Moscú y la OTAN en el Báltico

de Vladimir Rozanskij

Las autoridades de Estonia han reiterado en varias ocasiones que «Rusia sigue siendo la mayor amenaza para nuestra seguridad» y han comunicado su intención de abrir una nueva base militar en Narva, la ciudad dividida por el río del mismo nombre, uno de los puntos más sensibles. Sin embargo, entre la población europea se extiende cada vez más la convicción de que «no es oportuno que la OTAN defienda las fronteras con Rusia», tesis que, de hecho, también defiende la administración de Donald Trump.

Moscú (AsiaNews) - Muchos comentaristas internacionales se preguntan si Vladimir Putin realmente tiene la intención de provocar un conflicto directo con la OTAN en los países bálticos, justificándose una vez más con la necesidad de «defender a la población rusoparlante» de estas zonas, como ya ocurrió con Ucrania desde la anexión de Crimea en 2014. De esto también ha hablado el jefe de los servicios de inteligencia BND de Alemania, Bruno Kahl, según el cual no se trataría de una invasión masiva con bombarderos y tanques, sino que se enviarían «hombres verdes» para una acción híbrida, como en Donbás antes de la guerra propiamente dicha.

De esta manera, según Kahl, Putin querría «poner a prueba la capacidad de la OTAN para defender a sus aliados». Ucrania sería, por tanto, solo una «etapa intermedia» en el camino hacia un conflicto global con Occidente, comenzando por todos los antiguos países soviéticos de Europa, y muchos dirigentes del régimen de Putin no creen que la OTAN respondería con fuerza en caso de ataque a uno de sus miembros, aplicando el artículo 5 del tratado de alianza. Este plan prevé, por tanto, «rechazar a la OTAN a las fronteras de 1991, separando a Estados Unidos de sus aliados europeos, y los rusos están dispuestos a todo para conseguirlo», reitera Kahl.

Por ello, las negociaciones de paz con Rusia en esta fase parecen tener poco sentido, ya que Putin no está realmente dispuesto a mitigar su actitud agresiva para llegar a la solución deseada. Las autoridades de Estonia, el país báltico más expuesto a la presión rusa, han reiterado en varias ocasiones que «Rusia sigue siendo la mayor amenaza para nuestra seguridad», como afirmó recientemente el viceministro de Defensa de Tallin, Kaido Tiitus, quien considera que Moscú podría recuperar todo el potencial militar invertido en Ucrania «en un par de años, tres como máximo».

Desde el pasado mes de abril, Estonia ha comunicado su intención de abrir una nueva base militar en Narva, la ciudad dividida por el río del mismo nombre con Rusia, uno de los puntos más sensibles, donde se desplegarán al menos 200 soldados estonios y varios contingentes de los aliados. En septiembre de 2024 se instaló otra disposición en la frontera con Rusia, la base militar de Reedo, con una concentración de al menos mil soldados, que se utilizará como «punto de reunión» en referencia a los planes de defensa de la OTAN en la región. Otros 600 soldados fueron desplegados a principios de este año en varios puntos de la frontera con Rusia, y para el otoño se instalará una barrera con 14 búnkeres en la zona noreste y 4 en la zona sur.

El politólogo estonio Peeter Taim ha comentado estos acontecimientos con los periodistas de Zerkalo.az, admitiendo que no hay certezas entre los expertos: algunos creen que Putin no atacará los países bálticos, ya que ha recibido fuertes respuestas en Ucrania que han agotado su capacidad militar, lo que hace imposible un enfrentamiento directo con la OTAN. Otros, en cambio, sostienen que «el mayor sueño de Putin es precisamente cuestionar y demostrar la inconsistencia del artículo 5», atacando a un país como Estonia, mucho más pequeño y vulnerable que Ucrania.

Según Taim, también hay que tener en cuenta la opinión muy extendida entre la población europea sobre la «inoportunidad de una defensa de la OTAN en las fronteras con Rusia», tesis que, de hecho, también defiende la nueva administración de Donald Trump. Los estonios comienzan a considerar que deben prepararse para defenderse por sus propios medios, movilizando todos los efectivos posibles, que en este momento no superan los 30 000. Según algunos, el país que podría estar más dispuesto a apoyar a los estonios sería Finlandia, que a su vez está sometida a la presión de los rusos en sus fronteras.