01/05/2025, 14.38
VIETNAM
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Hanói: trabajo más formalizado, pero la protección sigue siendo reducida

de Lisa Bongiovanni

Un informe de la OIT cita como modelo la reducción de diez puntos porcentuales en la incidencia del trabajo informal en Vietnam. Sin embargo, muchas realidades denuncian la precariedad y los bajos salarios en las grandes fábricas que producen para los mercados globales, donde hoy trabajan 17 millones de personas. Las luces y las sombras de la nueva ley sobre sindicatos, que entrará en vigor el 1 de julio de 2025.

 

Milán (AsiaNews) La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha dedicado uno de sus últimos informes al tema de la lucha contra la economía informal en la región Asia-Pacífico, presentando y profundizando algunos enfoques innovadores que han adoptado los diferentes países. El panorama general que emerge muestra algunos resultados positivos, aunque en un proceso lento, aún marcado por la pandemia.

Diferente parece, en cambio, el caso de Vietnam. En el país que en estos días celebra el 50 aniversario del fin de la guerra con su reunificación, se registra una caída de diez puntos porcentuales en la proporción de trabajo informal en los últimos diez años. Un resultado que en sí mismo debería representar una victoria tanto para el Estado como para los ciudadanos, que ahora podrían gozar de una mayor protección. Sin embargo, si se analiza en detalle el mercado laboral local, emerge un panorama mucho más complejo.

El mundo del trabajo en Vietnam se articula en dos sectores principales: el agrícola y el manufacturero. Se estima que el segundo emplea a unos 17 millones de trabajadores, según el Washington Post. Los datos recopilados por Vietnam Briefing muestran que entre 2017 y 2023 el empleo en este sector aumentó del 18% al 23% del total de trabajadores. En cambio el empleo en el sector agrícola pasó del 40% al 33% en el mismo periodo.

Cruzando los datos del informe con estos cambios, es razonable suponer que la caída del empleo informal está relacionada con este desplazamiento de la mano de obra. El sector agrícola, de hecho, se caracteriza tradicionalmente por formas de empleo no reguladas, mientras que el segundo está dominado por grandes empresas extranjeras que, para poder operar en el país, están obligadas a respetar la normativa laboral, incluida la contratación formal de los empleados. Pero, ¿se puede realmente hablar de una mejora en la vida laboral de los vietnamitas, o la presencia de un contrato de trabajo no equivale necesariamente a condiciones más dignas?

Son muchísimas las denuncias de asociaciones internacionales que hablan del malestar que se registra en las fábricas manufactureras del país. Un hecho que confirma que para mejorar los estándares laborales en Vietnam, como en muchos otros países de la región, no es suficiente actuar solo en la lucha contra el sector informal, sino que es necesario intervenir también en la regulación formal.

Es sabido que gran parte de las empresas que han invertido en el país fueron atraídas por los bajos costes de producción. La mano de obra en Vietnam cuesta poco porque el salario mínimo garantizado por ley está por debajo del mínimo necesario. El país está dividido en regiones y a cada una corresponde un salario mínimo garantizado. La Región 1 - Hanói y Ho Chi Minh City - tiene un salario mensual mínimo de 4.680.000 VND (unos 202 dólares estadounidenses), mientras que en la Región 2 - zonas rurales circundantes - baja a 4.160.000 VND (179 dólares estadounidenses). Sin embargo, el costo de vida promedio, excluyendo el alojamiento, es de más de 11.500.000 VND (475 dólares estadounidenses). Este desequilibrio viola la Convención n. 131 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que obliga a los Estados a garantizar salarios suficientes para un nivel de vida digno.

Al mismo tiempo se registra una precariedad laboral generalizada. Debido a las fluctuaciones de la demanda, los empleadores contratan menos empleados para evitar un exceso de personal en los periodos de baja demanda, lo que comportaría mayores costos. Cuando la demanda es alta, sin embargo, estos trabajadores están obligados a hacer horas extras para satisfacerla, y si se niegan, pierden el trabajo. Esto viola nuevamente la Convención de la OIT sobre las horas de trabajo (industria) de 1919 (n. 1), que establece como norma internacional un límite máximo de 48 horas semanales.

Por último, la falta de poder de negociación es otra violación de los derechos de los trabajadores. No existe, de hecho, una real representación sindical, porque los sindicatos independientes no están reconocidos por la ley. Los sindicatos están controlados por el Partido y dependen de la empresa en la que operan, la misma que les garantiza beneficios y salarios, y en consecuencia no tienen ningún incentivo para proteger a los trabajadores.

Sobre este punto, sin embargo, algo podría estar a punto de cambiar. Para seguir comerciando con Estados Unidos y la Unión Europea – sus principales socios comerciales junto con China – Vietnam se ve obligado ahora a adecuar parte de su legislación interna. En esta dirección se orienta también la nueva ley sobre sindicatos, que entrará en vigor el 1 de julio de 2025. La reforma representa un pequeño paso adelante, aunque no aborda los problemas estructurales del sistema sindical vietnamita; en particular, todavía no permite la creación de sindicatos realmente independientes, condición esencial para alinearse con los estándares internacionales para el trabajo. La Confederación General del Trabajo de Vietnam (VGCL) sigue, de hecho, bajo el control del gobierno y estrechamente vinculada a los intereses del Partido Comunista más que a los de los trabajadores.

Otra sospecha sobre la efectiva voluntad de cambio se plantea por el arresto - en abril de 2024 - de Nguyen Van Binh y Vu Minh Tien. Ambos eran altos funcionarios del Ministerio de Trabajo vietnamita y del VGCL, y habían luchado por reformas laborales más significativas y para garantizar la independencia de los sindicatos. Según Human Rights Watch, el gobierno sigue definiendo las organizaciones sindicales independientes como “fuerzas hostiles” que buscan oponerse al Partido alterando el orden social.

También cabe añadir que la amenaza de los aranceles de Trump podría provocar cambios en las estrategias comerciales vietnamitas. Y un eventual desplazamiento hacia China y la mayoría de los países asiáticos ciertamente no favorecería la adopción de estándares internacionales más elevados para los derechos de los trabajadores. Más allá de las estadísticas, por lo tanto, sigue siendo difícil predecir con certeza las perspectivas para el mundo del trabajo en Vietnam, en un contexto que todavía se encuentra en constante cambio.

 

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