Cardenal de Teherán: recemos por las negociaciones, derribando «muros y hostilidades»
El arzobispo de la capital iraní comparte con AsiaNews el relato de la primera semana de guerra iniciada por Israel. «Todo ocurre a través del espacio aéreo y por control remoto», las «víctimas colaterales: desplazados, heridos y muertos», los temores de un incidente con liberación de «gases tóxicos o radiaciones». La conciencia de que la guerra «no es la solución» y la oración a Jesús que «hizo de los dos un solo pueblo».
Teherán (AsiaNews) - Sin refugio ni sirenas, el ruido de la «muy activa» defensa aérea nocturna se vuelve «tranquilizador», en una fase en la que el enfrentamiento «se produce a través del espacio aéreo y por control remoto». Así lo escribe el cardenal Dominique Joseph Mathieu, arzobispo de Teherán-Isfahán de los latinos, en una reflexión enviada a AsiaNews en la que relata la primera semana de la guerra lanzada por Israel contra Irán, que está a punto de terminar. Una fase en la que existe un alto riesgo de «liberación de radiaciones y gases tóxicos» que acabarían afectando a la población civil, mientras se hace un llamamiento a la oración y al retorno «a la mesa de negociaciones». Y se hace referencia a la carta a los Efesios, en la que san Pablo invita a mirar a Jesús, que «ha hecho de los dos un solo pueblo».
A continuación, la reflexión que el cardenal Mathieu ha enviado a AsiaNews:
En el sexto día de la guerra, la conexión a Internet se ha restablecido hace poco, tras una interrupción durante la noche. El sol brilla y los pájaros cantan, con temperaturas que rondan los 38 grados centígrados. En el distrito 11 de Teherán, donde me alojo, la defensa aérea está muy activa sobre todo por la noche. Puede parecer extraño, pero es tranquilizador. Esto se debe a que no hay refugios ni sirenas. Así que nos dirigimos siguiendo el sonido. Y en muy poco tiempo se aprende a distinguir.
Lo más interesante de esta fase de la guerra es que los ejércitos no están físicamente en contacto entre sí, porque no existe una frontera común. Todo se lleva a cabo a través del espacio aéreo y por control remoto. Ambos violan el espacio aéreo de otras naciones. Aviones y drones por un lado, y cohetes y drones por otro. En realidad, no hay ningún contacto inmediato con el objetivo. En esta fase se trata de una guerra asimétrica.
Como ciudadano, uno se enfrenta a víctimas colaterales: desplazados, heridos y muertos. La principal fuente de información general son las redes sociales, que desempeñan un papel importante, a veces incluso con fines militares. En ambos países hay muchas víctimas civiles, tanto intencionadas como involuntarias; por ejemplo, cuando se dispara un dron o se intercepta y derriba un misil. Impacta y, en consecuencia, no se está seguro en ningún sitio.
Por el momento, algunas embajadas están esperando a que termine la semana antes de prever la evacuación. Otras han enviado a sus compatriotas por carretera a países vecinos para repatriarlos. La comunidad local se ha quedado parcialmente en las zonas afectadas y muchos se han dispersado por zonas más seguras del territorio nacional. En la medida en que los medios de comunicación lo permiten, estamos en contacto.
Sería mejor un acuerdo consensuado, porque ahora corremos el riesgo de que se liberen radiaciones y gases tóxicos. No estoy tomando partido por ninguna de las partes implicadas, pero está claro que la guerra no es la solución. Es mejor que vuelvan a la mesa de negociaciones. Por eso rezamos. En una situación así, nos detenemos un poco más en todo lo que el Señor nos da y que otros no tienen en otras partes del mundo: protección, sustento, preocupación por los demás, etc.
En estos días puedo comprobar que muchas personas han expresado su cercanía. Gracias de corazón a todos. Rezamos por vosotros, rezamos por nosotros, unidos en Cristo, que salvó al mundo derramando su sangre. Recordemos la carta a los Efesios (2,14-16) donde Jesús «hizo de los dos un solo pueblo, derribando el muro de separación que los dividía, es decir, la hostilidad entre nosotros».
*Arzobispo de Teherán-Ispahán de los latinos
