21/12/2021, 13.38
VATICANO
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Papa: diálogo, educación y trabajo son los instrumentos necesarios para construir una paz duradera

Los gastos militares "han aumentado, superando el nivel registrado al final de la “guerra fría”, y parecen destinados a crecer de modo exorbitante". Disminución "significativa", a nivel mundial "del presupuesto para instrucción y educación "consideradas como un gasto más que como una inversión". “El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal”. "la política está llamada a desempeñar un rol activo, promoviendo un justo equilibrio entre la libertad económica y la justicia social".

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - El diálogo entre generaciones, la educación como factor de libertad, responsabilidad y desarrollo "para promover un pacto educativo global", el trabajo digno para que todos puedan ofrecer su propia contribución para un mundo más justo y bello son los factores de la "arquitectura" de la paz, "elementos esenciales" para "dar vida a un pacto social", sin el cual "todo proyecto de paz resulta inconsistente". Así lo afirma el Papa Francisco en su mensaje para la 55ª Jornada Mundial de la Paz, que se celebra el próximo 1 de enero. El documento se publicó hoy y lleva el título "Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para construir una paz duradera".

En una época en la que "el ruido ensordecedor de las guerras y los conflictos se amplifica, mientras se propagan enfermedades de proporciones pandémicas, se agravan los efectos del cambio climático y de la degradación del medioambiente, empeora la tragedia del hambre y la sed, y sigue dominando un modelo económico que se basa más en el individualismo que en el compartir solidario", el diálogo entre generaciones es la primera de las" herramientas" que identifica Francisco para construir la paz. De hecho, el documento señala que "aunque el desarrollo tecnológico y económico haya dividido a menudo a las generaciones, las crisis contemporáneas revelan la urgencia de que se alíen. Por un lado, los jóvenes necesitan la experiencia existencial, sapiencial y espiritual de los mayores; por el otro, los mayores necesitan el apoyo, el afecto, la creatividad y el dinamismo de los jóvenes”.

"La crisis global que vivimos nos muestra que el encuentro y el diálogo entre generaciones es la fuerza propulsora de una política sana, que no se contenta con administrar la situación existente «con parches o soluciones rápidas», sino que se ofrece como forma eminente de amor al otro, en la búsqueda de proyectos compartidos y sostenibles”. Se trata de “frecuentar el pasado, para aprender de la historia y para sanar las heridas que a veces nos condicionan; frecuentar el futuro, para alimentar el entusiasmo, hacer germinar sueños, suscitar profecías, hacer florecer esperanzas”. El impulso ecológico es ejemplar en este sentido. “Por ello, tenemos que apreciar y alentar a los numerosos jóvenes que se esfuerzan por un mundo más justo y atento a la salvaguarda de la creación, confiada a nuestro cuidado. Lo hacen con preocupación y entusiasmo y, sobre todo, con sentido de responsabilidad ante el urgente cambio de rumbo que nos imponen las dificultades derivadas de la crisis ética y socio-ambiental actual”.

El segundo "instrumento" es la educación. El documento señala que en los últimos años ante una disminución "significativa", a nivel mundial "en el presupuesto para la instrucción y la educación, consideradas como un gasto más que como una inversión", los gastos militares "han aumentado, superando el nivel registrado al final de la 'guerra fría', y parecen destinados a crecer de modo exorbitante”.

Pero la educación y la educación son "los principales vectores de un desarrollo humano integral", por lo que, según Francisco, es "oportuno y urgente" elaborar políticas económicas "que prevean un cambio en la relación entre la inversión pública en educación y los fondos destinados a armamentos. Por otra parte, la búsqueda de un proceso real de desarme internacional solo puede traer grandes beneficios para el desarrollo de los pueblos y naciones, liberando recursos financieros para utilizarlos de manera más apropiada en la salud, la educación, las infraestructuras y el cuidado del territorio, entre otros. Me gustaría que la inversión en la educación fuera acompañada por un mayor compromiso orientado a promover la cultura del cuidado. Esta cultura, frente a las fracturas de la sociedad y la inercia de las instituciones, puede convertirse en el lenguaje común que derribe las barreras y construya puentes".

