Papa: 'Testigos desarmados y desarmantes de una paz cercana'

Se publicó el mensaje para la Jornada del 1 de enero de 2026, inspirado en las palabras que pronunció León XIV inmediatamente después de su elección. Denuncia una "lógica contrapositiva que considera una culpa no prepararse suficientemente para la violencia". La carrera armamentista y la "desresponsabilización de los líderes políticos y militares". Citó a san Agustín: "El que ama verdaderamente la paz, ama también a los enemigos de la paz".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - “¡La paz sea con todos ustedes!”, fue el primer saludo que el papa León XIV dirigió al mundo cuando se asomó a la plaza de San Pedro al terminar el Cónclave. Un saludo “antiquísimo” y al mismo tiempo actual en muchas culturas. “Deseo reafirmarlo: «Esta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante. Proviene de Dios, Dios que nos ama a todos incondicionalmente»”, afirma Prevost en el mensaje para la LIX Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1 de enero de 2026. El texto ha sido difundido hoy incluso en ruso y ucraniano, además de las traducciones habituales, para que pueda llegar allí donde la paz es especialmente anhelada.

Y en esas primeras palabras se inspira la Jornada. Muestra el contraste entre “tinieblas y luz”, que el pontífice describe en el texto publicado como “una experiencia que nos atraviesa y nos sorprende según las pruebas que encontramos”. La paz tiene “el poder de iluminar”, resiste y vence las guerras y la violencia, y se opone a ellas con el “aliento de lo eterno”. “Mientras al mal se le grita 'basta', a la paz se le susurra 'para siempre’”, afirma León XIV. En este horizonte de paz nos ha introducido el Resucitado. “Con este presentimiento viven los que trabajan por la paz que, en el drama de lo que el Papa Francisco ha definido como “tercera guerra mundial en pedazos”, siguen resistiendo a la contaminación de las tinieblas, como centinelas en la noche”, dice.

El Papa hace una invitación a todos: “Ya sea que tengamos el don de la fe, o que nos parezca que no lo tenemos, queridos hermanos y hermanas, ¡abrámonos a la paz!”. Existe el riesgo de que esta se considere “lejana e imposible”, mientras que en realidad es “presencia” y “camino”. “Aunque sea combatida dentro y fuera de nosotros, como una pequeña llama amenazada por la tormenta, cuidémosla sin olvidar los nombres y las historias de quienes nos han dado testimonio de ella. Es un principio que guía y determina nuestras decisiones”, añade. Incluso allí “donde sólo quedan escombros y donde la desesperación parece inevitable”.

Pero “el camino de la paz" puede provocar “turbación y temor”. Lo experimentaron los discípulos cuando Jesús les pidió una “respuesta no violenta” a la violencia que Él iba a sufrir, antes de ser detenido. “Desarmada fue su lucha”, afirma el Papa. “Los cristianos, juntos, deben hacerse proféticamente testigos de esta novedad, recordando las tragedias de las que tantas veces se han hecho cómplices”. Si la paz se vive "como un ideal lejano, terminamos por no considerar escandaloso que se lo niegue, e incluso que se haga la guerra para alcanzarla. Pareciera que faltan las ideas justas, las frases sopesadas, la capacidad de decir que la paz está cerca. Si la paz no es una realidad experimentada, que se debe custodiar y cultivar, la agresividad se difunde en la vida doméstica y en la vida pública”, dice Prevost.

Existe en el mundo una “lógica contrapositiva” que considera una “culpa el hecho de que no se nos prepare lo suficiente para la guerra, para reaccionar a los ataques, para responder a las agresiones". “Es el dato más actual en una desestabilización planetaria que va asumiendo cada día mayor dramatismo e imprevisibilidad”, explica el Papa. Y añade: “La fuerza disuasiva del poder y, en particular, del nuclear, encarnan la irracionalidad de una relación entre pueblos basada no en el derecho, la justicia y la confianza, sino en el miedo y en el control de la fuerza”. En el texto se recuerda que en 2024 los gastos militares globales aumentaron un 9,4% respecto al año anterior. San Agustín dice: “El que ama verdaderamente la paz ama también a los enemigos de la paz”. Una invitación a la escucha y al encuentro sin condiciones.

Es lo mismo que proponía el Concilio Vaticano II en la constitución Gaudium et spes, hace 60 años, pero que resulta muy actual cuando describe la “práctica bélica”. “Los obispos de todo el mundo, aquí reunidos - dice el documento que cita Prevost en su mensaje - piden con insistencia a todos, principalmente a los jefes de Estado y a los altos jefes del ejército, que consideren incesantemente tan gran responsabilidad ante Dios y ante toda la humanidad”. “Constatamos que el ulterior avance tecnológico y la aplicación en ámbito militar de las inteligencias artificiales han radicalizado la tragedia de los conflictos armados”, afirma el Papa en el mensaje. Esto va acompañado de un “proceso de desresponsabilización de los líderes políticos y militares”, que culmina en “una espiral destructiva, sin precedentes, del humanismo jurídico y filosófico”, dice.

León XIV cita también la encíclica Fratelli tutti y su contribución al “despertar de las conciencias y del pensamiento crítico” inspirado en san Francisco. Y recoge las siguientes palabras de Bergoglio: “La fragilidad humana tiene el poder de hacernos más lúcidos respecto a lo que permanece o a lo que pasa, a lo que da vida y a lo que provoca muerte”. Y recuerda también el “desarme integral” que pedía Juan XXIII. “Un servicio fundamental que las religiones deben prestar a la humanidad que sufre es vigilar el creciente intento de transformar incluso los pensamientos y las palabras en armas”, dice. Finalmente, expresa el deseo de que todas las comunidades del mundo se conviertan en “‘casas de paz’, donde aprendamos a desactivar la hostilidad mediante el diálogo, donde se practique la justicia y se preserve el perdón”.