09/05/2024, 15.00
ISRAEL - PALESTINA
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A pesar de la guerra, Israel derriba casas de los beduinos, las otras víctimas de Hamás

En una aldea del Néguev fueron arrasadas cerca de 50 viviendas, dejando a cientos de familias sin hogar en una de las destrucciones más masivas de los últimos años. Ben Gvir considera que son "ilegales" y que la demolición es "un paso importante". Protesta de la comunidad, que denuncia: "Hemos buscado inútilmente una solución durante años".

 

Jerusalén (AsiaNews)- Una demolición masiva de decenas de viviendas, una de las más impresionantes llevadas a cabo por el gobierno israelí en los últimos años. El objetivo de la irrupción de ayer de las fuerzas de seguridad fueron cerca de 50 viviendas en el desierto de Negev pertenecientes a la comunidad beduina, que el ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben Gvir - punta de lanza del apoyo a las colonias y puestos de avanzada en los Territorios ocupados, calificó de "ilegales". Las excavadoras arrasaron por completo las construcciones de la aldea de Wadi al-Khalil, desatando sentimientos alternos de ira y frustración entre los miembros de una comunidad formada por unas 500 personas.

Algunas de las familias cuyas casas fueron demolitas también hay algunas cuyos miembros fueron víctimas del ataque terrorista de Hamás contra Israel el 7 de octubre, que desencadenó la sangrienta guerra en Gaza. Además, la única persona herida de gravedad (Amina al-Hasoni, una niña de 7 años) por la lluvia de misiles y drones que lanzó Irán contra el Estado judío el mes pasado pertenecía a la comunidad beduina, aunque los gobiernos y los medios internacionales desestimaron rápidamente el asunto. Una confirmación más de la división entre ciudadanos de primera y segunda clase en el país, por la cual los miembros de la comunidad beduina - así como a los inmigrantes procedentes de Asia - se han convertido en "víctimas ocultas" (y olvidadas) del devastador conflicto en Oriente Medio.

Las viviendas demolidas pertenecen a los miembros de una única familia, los Abu Asa, que quedaron sin un techo donde vivir. Las autoridades israelíes destruyeron las casas con el pretexto de que las estructuras no tenían los permisos de construcción adecuados, que rara vez se conceden a los beduinos palestinos en el desierto de Negev, conocidos como Naqab en árabe. Varios miembros decidieron quemar sus casas antes de la demolición, en vez de resignarse a presenciar impotentes la destrucción a manos de vehículos de orugas israelíes. Otro miembro de la comunidad, identificado con el nombre de Ahmed Abu Asa, fue arrestado cuando intentó obstruir las excavadoras.

Kayed Abu Latif, productor agropecuario y experto en agronomía, dijo que la orden de demolición era "sorprendente", sobre todo teniendo en cuenta que los ciudadanos palestinos de la zona habían ayudado a los israelíes durante el ataque de Hamás en el sur de Israel en octubre. “Aquí hay más de 500 personas. (Ahora) los niños y las mujeres no tienen adónde ir”, añade el residente Sleiman Abu Asa. “Están demoliendo nuestras casas, dejándonos afuera”, acusa, mientras observa a la policía desplegada con equipo antidisturbios para controlar la operación. “No merecemos esto. Llevamos años buscando una solución, esperando una decisión justa, pero el Estado - concluye - ha obstaculizado todas nuestras opciones".

El ministro de derecha radical Itamar Ben Gvir, el mismo que alimenta el expansionismo de los colonos israelíes en tierras palestinas, recordó en un mensaje en las redes sociales que Israel considera "ilegales" las casas construidas en Wadi al-Khalil. También amenazó con encerrar en prisión a cualquiera que "infrinja la ley en el desierto de Negev". La destrucción, continuó, es “un paso importante” que indica que la autoridad del gobierno no se pone en discusión. “La policía - concluyó Ben Gvir - luchará contra cualquiera que se apodere de la tierra e intente construir otra realidad sobre el terreno”.

Antes de la creación de Israel en 1948, en el desierto de Negev vivían aproximadamente 92.000 beduinos, pero sólo 11.000 permanecían dentro de las fronteras de Israel después de la guerra árabe-israelí de 1948; muchos viven en aldeas no reconocidas, que carecen de planificación y de servicios básicos como agua corriente, alcantarillado y electricidad. Muy pocos tienen acceso a refugios antiaéreos o antimisiles, y la mayoría se niega a ser reasentada y, por tanto, enfrenta grandes dificultades en la sociedad israelí. Hoy son alrededor de 300.000, la mitad de los cuales viven en ciudades y la otra mitad en aldeas no reconocidas por Israel. Según el activista árabe israelí Taleb el-Sana, "las mujeres y los niños quedaron ayer sin hogar" y "una aldea entera fue arrasada sólo porque sus habitantes son árabes" con el "pretexto" de una "construcción sin licencia". Añade que Israel "no permite que los ciudadanos (beduinos) obtengan permisos de construcción y después demuele sus casas con el pretexto de falta de permisos". “No nos merecemos esto”, concluye Abu Asa.

 

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