Invierno demográfico y millones de pobres: la cara oculta de la Turquía de Erdogan
Hay más de 14 millones, alrededor del 14% de la población, de personas que viven en "condiciones de extrema pobreza". También ha crecido el número de niños en riesgo de ser apartados de sus familias por dificultades económicas. Se desploma la tasa de natalidad y genera "preocupación" sobre el futuro equilibrio demográfico del país. Uno de cada cuatro ciudadanos tendrá más de 65 años en 2080.
Milán (AsiaNews) - En el país símbolo de la política de "nacionalismo e islam" y de activismo internacional según la doctrina del presidente Recep Tayyip Erdogan, hay más de 14 millones de personas en situación de pobreza que dependen de la asistencia pública para sobrevivir. A estos se suman casi 12 millones — sobre una población de poco más de 85 millones de habitantes, aproximadamente el 14% — que viven "en condiciones de extrema pobreza". Esta constatación del fracaso de las políticas sociales y económicas no proviene de la oposición o de voces críticas, sino de los últimos datos publicados por el Ministerio de Familia y Servicios Sociales de Turquía que reporta el Turkish Minute. El informe semestral de enero-junio de 2025, difundido por el diario independiente en inglés, muestra que el Programa de Apoyo a las Familias que comenzó en 2022 ha beneficiado a 2,969,483 núcleos familiares. Según las estimaciones del Instituto Nacional de Estadística, que calcula cuatro personas por núcleo familiar, esto representa 11,879,132 personas. Los datos también muestran un aumento constante de niños en riesgo de ser apartados de sus familias por dificultades económicas. El total ha pasado de 122,489 en 2018 a 171,895 en junio de 2025, con un crecimiento constante: 129,422 en 2020, 157,248 en 2022 y 170,317 en 2024. En la primera mitad de 2025 los inspectores del Ministerio que visitaron las escuelas identificaron a 64,158 niños en riesgo socioeconómico.
Millones de personas en situación de pobreza
Los datos que publicó a principios de este año la Fundación para la Investigación de Políticas Económicas de Turquía (TEPAV) estiman que 7.1 millones de niños viven en familias clasificadas como pobres según la OCDE. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos considera en riesgo de pobreza a las personas que viven en familias cuyo ingreso neto equivalente del año anterior —sin componentes figurativos o en especie— es inferior al 60% del mediano. Y esta cifra corresponde "al 32% del total". Utilizando la metodología que aplica la Unión Europea (UE), que incluye medidas más amplias relacionadas con las familias, la cifra sube al 34.2%, casi el doble de la media de la UE, que se sitúa en torno al 19.3%. Por último, la cifra sube a 8.3 millones si se incluyen los refugiados. Otros métodos alternativos de evaluación de la pobreza absoluta o de los gastos familiares elevan la cifra a más de 10 millones. El aumento de los costos de la energía, así como las viviendas inadecuadas, están agravando la situación de los núcleos familiares de bajos ingresos. Entre enero y junio de 2025, 3,461,452 familias — equivalentes a 13.8 millones de personas — recibieron subsidios del gobierno para la electricidad y 669,653 familias para pagar las facturas de gas.
El número de núcleos familiares que reciben subvenciones para las facturas de electricidad ha pasado de 1,343,109 en 2019 a 3,461,000 en la primera mitad de 2025. Los inspectores del Ministerio han calificado 10,888 viviendas como "inhabitables" debido a su antigüedad, deterioro y riesgos para la seguridad. Nermin Yıldırım Kara, diputada del Partido Popular Republicano (Chp) en Hatay, explicó al diario Nefes que los datos del Ministerio muestran las condiciones "desastrosas" en las que se encuentran muchos ciudadanos. "El 2025, declarado 'Año de la Familia' por el gobierno del Partido Justicia y Desarrollo (AKP), ha pasado a la historia como el año de la pobreza", denunció la representante del principal partido de oposición. Para 2025 Ankara ha organizado eventos para promover los valores familiares tradicionales y el bienestar de los niños, aunque los críticos afirman que la campaña ignora la creciente pobreza y las desigualdades sociales. "Si en este momento hay 3,461,000 familias que no están en condiciones de pagar las facturas sin un subsidio, eso es un indicador de profunda pobreza. El aumento del precio de la electricidad y el gas natural —añade— causará dificultades aún mayores en invierno".
