Papa: jóvenes, sus sueños son los mismos del Evangelio

En la fiesta de Cristo Rey, Francisco inauguró el camino hacia la JMJ de Lisboa 2023 llamando a dos jóvenes a su lado en el Ángelus. La realeza de Jesús nos muestra el camino para superar nuestra duplicidad.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - En la fiesta litúrgica de Cristo Rey, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Juventud, y el Papa Francisco ha querido vivir hoy con los jóvenes este momento que inaugura el camino hacia el encuentro mundial que tendrá lugar en Lisboa en 2023. Lo hizo celebrando con ellos la Misa en la Basílica de San Pedro e invitando luego a dos representantes - Lucrezia y Stefano, ambos de diecinueve años y de la diócesis de Roma - a asomarse junto con él por la ventana del estudio para rezar el Ángelus.

A los jóvenes y a todos los fieles que se encontraban en la plaza, Francisco les habló sobre la realeza de Cristo que "no viene para dominar sino para servir". Previamente, en la homilía de la Misa, el Papa había hablado primero sobre la imagen que anuncia el profeta Daniel en relación con la gloriosa venida de Jesús al final de la historia. “El Señor - explicó - viene de lo alto y no conoce el ocaso, es Aquel que permanece frente a lo contingente, es nuestra eterna e inquebrantable confianza”. Y esta profecía de esperanza "ilumina nuestras noches, como si dijera: 'No los dejo solos cuando sus vidas están envueltas por nubes oscuras'".

"Cada uno de nosotros - continuó Francisco - conoce esos momentos. Es necesario que los reconozcamos y que miremos más allá de la noche". Para eso tenemos que "elevar la mirada desde la tierra hacia lo alto, no para escapar, sino para vencer la tentación de quedar tumbados en el piso de nuestros miedos. Este es el peligro, que nuestros miedos nos gobiernen. No debemos quedarnos encerrados en nuestros pensamientos, compadeciéndonos de nosotros mismos".

Esta - siguió diciendo el Papa a los jóvenes - es la tarea fascinante que les he encomendado: permanecer de pie cuando parece que todo se derrumba, ser centinelas que saben distinguir la luz en la oscuridad de la noche, ser constructores en medio de los escombros, ser capaces de soñar".

Les estamos agradecidos - dijo Francesco a los jóvenes - por las veces que son capaces de seguir soñando con valentía, por las veces que no dejan de creer en la luz aún en medio de las noches de la vida, por las veces que se comprometen con pasión para hacer más bello y humano nuestro mundo. Gracias por las veces que cultivan el sueño de la fraternidad, por las veces que se preocupan por las heridas causadas a la creación, por las veces que luchan por la dignidad de los más débiles y difunden el espíritu de la solidaridad y el compartir. Y, sobre todo, gracias porque en un mundo que, seducido por el beneficio inmediato, tiende a sofocar los grandes ideales, ustedes no han perdido la capacidad de soñar”. También la Iglesia los necesita, porque "necesitamos el entusiasmo y el ardor de los jóvenes para ser testigos de Dios que es siempre joven". Por último agregó "muchos de los sueños que ustedes tienen se corresponden con los del Evangelio. La fraternidad, la solidaridad, la justicia, la paz, son los mismos sueños de Jesús para la humanidad. No tengan miedo de abrirse al encuentro con Él, que ama sus sueños y los ayuda a cumplirlos".

La segunda imagen sobre la que reflexionó el Papa es Jesús ante Pilato. En el momento de la Pasión es cuando se manifiesta plenamente la naturaleza de la realeza de Jesús. "Él no ocultó su identidad - observó el Papa - no camufló sus intenciones, no aprovechó un resquicio que Pilato le dejaba abierto para salvarse". Por el contrario, asume "la responsabilidad de su vida", Él vino "sin dobleces, para proclamar con su vida que su Reino es diferente a los de este mundo, que Dios no reina para aumentar su poder y aplastar a los demás; que no reina con ejércitos y con la fuerza. Su Reino es de amor”. Es la libertad de Jesús lo que atrae los corazones de los jóvenes. "Dejemos que vibre dentro de nosotros - dijo el Papa - que nos sacuda, que despierte en nosotros la valentía de la verdad". “Necesitamos ponernos delante de Jesús para reconocer nuestra propia verdad. Necesitamos adorarlo para ser libres por dentro, para iluminar nuestra vida y no dejarnos engañar por las modas del momento, por los fuegos artificiales del consumismo que deslumbra. y paraliza".

Y en Jesús el cristiano también encuentra el valor para ir contracorriente. "No contra alguien, como hacen los victimarios y los complotistas, que siempre cargan la culpa sobre los demás; no, contra la corriente malsana de nuestro yo egoísta, cerrado y rígido, que tantas veces busca acuerdos para sobrevivir. Ir contracorriente significa seguir las huellas de Jesús. Él nos enseña a ir contra el mal con la única fuerza mansa y humilde del bien. Sin atajos, sin falsedad, sin doblez. Nuestro mundo, herido por tantos males, no necesita más pactos ambiguos”. “Por favor, tengan miedo de ser jóvenes equilibristas. Sean libres, sean auténticos, sean la conciencia crítica de la sociedad. Muchos de ustedes están criticando, por ejemplo, la contaminación ambiental. Necesitamos eso". "Queridos jóvenes - concluyó el Papa - les deseo que cada uno de ustedes pueda sentir la alegría de decir: 'Con Jesús yo también soy rey'. Soy rey, soy un signo vivo del amor de Dios, de su compasión y de su ternura".

Al terminar la oración del Ángelus, Francisco dijo que hoy se celebra el Día Mundial de la Pesca y recordó a las personas “que viven en condiciones difíciles o a veces, lamentablemente, de trabajo forzado". Por último alentó una vez más "las iniciativas emprendidas por las Naciones Unidas para alcanzar un mayor control sobre el comercio de armas".