'¿Qué estamos exportando los chinos al mundo?'
Una voz de China comenta tres casos resonantes en los que sus compatriotas en el extranjero han saltado a la fama por delitos transnacionales de naturaleza gravísima, relacionados con fraudes, narcotráfico y trata de seres humanos. "En nuestros libros de texto, la Guerra del Opio que vivimos hace dos siglos se presenta como una tragedia nacional. Entonces, ¿por qué hoy que somos ricos y fuertes llevamos las máquinas tragamonedas a las aldeas africanas?".
Con el ascenso de una gran potencia, los chinos no solo exportamos mercancías abundantes, sino también "productos moralmente defectuosos" que han nacido en un particular terreno social. Tres chinos — Chen Zhi, Zhang Zhidong ("Hermano Wang") y Qian Zhimin — han saltado recientemente a la fama por crímenes transnacionales de naturaleza gravísima, atrayendo la indignación internacional y desacreditando al pueblo chino. Han explotado las debilidades humanas para reclutar cómplices, aprovechando los vacíos normativos de varios países para obtener beneficios; su "éxito" está construido sobre el sufrimiento de innumerables víctimas, convertidas de manera inhumana en los escalones de su ascenso. Aunque la imagen de un pueblo depende en última instancia de la rectitud, el trabajo y la inteligencia de la mayoría de sus ciudadanos, estos casos extremos muestran el colapso de los vínculos morales y la desintegración de las defensas éticas.
Qian Zhimin nació en septiembre de 1978 en Rugao, Jiangsu. En 2014 fundó la empresa Lantian Gerui Electronics Technology Co. en Tianjin, utilizando el cebo de altos intereses y la promesa de "riquezas para tres generaciones" para orquestar un esquema Ponzi de 43 mil millones de yuanes. Después de convertir el dinero en Bitcoin, escapó. Según la policía británica, después de siete años de estar prófuga en el Reino Unido, fue arrestada en abril de 2024 y el 11 de noviembre del mismo año fue condenada a 11 años y 8 meses. Había comprado 61.000 Bitcoin e intentó explotar las diferencias legales entre varios países en materia de extradición, confiscación de bienes y regulación de las criptomonedas para construir su propia "zona franca" judicial, lo que dificultó considerablemente su captura. Sus víctimas en China son más de 128.000 personas, en su mayoría ancianos; el tan cacareado lema chino "quien nos ofenda será castigado, dondequiera que se encuentre" suena terriblemente vacío en este caso.
Zhang Zhidong, nacido en Beijing en 1987 y graduado en lenguas en la Peking University, se mudó a México en 2015. Desde 2016, bajo el seudónimo de "Hermano Wang", se convirtió en el principal coordinador de la compra de precursores químicos y de la producción de droga para los dos cárteles mexicanos. Adquiría materias primas en Asia y controlaba la síntesis de fentanilo. Bajos órdenes se exportaban y distribuían toneladas de cocaína, fentanilo y metanfetamina. En 2018 comenzó a dirigir la exportación hacia América del Norte, con un volumen de negocios de 150 millones de dólares al año. Gestionaba más de 150 entidades legales y 170 cuentas bancarias, utilizando empresas fantasma y estructuras de múltiples niveles para lavar dinero en criptomonedas y otros activos. En octubre de 2024 la policía mexicana arrestó a su mano derecha, Li Ruipeng. Poco después, él también fue arrestado. Pero en julio de este año, mientras se encontraba bajo arresto domiciliario, logró escapar de forma increíble cavando un túnel, y escapó a Rusia y luego a Cuba con una identidad falsa. El 23 de octubre fue capturado en Cuba y extraditado a México y Estados Unidos. El 19 de noviembre, la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York comenzó el juicio en su contra: si es declarado culpable de tráfico internacional de drogas y lavado de dinero podría ser condenado a cadena perpetua.
