26/11/2017, 14.43
VATICANO
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Papa: Una oración en silencio por los musulmanes asesinados en la mezquita de Sinaí del Norte

En el Ángelus, el Papa Francisco expresa su “gran dolor” por el estrago del 24 de noviembre en Egipto. “La realeza de Dios”: solidaria con quien sufre para suscitar por todos lados actitudes y obras de misericordia”. “Aquel mendigo, aquel necesitado que tiende su mano es Jesús; aquel enfermo, aquel encarcelado…”. Madre Catalina de maría Rodríguez beatificada ayer en Córdoba (Argentina). Esta tarde el Papa parte para Myanmar y Bangladesh. 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “Esas personas en aquel momento rezaban; también nosotros, en silencio, rezamos por ellas…”: así el Papa Francisco invitó a las casi 20 mil peregrinos a dirigir su pensamiento hacia las víctimas del atentado sucedido en la mezquita de Al Roda el pasado 24 de noviembre en el pueblo de Bir Al-Abd, cerca de la capital Al-Arish, en el norte de Sinaí.

El pontífice había enviado un telegrama para expresar su condena por el atentado y solidaridad a todo el pueblo egipcio. A los peregrinos reunidos en la plaza de san Pedro para recitar el Ángelus el pontífice dijo, invitándolos a la oración dijo: “Queridos hermanos y hermanas, nos provocó un gran dolor, el viernes pasado, la noticia del estrago sucedido en una mezquita en el Norte de Sinaí en Egipto”. “Sigo rezando – dijo – por las numerosas víctimas, por los heridos y por toda aquella comunidad tan duramente afectada. Que Dios nos libre de estas tragedias y sostenga los esfuerzos de todos los que trabajan por la paz, la concordia y la convivencia”.

En precedencia, el Papa Francisco se detuvo para comentar el Evangelio de la solemnidad de hoy, Cristo Rey del Universo, que reporta la página del juicio universal (Mt 25, 31-46).  

“Esta palabra-dijo el Papa- no termina nunca de sorprendernos, porque nos revela hasta qué punto llega el amor de Dios: hasta el punto de identificarse con nosotros, pero no cuando estamos bien, cuando estamos sanos y felices, no, sino cuando estamos en la necesidad. Y de este modo escondido Él se deja encontrar, nos extiende la mano como un mendigo. Así Jesús revela el criterio decisivo de su juicio, es decir, el amor concreto por el prójimo en dificultad. Y así se revela el poder del amor, la majestad de Dios: solidario con quien sufre para suscitar en todas partes actitudes y obras de misericordia”.

“La parábola del juicio prosigue presentando al rey que aleja de sí a aquellos que durante su vida no se han preocupado de las necesidades de los hermanos. También en este caso ellos se quedaran sorprendidos y preguntaran: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?» (v. 44). Sobre entendido: “¡Si te hubiéramos visto, seguramente te habríamos ayudado!”. Pero el rey responderá: «Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo» (v. 45). Al final de nuestra vida seremos juzgados sobre el amor, es decir, sobre nuestro concreto compromiso de amar y servir a Jesús en nuestros hermanos más pequeños y necesitados. Ese mendigo, aquel necesitado que extiende la mano es Jesús; ese enfermo que debo visitar es Jesús; ese encarcelado es Jesús…”.

“Jesús-concluyó- vendrá al final de los tiempos para juzgar a todas las naciones, pero viene a nosotros cada día, de tantos modos, y nos pide acogerlo. La Virgen María nos ayude a encontrarlo y recibirlo en su Palabra y en la Eucaristía, y al mismo tiempo en los hermanos y en las hermanas que sufren el hambre, la enfermedad, la opresión, la injusticia. Puedan nuestros corazones acogerlo en el hoy de nuestra vida, para que seamos recibidos por Él en la eternidad de su Reino de luz y de paz”.

Después de recitar el Ángelus y el silencio por el estrago en Egipto, Francisco recordó que ayer, en Córdoba (Argentina) fue beatificada la madre Catalina de María rodríguez, fundadora de la Congregación de las Hermanas Esclavas de Jesús, primer instituto religioso femenino de vida apostólica en Argentina.

Antes de saludar a los peregrinos, él recordó que esta tarde iniciará su viaje que lo llevará a Myanmar y Bangladesh. “Os pido-agregó- que me ecompañéis con la oración, para que mi presencia sea para aquellas poblaciones un signo de cercanía y de esperanza”.

 

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