Protestas en Bangkok, crece la presión sobre Paetongtarn Shinawatra para que presente la renuncia
La primera ministra tailandesa se encuentra en una situación cada vez más inestable tras las manifestaciones de los nacionalistas pro-monárquicos, las tensiones en la frontera con Camboya y la ruptura con un aliado del gobierno. Vuelve el fantasma de una posible intervención militar, pero la oposición también ha pedido que se evite un nuevo golpe de Estado.
Bangkok (AsiaNews) – La posición de la primera ministra Paetongtarn Shinawatra en Tailandia es cada vez más precaria, mientras el país se prepara para un período de inestabilidad política y crecientes presiones sobre el Ejecutivo. Durante el fin de semana, miles de manifestantes salieron a las calles para protestar contra el gobierno cuando se difundió la conversación telefónica entre Shinawatra y el ex primer ministro camboyano Hun Sen, en la que la primera ministra se queja de las fuerzas armadas del país.
Los problemas comenzaron con el enfrentamiento armado en la frontera camboyana el 25 de mayo, en el que murió un guardia fronterizo. El episodio reavivó las tensiones territoriales y alimentó la sospecha de una posible intervención militar, oficialmente "para restablecer la paz y la armonía", como ya ha ocurrido en el pasado.
Los movimientos nacionalistas pro-monárquicos de Tailandia son los que más insisten en una intervención de las Fuerzas Armadas, y el sábado convocaron a miles de manifestantes en el Monumento a la Victoria de Bangkok para pedir la dimisión de la primera ministra y denunciar la influencia del clan Shinawatra, liderado por el ex primer ministro Thaksin, padre de la actual líder del gobierno.
Aunque en el Parlamento las fuerzas favorables a un papel activo de los militares siguen siendo una clara minoría, la creciente inestabilidad está alimentando el descontento en la población y muchos de los 70 millones de tailandeses desean una salida rápida de la crisis.
El líder de la oposición, Natthaphong Ruengpanyawut, de 38 años, ha invitado a militantes y simpatizantes del Partido Popular (Phak Prachachon) a no cruzar la "línea roja" de un eventual apoyo a la entrada de los militares en la vida política. La advertencia resulta particularmente significativa, considerando que las fuerzas que hoy confluyen en el Partido Popular son herederas de movimientos disueltos en el pasado por decisiones judiciales o la deserción de aliados.
Según una encuesta reciente, en este momento Ruengpanyawut es el candidato más popular para el cargo de primer ministro, mientras que en el frente institucional, la primera ministra Paetongtarn se encuentra en dificultades después que el Bhumijay pasó a la oposición, lo que deja al Pheu Thai y a los aliados menores con un margen limitado de maniobra política. Las próximas decisiones políticas y económicas serán decisivas para la estabilidad del Ejecutivo y, sobre todo, de la economía.
Después de la manifestación del sábado, la crisis política ha salido de los cauces institucionales para recaer en el conflicto no resuelto entre el poder civil y la cúpula militar, entre las fuerzas extraparlamentarias y la voluntad popular. Ese equilibrio ya se vio comprometido por las maniobras posteriores a las elecciones que se celebraron hace dos años, cuando se le impidió gobernar al Move Forward Party (hoy Partido Popular), que había resultado ganador.
La crisis con Camboya complica aún más el panorama. Tras el incidente fronterizo, Nom Pen lanzó una advertencia a sus ciudadanos, les pidió que evitaran viajar a Tailandia y suspendió los flujos comerciales. Por su parte, Bangkok selló la frontera terrestre, lo que provocó graves inconvenientes a los ciudadanos que debían regresar.
La situación es delicada. Las fuerzas armadas tailandesas, tradicionalmente influyentes tanto a nivel interno como regional, se encuentran ahora involucradas en una crisis que también tiene implicaciones personales e históricas. El núcleo del conflicto, en efecto, son las relaciones entre Thaksin Shinawatra y Hun Sen, el "hombre fuerte" de Camboya, que en su día fue aliado y socio en los negocios de su homólogo tailandés. Esta situación compromete aún más la legitimidad de la primera ministra Paetongtarn Shinawatra y refuerza el frente de los que piden su renuncia.