Chen Zhi, nacido en 1988 en Lianjiang (Fujian), se mudó a Camboya en 2009. En menos de seis años fundó Prince Group, un conglomerado de empresas que operan en el sector inmobiliario, en el sector financiero, hoteles, casinos y supermercados, convirtiéndose en el grupo más grande del país, con supuestas filiales en más de 30 países. En China tenía sedes en varias ciudades, y Chen fue reconocido varias veces como "empresario del año" y "modelo de responsabilidad social". Sin embargo, según investigaciones independientes, Prince Group resultó ser la mayor organización criminal de Camboya: fraudes, trata de seres humanos, tráfico de drogas y trabajo forzado, e inicialmente las principales víctimas eran chinas; cuando China intensificó la ofensiva contra el fraude en línea, el grupo centró su atención en los extranjeros. En octubre de 2025 Corea del Sur incluso envió personal a Camboya para liberar rehenes; el 14 de octubre de 2025 el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció la confiscación de 127.271 millones de Bitcoin pertenecientes a Chen Zhi, por un valor de 15 mil millones de dólares. Según el Departamento de Justicia, su actividad principal consistía en "pig-butchering scams" y fraudes electrónicos; solo en dos centros operaban 1250 teléfonos y controlaban 76.000 cuentas sociales que se usaban para realizar las estafas. El grupo recaudaba hasta 30 millones de dólares al día. Entre enero de 2020 y febrero de 2024, los fraudes en línea originados en Camboya sustrajeron en todo el mundo alrededor de 75 mil millones de dólares. Además de Estados Unidos, el Reino Unido, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong, Taiwán y Tailandia han congelado o cerrado filiales del grupo.
Son crímenes impresionantes. Y todos los autores intelectuales son chinos, crecidos en la era de las reformas y la apertura. Ninguno de ellos dudó en fundar su "éxito" sobre la ruina ajena. Y a estos tres "personajes famosos", hay que añadir las "damas chinas" que ostentan una estética muy característica, los arrogantes "hijos de los ricos", las "amantes mantenidas" que pueblan barrios enteros de grandes casas... todas ellas figuras que siguen moldeando la percepción global de los chinos.
Una religiosa misionera en Chad y Uganda me contó que los mercados locales no son solo están inundados por los productos chinos, sino también por las máquinas tragamonedas de empresarios chinos que han difundido en las aldeas (como muestra la foto, nota del editor). Cada vez que esta religiosa ve a los pobres locales apostando las únicas monedas que tienen, siente rabia y tristeza.
En nuestros libros de texto, la Guerra del Opio que vivimos hace dos siglos se presenta como una tragedia nacional, la prueba de que "la debilidad lleva a la humillación". Hoy somos ricos y fuertes, y sin embargo, ¿por qué carecemos de toda empatía y nos empeñamos en exportar "juego, prostitución y droga" a otros países?
En una lógica que exalta "el poder que nace del cañón del fusil", el éxito, la riqueza y el privilegio se han convertido en objetivos supremos. Las élites gozan de un poder que trasciende la ley y la moral; eslóganes como "no importa si el gato es blanco o negro, siempre que cace ratones", "adelantar en la curva" y otras expresiones de este tipo se han infiltrado en la mentalidad común. En un clima donde el fin justifica los medios, proliferan los actos contrarios a la ética y a la ley.
En marcado contraste con la carrera por la tecnología y la riqueza, hay una falta sistémica de educación humanística y capacidad crítica. El lavado de cerebro ateo y el adoctrinamiento ideológico han reducido el sentido de la vida al éxito material. Kant afirmaba que creer en la inmortalidad del alma era un presupuesto necesario para la moral y la felicidad; el materialismo ateo ha demolido este baluarte, dejando a los individuos sin frenos interiores. Para muchos criminales sacrificar la moral se ha convertido entonces en una "decisión racional" en el cálculo riesgo-beneficio, y la inteligencia se convierte en un arma para hacer el mal.
La misma "diplomacia de los lobos guerreros" (wolf warrior diplomacy), con su agresividad externa y el rígido control interno, alimenta el oportunismo dentro y fuera de China: para lograr el éxito personal todo es lícito, incluso desafiar las reglas internacionales. Esto otorga a los criminales una sensación psicológica de privilegio e impunidad: cometen atrocidades sin vergüenza, confiando en la suerte, sin ningún respeto por la ley.
El desprecio por la dignidad de la vida humana - un valor universal - es la raíz del enriquecimiento desenfrenado de Chen, Zhang y Qian, y es también la lógica por la cual algunos empresarios chinos instalan máquinas tragamonedas en las zonas más pobres de África, aprovechando cualquier oportunidad para obtener beneficios.
En ciertos contextos sociales y culturales, el colapso moral no es un incidente aislado, sino la consecuencia inevitable de fallas sistémicas. La extremización de la riqueza, el poder y el populismo no es solo propaganda: es un sistema de valores social-darwinista ya profundamente interiorizado. Si una sociedad pone el poder y el dinero por encima de la moral, la ley y el respeto por los valores universales, inevitablemente generará criminales que construyen su éxito sobre la violación de la dignidad humana y del orden global.
Por eso, el pueblo chino debe despertar. Debemos afrontar la deriva moral que estamos exportando al mundo y la imagen internacional que estamos creando; reconstruyamos las bases éticas y el respeto por los valores universales. Solo respetándonos a nosotros mismos, podremos ganarnos el respeto de los demás.
19/07/2019 10:26
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