Card. Bo: Basta de violencia, trabajemos juntos por la paz en el Estado Kachin

El arzobispo de Yangon dirige un llamado al gobierno, a los rebeldes y a la comunidad internacional para que cese el conflicto. Más de 150.000 personas viven en campos de refugiados en medio de campos minados. La Conferencia de paz mantenida en julio es “una ocasión de no perder”. Los líderes religiosos, católicos y protestantes, “están fracasando en su trabajo junto al pueblo en pos de la paz”

Yangon (AsiaNews) – La guerra crónica que desde hace años ensangrienta el estado Kachin “no ha generado vencedores, sino sólo derrotados, personas inocentes que languidecen en campos de refugiados en medio de campos minados, víctimas del tráfico de seres humanos y de la droga. Por eso, la próxima conferencia de paz organizada por el gobierno no debe ser boicoteada por nadie”. Es el llamamiento lanzado por Mons. Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon, preocupado por la trágica situación de la población del estado Kachin (en el norte del país), donde desde hace años las minorías étnicas combaten contra las milicias del gobierno.

El mensaje del prelado se inicia con el reconocimiento de que “luego de seis décadas de un sistema político sofocante, en Myanmar se ha dado lugar a la democracia gracias al sacrificio de cientos de hombres y mujeres”. Este sueño, sin embargo, “aún debe ser alcanzado en algunas áreas, y me refiero al Estado Kachin, devastado por la guerra. Más de 150.000 personas están recluidas en campos improvisados: lo que en otro tiempo fuera un pueblo noble, se ha transformado en una masa de migrantes internos sin un lugar donde ir, que espera una limosna de la comunidad internacional. Mientras que los Kachin luchan por hallar un techo bajo el cual dormir, las mineras de jade, instaladas en sus tierras, ganan millardos. Esta es la raíz del conflicto”.

La guerra entre el Tatmadaw [nombre de las fuerzas armadas birmanas] y las milicias rebeldes del KIA (Kachin Independence Army) se ha prolongado por ya cinco años. Detonada en junio de 2011, luego de 17 años de relativa calma, causó decenas de víctimas civiles y al menos 200.000 desplazados.

“Humildemente – prosigue el Card. Bo – hago un llamado a todos. No soy un político, pero quisiera alzar la voz por quienes son acallados. He vivido con estas personas durante 22 años, conozco su dolor”. El arzobispo pide al nuevo gobierno de Myanmar que busque “la paz con sinceridad. Rechazando la concepción pasada de “Una nación, una raza, una religión”, os imploro trabajar por una nación multicolor con un sistema federal”. Además, “la Conferencia Panglong del siglo XXI, prevista en un futuro próximo, debe ser celebrada con todas las partes en la causa”.

La referencia es a los diálogos propuestos por Yangon, que deberán mantenerse en julio próximo. En general acogida favorablemente por los grupos étnicos, la conferencia fue pensada luego de que el acuerdo parcial firmado en octubre pasado con los grupos étnicos no diera los frutos esperados. La primera Conferencia Panglong fue organizada en 1947 por el padre de Aung San Suu Kyi, el general Aung San, para garantizar autonomía a las mnorías Shan, Kachin y Chin. Su asesinato, ocurrido cinco meses más tarde, impidió que se respetaran dichos acuerdos.

Según el Card. Bo, los líderes religiosos deben jugar un rol prioritario en el progreso rumbo a la paz: “La mayor parte de los Kachin –escribe- son cristianos bautistas, católicos y de otras denominaciones. Nuestra fe nos impone ir en busca de la paz. ¿Pero dónde estamos en los diálogos de paz? No podemos quedarnos en silencio –continúa el arzobispo- frente a la opresión de nuestra gente, ejercida por el gobierno o por otros grupos armados. […]. Unámonos como cristianos para dar una posibilidad de paz a estas tierras”.

El último llamado es dirigido al pueblo Kachin: “Habéis afrontado muchos desafíos a lo largo de vuestra historia, pueda el Señor donaros la paz […]. Permaneced unidos, esta guerra se inició por la dignidad de los Kachin, no os separéis, arruinando así aquel sueño”