Invierno demográfico
Cabe recordar que Turquía registra una inflación de dos dígitos desde 2019, con una tasa anual que alcanzó un pico del 85.5% en octubre de 2022. Desde entonces ha disminuido y actualmente se sitúa alrededor del 34%, pero los precios elevados siguen dificultando que los turcos puedan satisfacer sus necesidades básicas, como alimentación, alquiler y facturas. Esta situación tan difícil influye para que las familias renuncien a tener hijos, provocando el desplome de la tasa de natalidad, tal como se desprende de las últimas encuestas del Instituto Turco de Estadística (Tüik), que muestran un "cambio demográfico sorprendente". Se observa que el número de niños está disminuyendo a niveles sin precedentes, en contraste con el "notable aumento" de la población anciana, lo que genera preocupación sobre el equilibrio demográfico en el futuro.
Las cifras muestran que el total de niños menores de cuatro años se redujo a aproximadamente 4,9 millones en 2025, el nivel más bajo registrado en la historia moderna de Turquía. Por el contrario, el número de mayores de sesenta y cinco años subió a 9.4 millones, un aumento de medio millón en comparación con 2024, y los ancianos representan ahora el 11% de la población total. Los datos indican que las mujeres viven más tiempo que los hombres: hay aproximadamente 5.2 millones de mujeres mayores de 65 años, frente a los 4.2 millones de hombres. La brecha se amplía de manera más evidente entre los mayores de noventa años. El grupo de edad productiva (15-64 años) todavía constituye la mayoría con el 68.4%, pero las previsiones a largo plazo confirman que el antiguo imperio otomano se está encaminando rápidamente hacia un "envejecimiento social", y se espera que uno de cada cuatro ciudadanos tenga más de 65 años para 2080. El sociólogo İsmail Tufan comentó estos indicadores, afirmando que "la longevidad se ha convertido en una característica destacada del siglo XXI". Al mismo tiempo, advierte que en un futuro próximo se podría alcanzar la cifra de 101 millones de habitantes, con 30 millones de ellos mayores de 60 años, lo que requiere "una preparación anticipada para una nueva fase en cuanto a la composición demográfica".
Activismo externo, crisis interna
En un escenario interno de dificultades a nivel demográfico y económico, contrasta, como se ha comentado en las últimas semanas, el activismo internacional de Ankara y del presidente Erdogan como mediadores en escenarios de crisis — al menos en teoría — desde Ucrania hasta Siria. Un intento de afirmarse en el escenario global, frente a una deriva autoritaria interna y una visión despótica del poder, que se refleja en la masiva campaña de arrestos de figuras de la oposición. La ola represiva ha afectado incluso al principal representante del CHP, el alcalde de Estambul Ekrem Imamoglu, quien enfrenta cargos (arbitrarios) de corrupción. Esta medida ha provocado feroces protestas de la población, que hoy apoya mayoritariamente al primer ciudadano de la capital económica y comercial del país. El conflicto interno ha repercutido en el crecimiento: huelgas y boicots han obstaculizado los esfuerzos para frenar la inflación y han afectado las finanzas, el comercio y las reservas de divisas, como muestra un estudio del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD). En los últimos años, el gobierno de Ankara ha tenido que luchar contra una inflación muy alta, que alcanzó un pico del 75% en mayo del año pasado. Por eso la institución central tomó la decisión de reducir sus previsiones en términos de crecimiento económico para 2025 en 0.2 puntos porcentuales, al 2.8%, como consecuencia de la disminución de la demanda interna y externa y una política monetaria más restrictiva. Los bonos y el mercado de valores se habían vuelto muy atractivos para los gestores de fondos globales en los meses previos al arresto de Imamoglu. Según el informe del BERD, el Banco Central de Turquía vendió más de 40 mil millones de dólares en divisas en las semanas siguientes al arresto del alcalde de Estambul, haciendo que las reservas netas (excluyendo swaps) cayeran de más de 60 mil millones de dólares a menos de 20 mil millones de dólares.
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