Maristas Azules: la Navidad en Siria, entre una ‘situación opaca’ y un ‘futuro incierto’

de fr. Georges Sabe

El Congreso de Estados Unidos votó la cancelación definitiva de las sanciones contra Siria, incluyendo la nefasta Caesar Act (aunque todavía falta la firma de Trump). En su 51ª carta desde Alepo, la congregación cristiana describe un país que, a un año de la caída de Assad, está marcado por situaciones críticas. Preocupa una (posible) Constitución islamista y la condición de las mujeres y las minorías.

Alepo (AsiaNews) - La situación en Siria “sigue siendo opaca”, con varios puntos críticos sin resolver: la expectativa sobre la formación del Parlamento, la escasa representatividad de las mujeres y las minorías religiosas, las dudas sobre la nueva Constitución y el temor de que pueda estar inspirada en la Sharia, la ley islámica. Estas son algunas de las oscuras nubes que ensombrecen el futuro del país que señalan los Maristas Azules en su quincuagésima primera “Carta desde Alepo”, publicada en estos días previos a la Navidad. A esto, recuerda la comunidad formada por religiosos y laicos, se suman las violencias étnicas contra los alauitas y los drusos, las tensiones con los kurdos y los ataques contra los cristianos.

A un año de la caída de Bashar al-Assad y del ascenso al poder de los movimientos (ex) radicales islámicos que lidera Hayat Tahrir al-Sham (Hts), encabezados por el actual presidente interino Ahmed al-Sharaa, Siria sigue sumida en situaciones críticas e inestabilidad. En su carta, los Maristas Azules de Alepo explican que estos cambios han “trastocado nuestra vida cotidiana y vuelto muy incierto nuestro futuro, algo que nadie esperaba”.

Por otra parte, en estas mismas horas el Congreso de los Estados Unidos ha votado la cancelación definitiva de las sanciones contra Siria, empezando por la nefasta Caesar Act, que supuestamente estaba dirigida contra la familia Assad pero había sumido en la pobreza a una gran parte de la población. La ley había sido aprobada en 2019 durante el primer mandato del actual presidente Donald Trump; sin embargo, para que su derogación sea efectiva, se requiere la firma de la Casa Blanca. Esta medida confirma la apertura del magnate estadounidense y de las cancillerías occidentales al nuevo gobierno de Damasco, a pesar de los numerosos problemas que todavía se encuentran sin resolver, según explican los Maristas Azules en su testimonio. A continuación publicamos amplios extractos de la “Carta desde Alepo” número 51:

Les envío nuestra carta n. 51 cuando ha pasado un año de la caída de Assad y el antiguo régimen sirio y la toma del poder por parte de los antiguos rebeldes islamistas. Este acontecimiento ha trastocado tanto nuestra vida cotidiana y vuelto tan incierto nuestro futuro que queremos compartir con ustedes nuestras reflexiones.

En tan solo un año han cambiado muchas realidades en la vida de la población siria, a todos los niveles, desde la seguridad y la educación hasta la política, la economía y la realidad sociológica. Era algo que nadie esperaba.

¿En qué punto estamos hoy?

Es evidente que la situación sigue siendo opaca. De hecho, todavía estamos esperando la formación de un Parlamento compuesto por 210 diputados, 70 de los cuales serán nombrados por el presidente interino. En cuanto a los otros 140, ya han sido “elegidos” por comisiones electorales también designadas por el presidente; las mujeres y las minorías étnicas y religiosas están muy poco presentes, la gran mayoría es del mismo “color”. La misión principal de este Parlamento será redactar una nueva Constitución para el país.

Además, todos los militares, la policía y muchos funcionarios públicos del país han sido despedidos. Desde diciembre de 2024 se encuentran desempleados y sin salario, lo que ha trastornado completamente su vida familiar y social.

Varios episodios de seguridad han marcado también este primer año: en la costa, con los ataques contra la minoría alauita en la costa y contra la minoría drusa en el sur, mientras que en el noreste del país las relaciones con los kurdos siguen siendo muy tensas.