Y como "un país crece cuando sus diversas riquezas culturales dialogan de manera constructiva", es "necesario forjar un nuevo paradigma cultural a través de «un pacto educativo global para y con las generaciones más jóvenes, que involucre en la formación de personas maduras a las familias, comunidades, escuelas y universidades, instituciones, religiones, gobernantes, a toda la humanidad». Un pacto que promueva la educación para la ecología integral según un modelo cultural de paz, de desarrollo y de sostenibilidad, centrado en la fraternidad y en la alianza entre el ser humano y su entorno. Invertir en la instrucción y en la educación de las jóvenes generaciones es el camino principal que las conduce, por medio de una preparación específica, a ocupar de manera provechosa un lugar adecuado en el mundo del trabajo”.

El tercer instrumento es el trabajo, que se define como “factor indispensable para construir y mantener la paz”, como “el lugar donde aprendemos a ofrecer nuestra contribución por un mundo más habitable y hermoso”.

La pandemia, observa Francesco, ha agravado la situación en el mundo del trabajo, con el fracaso de “millones de actividades económicas y productivas”, mientras que “los trabajadores precarios son cada vez más vulnerables; muchos de aquellos que desarrollan servicios esenciales permanecen aún más ocultos a la conciencia pública y política; la instrucción a distancia ha provocado en muchos casos una regresión en el aprendizaje y en los programas educativos. Asimismo, los jóvenes que se asoman al mercado profesional y los adultos que han caído en la desocupación afrontan actualmente perspectivas dramáticas. El impacto de la crisis sobre la economía informal, que a menudo afecta a los trabajadores migrantes, ha sido particularmente devastador". Muchos de ellos se ven obligados a vivir en condiciones "muy precarias", que de alguna manera son comunes a esos dos tercios de la humanidad que no tienen o tienen solo formas limitadas de protección social.

“La respuesta a esta situación sólo puede venir a través de una mayor oferta de oportunidades de trabajo digno. El trabajo, en efecto, es la base sobre la cual se construyen en toda comunidad la justicia y la solidaridad”. Por eso, Francisco repite lo que afirmó en Laudato si ': «no debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal».

“Tenemos que aunar ideas y esfuerzos para crear las condiciones e inventar soluciones, para que todo ser humano en edad de trabajar tenga la oportunidad de contribuir con su propio trabajo a la vida de la familia y de la sociedad. Es más urgente que nunca que se promuevan en todo el mundo condiciones laborales decentes y dignas, orientadas al bien común y al cuidado de la creación. Es necesario asegurar y sostener la libertad de las iniciativas empresariales y, al mismo tiempo, impulsar una renovada responsabilidad social, para que el lucro no sea el único principio rector.

En esta perspectiva hay que estimular, acoger y sostener las iniciativas que instan a las empresas a respetar los derechos humanos fundamentales de las trabajadoras y los trabajadores, sensibilizando en ese sentido no sólo a las instituciones, sino también a los consumidores, a la sociedad civil y a las realidades empresariales. Estas últimas, cuanto más conscientes son de su función social, más se convierten en lugares en los que se ejercita la dignidad humana, participando así a su vez en la construcción de la paz. En este aspecto la política está llamada a desempeñar un rol activo, promoviendo un justo equilibrio entre la libertad económica y la justicia social. Y todos los que operan en este campo, comenzando por los trabajadores y los empresarios católicos, pueden encontrar orientaciones seguras en la doctrina social de la Iglesia. 

El mensaje termina con una exortación "a los gobernantes y a cuantos tienen responsabilidades políticas y sociales, a los pastores y a los animadores de las comunidades eclesiales, como así también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad", para que "sigamos avanzando juntos con valentía y creatividad por estos tres caminos: el diálogo entre las generaciones, la educación y el trabajo. Que sean cada vez más numerosos los que, sin hacer ruido, con humildad y perseverancia, se conviertan cada día en artesanos de paz. Y que siempre los preceda y acompañe la bendición del Dios de la paz. (FP)

 

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