09/06/2022, 14.17
LINTERNAS ROJAS
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No despega la cooperación entre la UE y Taiwán en materia de microchips

de Emanuele Scimia

El gigante taiwanés TSMC no planea abrir plantas de producción en Europa. Para el diálogo sobre semiconductores, la Unión corre el riesgo de deteriorar las relaciones con China. Diputado eslovaco: Tengo la sensación de que mi país y Taipéi están interesados en los planes de fabricación de chips en Eslovaquia. Crece el frente europeo que pide que los países de la UE abandonen el Foro 16+1, promovido por Beijing  

Roma (AsiaNews) - La cooperación tecnológica entre la Unión Europea y Taiwán tiene dificultades para despegar, a pesar de las recientes aperturas recíprocas. Ayer, Taiwan Semiconductor Manufacturing Company Ltd (TSMC), el primer productor mundial de microchips, dijo que no tenía planes concretos para establecer centros de producción en Europa.

Más que la invasión rusa de Ucrania, y el temor a que China haga lo mismo con Taiwán, es la colaboración en materia de microchips lo que ha empujado a la Unión a reforzar el diálogo con Taipéi, aún a costa de deteriorar las relaciones con Beijing.

Con su "Chips Act", anunciada en febrero, la UE puso en marcha un plan para recaudar 43.000 millones de euros en inversiones públicas y privadas. El objetivo es poder responder a cualquier futura interrupción de la cadena de suministro en el sector. Los microchips, especialmente los más avanzados, fabricados por los taiwaneses, son componentes esenciales para todos los productos que funcionan con el soporte de la tecnología. Desde 2020, la escasez de semiconductores -debido a la gran demanda de dispositivos tecnológicos generada por la pandemia- ha creado problemas para la producción de muchos bienes, como los automóviles.

En los últimos meses, los europeos han animado a las empresas taiwanesas a producir directamente en Europa. El presidente de TSMC, Mark Liu, dijo que la empresa aún no tiene suficientes compradores en el Viejo Continente para justificar esa inversión. Entre los países candidatos a acoger la producción de TSMC se encuentra Alemania. En marzo, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Taiwán envió a sus expertos a Lituania, la República Checa y Eslovaquia para evaluar el potencial de las industrias locales de alta tecnología.

La perspectiva de que los microchips "made in Taiwan" se produzcan en la UE sigue siendo lejana, como se evidencia en los resultados del diálogo anual sobre comercio e inversión entre Taipéi y la UE, celebrado el 2 de junio. En su comunicado final, la Unión Europea afirma que ambas partes están dispuestas a colaborar para "monitorear" la cadena comercial de semiconductores.

No cabe duda de que el resultado está por debajo de las expectativas, teniendo en cuenta además que TSMC está gastando 11.200 millones de euros en la construcción de instalaciones de producción en Estados Unidos y está terminando una fábrica en Japón junto con el grupo Sony.

Peter Osuský encabeza el grupo de amistad con Taiwán en el Parlamento eslovaco y confirma indirectamente que Taiwán muestra cierta reticencia a invertir en la producción europea de microchips. El diputado forma parte de una delegación oficial de su país que se encuentra actualmente en la isla. Sobre la posibilidad de que Bratislava y Taipei estén discutiendo posibles inversiones en la producción de chips en Eslovaquia, Osuský dijo a AsiaNews que el Ministerio de Economía eslovaco "está dispuesto a apoyar los pasos necesarios", y añadió que "tiene la sensación de que ambas partes están interesadas".

Con el acercamiento a Taiwán, la UE se juega mucho en las relaciones con China. Para Beijing, la isla es una "provincia rebelde", que debe ser reconquistada -incluso con el uso de la fuerza, si es necesario. En una entrevista publicada en los últimos días por Nikkei Asia, el ministro lituano de Asuntos Exteriores, Gabrielius Landsbergis, pidió a los 11 países restantes de la UE del 16+1, el foro informal que reúne a China y a 16 Estados de Europa Central, Oriental y Meridional, que abandonen el grupo.

Lituana abandonó el 16+1 en mayo de 2021. El grupo lleva mucho tiempo bajo la mira de la UE, que lo considera una herramienta de China para dividir el bloque europeo, empujando a algunos Estados miembros a alinearse con las posiciones chinas. Según Landsbergis, la iniciativa encabezada por Beijing no ha aportado ningún beneficio a los participantes europeos -un juicio con el que concuerda su homólogo checo Jan Lipavský, según recientes declaraciones. Osuský es del mismo parecer. Su opinión es que Eslovaquia debería reducir gradualmente su cooperación en el 16+1, para luego retirarse del grupo por completo.

 

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