11/04/2020, 14.19
TAILANDIA
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P. Pelosin: La Iglesia es madre de todos, sobre todo de los hijos en dificultad

de Adriano Pelosin

El misionero del PIME narra la Pascua en su parroquia de San Marcos en Pathumthani (arzobispado de Bangkok), donde acogió a las personas perjudicadas desde el punto de vista social y psicológico. Una vida vivida confiando en la Providencia y de la generosidad de tantos, junto a la fe en el Señor resucitado, que hace vencer también la fatiga y el dolor provocados por la emergencia coronavirus. 

 

Bangkok (AsiaNews) - “La Iglesia es madre de todos y lo demuestra sobre todo en los momentos en los cuales sus hijos están en dificultad”: es cuanto escribe el p. Adriano Pelosin, desde hace 42 años en Tailandia, en la carta que publicamos a continuación. El misionero del PIME narra la Pascua en su parroquia de San Marcos en Pathumthani (arzobispado de Bangkok), donde acogió a las personas perjudicadas desde el punto de vista social y psicológico. Una vida vivida confiando en la Providencia y de la generosidad de tantos, junto a la fe en el Señor resucitado, que hace vencer también la fatiga y el dolor provocados por la emergencia coronavirus. 

 

Queridos amigos y benefactores a distancia de nuestros niños,

el coronavirus no agarró a todos de sorpresa y también yo me encontré la casa llena de personas.

Ante todo quiero asegurarles que aquí en la parroquia de San Marcos, estamos todos bien, como también los padres, la gente y los chicos sostenidos a distancia en Mae Chan, Chiangrai.

Y rezamos con fervor y regularmente por todos vosotros y por todos los hombres y mujeres que en estos días están sufriendo a causa de esta pestilencia. Rezamos cada día por los moribundos, por los operadores de la salud, enfermeros, doctores y empleados de los hospitales, por los parientes de los enfermos y de los muertos, por los jefes de Estado, regiones y provincias para que Dios conceda a todos y a cada uno la gracia de Su benéfica presencia, guía, consolación y misericordia.

Espero también todos vosotros y vuestros queridos estén bien. Yo y los niños y los miembros de la familia de San Marcos rezamos para que Dios los proteja y les dé la fuerza, el coraje y la buena voluntad de abrir vuestro corazón a quien se encuentra en la necesidad. 

Esta mañana. 8 de abril, mientras estábamos celebrando la Santa Misa al aire libre cerca de nuestro laguito, 2 familias de católicos nos han traído 480 huevos y 18 litros de aceite de oliva para distribuir a los pobres. Pocos días otra familia nos trajo 500 Kg de arroz y un monje budista, amigo nuestro no trajo 15 mil Kg de arroz. Nos donaron también 18 mil cajas de leche para los niños y los ancianos.

La Iglesia es madre de todos, sobre todo de los hijos en dificultad

Me conmovió que hace 3 días un maestro católico: me trajo una porción de spaghetti con una buena salsa hecha por su hijo cocinero. 

Como decía, somos aquí tantas personas en la casa parroquial de San Marcos en Pathumthani.  Hay 5 seminaristas mayores del Instituto Misionero Tailandés, imposibilitados para hacer apostolado en otras parroquias a causa de coronavirus. Hay 2 jóvenes, Mek y Chalong, de unos 30 años, pero que tienen la madurez d un niños de 7 años: están si padres, fueron abandonados desde pequeños y ahora viven aquí con nosotros. Son muy bueno y serviciales pero es necesario decirles cada vez lo que deben hacer. Está Somchit, gravemente enfermo: está aquí en convalecencia porque en su casa nadie lo puede cuidar y aquí puede tener una habitación con aire acondicionado y buena comida. También está  Watsan, de 48 años que debe hacer la diálisis 3 veces por semana y la esposa Wan d 42 años. Ambos eran vagabundos y sin casa. Watsan trabaja como jardinero y Wan sigue a Niw, John y Paul los 3 de 2 años y abandonados por sus padres. Además está la cocinera Pai y su marido Bunma que es jardinero. Luego hay algunos jóvenes que tienen problemas familiares: Pon de 16 años, Put de 15 años, Bun de 15 años, Ben, Pai y Beer de 13 años. Luego está Rok, de 23 años que sigue a los jóvenes y Ot, un vietnamita de 33 años que trabaja en el huerto; Pen en cambio, además del huerto se ocupa de los animales. También está Prasit que se ocupa sobre todo de los ancianos y los jóvenes de las favelas. Además hay un sacerdote de 60 años que está en una fase d rcuperación, después de haber sido suspendido “a divinis” por más de 1 año. Luego está el p. Sunday que es vicario parroquial y vice rector de la comunidad de los seminaristas del Instituto misionero tailandés.

Además de rezar nos organizamos a usar bien nuestro tiempo. Hemos reparado y restauramos los gallineros, el establo de las ovejas, el lugar de los patos y los gansos, la jaula de los conejos, los recintos de los huertos. Hemos aumentado la producción de verduras. Ahora tenemos abundancia de verduras y fruta, especialmente melones, bananas, zapallos, mangos, limones, espárragos, espinaca y repollos orientales; pescado, ranas, pollos, patos y huevos para nuestra comida cotidiana y para ayudar a tantos pobres. estamos en un lugar envidiable: cerca de la ciudad y en el campo, con grandes canales de agua de los cuales podemos sacar agua para los huertos y para la cría de los peces. No sabemos cómo agradecer a Dios Nuestro Padre por todo esto. Hacemos vida de monjes: Ora y reza, Labora y trabaja. Es una alegría alzarse temprano y alabar a Dios cada mañana junto a los amigos con los cuales compartimos la vida: las alegrías y los sufrimientos, las fatigas y las esperanzas en el crecer y soportar las dificultades de cada uno de nosotros. l coronavirus y las consecuentes normas del gobierno y de la Iglesia nos han dado esta oportunidad que jamás había existido antes.

Cada mañana a las 6.30 cantamos los salmos de las horas litúrgicas: Laudes y la Eucaristía; a nosotros se agregan las 6 laicas misioneras: Ying, Pim, Tum, Fon, Keng, Toy y algunas jóvenes bautizadas recientemente: Kwang, Nen, Name. Tato, Michelle. A la tarde cantamos el Oficio de las Lecturas y las Víspera y transmitimos todo vía Facebook...guitarristas, flautistas y  los que suenan los timbales ayudan a hacer que las celebraciones sean más brillantes. 

Terminé de escribir esta carta el Viernes Santo. Quiero augurar a todos vosotros que estén bien en salud y después del desierto provocado por el coronavirus, reiniciamos a pensar en un nuevo modo de vivir más en armonía con la naturaleza, que debemos celosamente conservar; más en amistad con las personas con la cuales compartimos la vida, con más respeto por los más pequeños y más débiles y compartiendo más con los más perjudicados y pobres.

Celebremos cada día la Pascua del Señor, esto es ofrezcamos nuestra vida en sacrificio por los otros y la volvemos a encontrar en la Resurrección con Cristo y con muchos otros.

¡Feliz Pascua!! de mi parte y de todos los muchachos sostenidos a distancia.

P. Adriano Pelosin

 

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