21/05/2025, 18.09
JAPÓN
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Tokio: El ministro de Agricultura, arrastrado por la crisis del arroz

de Lisa Bongiovanni

Taku Eto se vio obligado a presentar la renuncia tras afirmar que tenía abundantes reservas personales de arroz, mientras el país se enfrenta desde hace meses a un aumento continuo de los precios del cereal más popular en la dieta tradicional. La razón de los aumentos es el crecimiento del consumo debido al boom turístico y a una producción que durante años se ha mantenido controlada. Ahora el arroz también se ha convertido en un peón en las negociaciones con Washington sobre los aranceles.

 

Tokio (AsiaNews/Agencias) - Taku Eto, el ministro de Agricultura japonés, renunció hoy tras verse envuelto en una fuerte polémica cuando afirmó: "No compro arroz. Gracias a mis partidarios que me han dado en abundancia, tengo tanto en casa que podría venderlo". La declaración resulta particularmente inoportuna en momentos en que el costo del arroz se ha convertido en uno de los símbolos más tangibles del descontento popular en Japón. El desafortunado comentario ha agravado la crisis política del primer ministro Shigeru Ishiba, cuya popularidad ya se encontraba en un mínimo histórico del 24.7% debido al aumento del costo de la vida. En marzo, el precio del arroz había aumentado hasta un 90% respecto al año anterior, marcando el incremento más significativo de los últimos 50 años. En promedio, se gastaban 30 dólares por 5 kg de arroz. Recién en mayo se empezaron a observar los primeros indicios de una inversión de la tendencia.

El precio del arroz es tan elevado porque la producción ha disminuido, mientras que la demanda ha aumentado. En el último año el consumo de arroz ha superado los 7 millones de toneladas, 100.000 toneladas más que el año anterior. No se veía un aumento similar desde hace años. La occidentalización de los hábitos había favorecido el consumo de trigo en detrimento del arroz, pero el aumento del costo del trigo —debido al conflicto Rusia-Ucrania— parece haber contribuido a un regreso a los alimentos tradicionales. Pero más allá de esto, el factor que más ha influido ha sido el boom turístico que se vivió en el país entre 2023 y 2024. Solo en la primera mitad de 2024, Japón recibió 7.78 millones de turistas, un millón más que los niveles previos a la pandemia. Suponiendo que los visitantes extranjeros consuman arroz en cada comida principal, la demanda aumenta vertiginosamente.

Al mismo tiempo, la oferta también ha disminuido. Se ha atribuido la culpa al excesivo calor estival que afectó la cosecha de 2023 y cuyas consecuencias todavía se están pagando, ya que el arroz se cosecha una vez al año, se almacena y luego se distribuye gradualmente. Los científicos del IRRI (el instituto internacional de investigación sobre el arroz), explican que pocos cultivos son tan vulnerables al cambio climático como el arroz: un aumento de 1°C en la temperatura mínima provoca una caída del 10% de la producción.

Junto con las contingencias climáticas, las costumbres sociales y las consiguientes decisiones gubernamentales también han influido en la disminución de la cosecha. En Japón hay cada vez menos personas que se dedican al cultivo del arroz, los jóvenes ya no se sienten atraídos por este oficio y los agricultores están envejeciendo. La occidentalización de los hábitos alimentarios, además, indujo al gobierno a tomar medidas para prevenir un exceso de oferta. Por esa razón ha limitado silenciosamente durante décadas la producción de arroz siguiendo una política conocida como "gentan seisaku", que se introdujo en los años 70: se pagaba a los agricultores para que plantaran menos arroz, con el fin de estabilizar los precios. A pesar de haber sido abolida en 2018, esta política sobrevive a través de subsidios a cultivos alternativos como la soja y alimentos para animales.

Para contener los efectos de la crisis, el gobierno decidió en marzo abrir sus reservas distribuyendo alrededor de 300.000 toneladas de arroz, una medida prevista sólo en casos de grave emergencia. Sin embargo, los efectos no fueron visibles hasta hace pocos días debido a graves retrasos en la distribución. Mientras tanto, como informó The Japan Times, el ministro de Agricultura insistía en la inminente llegada de suministros, lo que alimentó el desaliento de la opinión pública.

También han aumentado las importaciones desde Corea del Sur (es la primera vez desde 1999), Tailandia y, sobre todo, California, que sigue siendo el principal proveedor de Japón a pesar de las actuales tensiones comerciales entre Tokio y Washington. Según The Japan Times, el arroz podría convertirse en una posible moneda de cambio en las negociaciones con Estados Unidos. Por el momento, Japón sigue protegiendo la producción interna sin aliviar los aranceles a las importaciones, porque los agricultores constituyen una sólida base electoral del Partido Liberal Democrático (PLD), pero no es de excluir que se evalúe un arancel preferencial para el arroz estadounidense.

Mientras tanto, continúan las protestas tanto de la población como de los agricultores, marcando un descenso vertiginoso de la popularidad del partido gobernante, en el poder casi ininterrumpidamente desde la Segunda Guerra Mundial. En abril, un número significativo de agricultores protestaron por primera vez en las calles de Tokio, en lo que se denominó "Reiwa no hyakusho ikki", es decir, una revuelta campesina moderna.

 

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