesar de los recientes ataques de misiles iraníes contra una refinería de petróleo cercana, el puerto gestionado por Adani permaneció ileso y las operaciones de carga continuaron sin problemas. Por el contrario, la refinería Bazan, la más grande del país, suspendió todas sus operaciones y en los últimos días se han producido grandes incendios y murieron tres empleados.

En términos comerciales, el puerto de Haifa es un activo modesto para Adani, cercano al primer ministro indio Narendra Modi, ya que contribuye con menos del 2% del volumen total de carga que mueve Adani Ports and SEZ y aproximadamente el 5% de sus ingresos. Pero su ubicación es estratégica: el puerto no solo proporciona acceso a aguas profundas para grandes buques, sino que también se encuentra junto a importantes instalaciones militares, lo que aumenta su valor para los inversores.

La adquisición del puerto se corresponde con los objetivos estratégicos más amplios de la India, sobre todo en lo que respecta al Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa (IMEC), una iniciativa multinacional en la que participan la India, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, la UE y Estados Unidos, y cuyo objetivo es conectar los puertos de la India con Europa de manera alternativa a la ruta que pasa por el canal de Suez y el Mar Rojo. El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu también ha descrito a Haifa como un enlace importante en este sentido. La adquisición del puerto había sido calificada como el "primer éxito del I2U2", en referencia a un grupo económico del que forman parte la India, Israel, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos.

Haifa también es un ámbito de competencia entre potencias globales. El Shanghai International Port Group (SIPG) de China opera una terminal independiente, un acuerdo que en su momento había desatado una serie de controversias debido a la proximidad con la base de submarinos nucleares de Israel y los buques de la Armada estadounidense. La preocupación de Estados Unidos por el control chino sobre las infraestructuras llevaron a Israel a abandonar los planes de una mayor participación china en las operaciones portuarias, adjudicando finalmente la licitación de la antigua terminal de Haifa al consorcio Adani-Gadot. El Grupo Adani también tiene otros intereses en el sector de defensa israelí, entre ellos una empresa conjunta con Elbit Systems para la producción de drones Hermes 900.

Por otro lado, la India ha invertido fuertemente en el puerto de Chabahar, en Irán, donde ha comprometido más de 85 millones de dólares y gestiona una terminal a través de India Ports Global Limited (IPGL). El objetivo de este puerto es establecer una conexión directa con Asia Central, evitando así a Pakistán y su puerto de Gwadar, en el que está involucrado China.

Chabahar es crucial para reforzar la seguridad energética de la India porque proporciona el acceso a las tierras raras de Asia Central, una región con la que la India no comparte una frontera directa, lo que limita el potencial comercial. Este puerto forma parte del Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC), una ambiciosa ruta comercial que conecta Delhi con Moscú a través de Irán y Azerbaiyán. También en este caso la región se conectaría excluyendo las rutas que forman parte de la Belt and Road Initiatives de China.

Una escalada del conflicto entre Israel e Irán podría impedir la finalización del proyecto, ralentizando los esfuerzos de la India para contrarrestar la presencia china en la región. El puerto se encuentra en una zona vulnerable que no es inmune a intrusiones cibernéticas y enfrentamientos navales. A largo plazo, un deterioro de la posición de Irán podría dar lugar a sanciones occidentales más severas, poniendo en riesgo la rentabilidad comercial de Chabahar, que hasta ahora ha estado exento del embargo estadounidense.

La posición que ha mantenido hasta ahora la India con respecto al conflicto se ajusta perfectamente a su política de "autonomía estratégica", según la cual busca mantener relaciones amistosas con Estados rivales evitando distanciarse de ninguna de las partes. La India se desvinculó de una declaración de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) que condenaba los ataques de Israel a Irán, y optó en cambio por pedir una desescalada y una solución diplomática. Esta decisión pone en evidencia su posición única, que tiene intereses estratégicos fundamentales tanto en Irán como en Israel. A diferencia de muchos miembros de la OCS que no tienen fuertes relaciones diplomáticas con Israel, la India también es el mayor comprador de armas de Tel Aviv.

Pero el impacto que podría tener el conflicto en la economía india no termina allí. Delhi depende en gran medida de las importaciones de petróleo del Golfo Pérsico. Más del 80% de sus importaciones de crudo transitan por el Estrecho de Ormuz, que Irán ha amenazado con cerrar. Mientras que las exportaciones de arroz basmati a Irán ya están sufriendo retrasos en los pagos. Y la economía digital de la India, que depende de cables submarinos que cruzan zonas de riesgo cerca de Israel e Irán, también corre el riesgo de sufrir interrupciones y crear graves problemas: más del 90% del flujo de datos global de la India transita a través de Oriente Medio.

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