10/09/2025, 16.22
CHINA-VATICANO
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Nuevo obispo en Hebei (en reemplazo del 'clandestino' Mons. Cui)

de Giorgio Bernardelli

Con la aprobación de León XIV, se llevó a cabo esta mañana la ordenación de monseñor Wang Zhengui como obispo de Zhangjiakou, en la "nueva" diócesis que sustituye a las sedes de Xuanhua y Xiwanzi. Con respecto a los dos prelados "subterráneos", uno se convertirá en obispo auxiliar y el otro (sometido varias veces a medidas restrictivas) se retirará. Mientras tanto, en nombre del patriotismo, la diócesis de Shanghái ha organizado una "visualización en grupo" del desfile de Xi Jinping.

 

Beijing (AsiaNews/Agencias) - Esta mañana se llevó a cabo en China una nueva ordenación episcopal según el Acuerdo Provisional entre Beijing y la Santa Sede para el nombramiento de obispos. Se trata de un paso extremadamente significativo para la provincia de Hebei, donde la presencia católica es históricamente una de las más significativas, pero también una de las más afectadas en los últimos años por la presión ejercida sobre las comunidades "clandestinas" que hasta ahora se han negado a unirse a los organismos oficiales de la Iglesia en China controlados por las autoridades de Beijing.

En este contexto, y en continuidad con los últimos nombramientos del papa Francisco, el Papa León XIV ha decidido dar luz verde a la ordenación episcopal de un obispo en la ciudad de Zhangjiakou, Giuseppe Wang Zhengui, de 62 años, el sacerdote "oficial" que en la capital administrativa de la zona noroccidental de Hebei ya dirigía desde hace tiempo en la práctica lo que para Beijing era la diócesis local. Con esta decisión, el pontífice "con el deseo de promover el cuidado pastoral del rebaño del Señor y atender más eficazmente a su bienestar espiritual" - dice el comunicado de la Oficina de Prensa del Vaticano - ha suprimido las anteriores diócesis de Xuanhua y Xiwanzi, erigidas en 1946 por Pío XII, fusionándolas en la nueva sede episcopal de Zhangjiakou. La nueva diócesis, escribe la Santa Sede, se extiende por toda la ciudad capital de Zhangjiakou y 'cuenta con unos 85.000 católicos, atendidos por 89 sacerdotes'.

En virtud de esta decisión, en la iglesia de la Sagrada Familia de esta ciudad - que tiene más de 4 millones de habitantes y se hizo famosa hace tres años porque en ella estaban muchos de los campos de competición de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022 - se llevó a cabo esta mañana la ceremonia de ordenación de monseñor Wang Zhengui. Fue presidida por el obispo de Beijing, Mons. Li Shan, presidente de la Asociación Patriótica, junto con Mons. Guo Jincai, obispo de la diócesis de Chengde, Mons. Feng Xinmao de la diócesis de Hengshui, Mons. Li Liangui de la diócesis de Cangzhou, Mons. Sun Jigen de la diócesis de Handan y Mons. An Shuxin de la diócesis de Baoding. Según las fuentes católicas oficiales chinas, asistieron a la ceremonia más de 50 sacerdotes de la provincia de Hebei y cerca de 300 fieles entre religiosas, religiosos y laicos.

Mons. Wang Zhengui nació el 19 de noviembre de 1962 en la ciudad de Zhangjiakou. Asistió al Seminario Teológico Católico de Hebei y fue ordenado el 24 de mayo de 1990 para la diócesis de Xianxian; prestó luego servicio en la parroquia de Qujiazhuang, en la gran ciudad de Zhangjiakou. Desde mediados de la década del 2000 ya ocupaba cargos directivos en los organismos católicos oficiales de la provincia de Hebei.

La aprobación de la ordenación de monseñor Wang Zhengui tiene un significado que va más allá de la simple reestructuración de las diócesis según los límites administrativos, lo que ya ha ocurrido en otras diócesis chinas y en otras partes del mundo. La supresión de las diócesis de Xuanhua y Xiwanzi suena inevitablemente como un mensaje a las comunidades "clandestinas" de Hebei, que hasta ahora contaban con sus propios pastores. La de Xuanhua, en efecto, es la diócesis de monseñor Agostino Cui Tai, obispo clandestino de 75 años, ordenado en 2013 como obispo coadjutor por monseñor Tommaso Zhao Duomo, que después desapareció en 2018. Monseñor Agostino Cui Tai nunca fue reconocido por las autoridades oficiales porque se negó a unirse a la Asociación Patriótica, y en consecuencia - como AsiaNews ha contado muchas veces - ha sido sometido reiteradamente a medidas restrictivas para impedirle ejercer su ministerio. El comunicado del Vaticano no hace ninguna mención a su destino, pero la invitación que se envió al clero de Hebei para la ceremonia de hoy anuncia otra "jubilación" para el viernes 12 de septiembre. Y para ese mismo día también se ha fijado la ceremonia de toma de posesión como "obispo auxiliar" de Zhangjiakou de Mons. Giuseppe Ma Yanen, a quien se le había confiado la diócesis de Xiwanzi.

Parece clara entonces la intención de León XIV de seguir indicando a la Iglesia en China el camino de la unidad a través de los nombramientos episcopales. Menos claro, sin embargo, es el destino de aquellos sacerdotes que - en conciencia - hasta ahora siguen sin considerar justo cumplir con la obligación de registrarse en los organismos oficiales impuestos por el Partido Comunista Chino. Y de los fieles que siguen confiando en ellos. Precisamente hace pocos días hablamos sobre el fallecimiento en la provincia de Hebei de Mons. Placidus Pei Ronggui, de 91 años, una figura simbólica de los sufrimientos de esta Iglesia y de la firme convicción de que la actitud del gobierno chino es la que debe cambiar si se quiere lograr verdaderamente la unidad de la Iglesia en China.

En este sentido las señales no son alentadoras. El control político sobre las religiones, incluidas las comunidades católicas, sigue aumentando en la China de Xi Jinping. Una muestra de ello ha sido, en los últimos días, la adhesión de las Iglesias al coro de la retórica nacionalista con motivo del 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en Asia, que para Beijing se ha convertido en una celebración de su propia fuerza. En el sitio web de la diócesis de Shanghái - la de monseñor Giuseppe Shen Bin, instalado unilateralmente en 2023 por Beijing con la ruptura que posteriormente salvó el Papa Francisco, y actualmente la figura más destacada del catolicismo en China continental - destacan la noticia y las imágenes del clero y los laicos reunidos expresamente por la Iglesia local para seguir en directo en una pantalla gigante el desfile militar del 3 de septiembre, en el que China mostró al mundo sus nuevas armas de guerra. El mensaje es claro: los católicos de Shanghái deben estar en primera línea en la lealtad patriótica que Xi exige de todas las religiones.

 

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