En Damasco, el 22 de junio de 2025, un terrorista abrió fuego en la iglesia ortodoxa griega de San Elías contra los fieles que participaban en la Eucaristía y se inmoló en el interior del templo.

El ataque dejó 25 personas muertas e hirió a 63. Desde entonces, los agentes de policía custodian constantemente las puertas de todas las iglesias en Siria para prevenir posibles ataques.

Se han decidido cambios importantes en el currículo escolar: han eliminado de los libros de texto todo lo que se refería al antiguo régimen (fotos, palabras, imágenes), se han impuesto cuatro horas semanales de religión para los alumnos musulmanes, etc.

A nivel económico, se permite el uso de moneda extranjera, como el dólar estadounidense y la lira turca. Aunque no ha habido un aumento significativo de los salarios, los precios están por las nubes. Diversas empresas occidentales y árabes han anunciado su intención de invertir en la reconstrucción del país, pero en la práctica no se ha hecho nada todavía.

La distribución de la electricidad ha mejorado: ha pasado de dos a seis horas al día. Pero al mismo tiempo las facturas también han aumentado de forma vertiginosa.

A nivel político, Siria está recuperando su lugar en el mundo. Esto se demuestra por las visitas del actual presidente a muchos países y por el apoyo que ha recibido de varios jefes de Estado. En el frente diplomático, el ministro de Asuntos Exteriores continúa sus viajes a las capitales del mundo para obtener el reconocimiento del régimen y el apoyo al país. Los gobiernos occidentales están reabriendo sus representaciones en Damasco.

Lo más evidente, sin embargo, es este miedo que se ha infiltrado en los corazones de los ciudadanos: es la incógnita sobre el futuro del país. En la mente de las personas se plantean numerosas dudas: ¿la nueva Constitución consagrará un estado islámico inspirado en la sharia musulmana? ¿Cuál será el destino de los diversos componentes del tejido social sirio?

El Papa en Turquía y Líbano

Los últimos días han estado marcados por la visita del Papa León XIV a los dos países vecinos de Siria: Turquía y Líbano. Él recordó a las autoridades turcas el respeto a la libertad religiosa y subrayó la necesidad de construir puentes, rechazar el fanatismo y el fundamentalismo religioso y trabajar juntos por el bien común, comprometiéndose en una diplomacia basada en la paz y en el respeto mutuo. En el Líbano, proclamó un fuerte mensaje: “Bienaventurados los que trabajan por la paz”, e invitó a los líderes políticos a escuchar el clamor de sus pueblos que piden la paz.

Simultáneamente, hace apenas dos semanas se celebró en Damasco una conferencia organizada por la ONG católica siria: “La Iglesia, Casa de Caridad”. Participaron varias asociaciones cristianas de toda Siria, junto con cuatro organizaciones católicas internacionales: la Obra de Oriente, Ayuda a la Iglesia Necesitada, Misereor y las Obras Misionales Pontificias. El objetivo era reflexionar y proponer soluciones para responder a las necesidades más urgentes de los cristianos en cada zona de Siria, donde el número de cristianos ha disminuido en un 80% desde que comenzó la guerra en 2011. Los grupos de trabajo acordaron dar prioridad a la educación, la salud, la vivienda y el empleo. Como Maristas Azules, respondemos a todas estas necesidades con nuestros 14 proyectos.

El Evangelio muestra que esta pobreza tocaba cada aspecto de la vida de Jesús. Desde que entró en el mundo, Él vivió las dificultades propias del rechazo. Cuando cuenta la llegada a Belén de José y María, ya próxima al parto, el evangelista Lucas observa con pesar: “No había lugar para ellos en el albergue” (Lc 2,7). Al principio de su vida pública, fue expulsado de Nazaret cuando anunció en la sinagoga que en Él se cumplía el año de gracia del que se alegran los pobres (cf. Lc 4,14-30). No hubo un lugar ni siquiera para su muerte: lo llevaron fuera de Jerusalén para crucificarlo (cf. Mc 15,22). Es la misma exclusión que caracteriza la definición de los pobres: son los excluidos de la sociedad.

Que el Niño de Belén nos bendiga y nos conceda su Paz. ¡Feliz Navidad!