Islamabad: la crisis medioambiental detrás del auge de la ropa usada
Pakistán no cuenta con la infraestructura necesaria para gestionar el creciente volumen de residuos. Entre ellos se encuentran 270.000 toneladas de residuos textiles que se producen cada año. La pobreza y la inflación empujan a millones de pakistaníes a depender de la ropa de segunda mano. En 2021, la UE exportó alrededor de 1,4 millones de toneladas de tejidos usados o prendas de vestir no deseadas.
Islamabad (AsiaNews) - El creciente volumen de comercio y negocios relacionados con la ropa de segunda mano en Pakistán está suscitando más de una preocupación por las posibles consecuencias en materia de ecología y medio ambiente. Después de todo, el país no cuenta con la infraestructura necesaria para gestionar y eliminar los residuos en continuo aumento, entre los que se incluyen unas 270.000 toneladas de residuos textiles producidos cada año. Al mismo tiempo, el aumento de los niveles de pobreza y la inflación están empujando a millones de pakistaníes a depender de la ropa de segunda mano, lo que ha convertido el mercado de segunda mano en una industria valorada en miles de millones de dólares, pero con un costo ambiental cada vez mayor.
Cada día, camiones cargados de ropa usada procedente de la Unión Europea (UE), el Reino Unido, Estados Unidos y otros países occidentales llegan a las zonas de transformación para la exportación de Karachi. El material se destina a fábricas como Silver Denim, donde los trabajadores clasifican montones de prendas según su calidad, antes de que sean tratadas para su reexportación a los mercados africanos o su distribución por todo Pakistán.
Lo que antes se estigmatizaba, llevar ropa de segunda mano, se está convirtiendo en una práctica habitual en este país del sur de Asia. «La mentalidad ha cambiado. Está cambiando. La generación Z se ha vuelto muy consciente de la importancia de preservar los recursos de la tierra, de salvar el medio ambiente», subraya Umair Yousaf, director de Silver Denim.
Sin embargo, en un país en el que casi el 45 % de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, la accesibilidad económica y el costo son los principales motores de esta tendencia. Según el Consejo Empresarial de Pakistán, entre julio de 2024 y junio de este año, el país importó ropa usada por un valor de casi 511 millones de dólares, lo que supone un aumento del 18 % con respecto al periodo fiscal anterior. Aunque la mayor parte de este volumen se vuelve a exportar, los comerciantes estiman que entre el 10 y el 20 % acaba en los mercados locales de las distintas ciudades.
En estos mercados, la ropa de segunda mano se vende a un precio de entre dos y cuatro dólares por prenda, mucho más barato que las prendas nuevas de producción local, que pueden costar entre 18 y 25 dólares. Además, la importación y reutilización de tejidos de segunda mano en Pakistán está profundamente ligada a los patrones globales.
Un informe de 2023 de la All Pakistan Textile Mills Association y otros autores reveló que, en 2021, la UE exportó alrededor de 1,4 millones de toneladas de tejidos usados o prendas de vestir no deseadas a todo el mundo, siendo Pakistán uno de los principales destinos. Ese mismo año, Bruselas envió a este país del sur de Asia prendas de segunda mano por valor de 46 millones de dólares. Sin embargo, no todos los artículos exportados llegan a las tiendas, ya que, cuando llegan en mal estado, muchos acaban siendo desechados, tirados o incluso quemados, lo que agrava el creciente problema de los residuos y contribuye al cambio climático global.
Pakistán no cuenta con la infraestructura necesaria para gestionar y eliminar sus crecientes residuos, entre los que se incluyen alrededor de 270.000 toneladas métricas de tejidos desechados cada año. Karachi, la ciudad más grande con más de 20 millones de habitantes, solo cuenta con tres vertederos controlados y no dispone de instalaciones dedicadas al tratamiento de residuos textiles. Por ello, los ecologistas están instando al gobierno a endurecer la normativa sobre la importación de ropa usada.
«El tercer mundo no debería ser utilizado como vertedero por el primer mundo», observa Sohail Yousaf, profesor de ciencias ambientales en la Universidad Quaid-i-Azam. «Es necesaria una legislación. Deberíamos prohibir esta práctica porque solo unas pocas personas se benefician de este negocio, mientras que, en realidad, la salud de gran parte de la población se ve afectada. Su medio ambiente está dañado». Para abordar el problema, el Gobierno ha instado a las empresas a adoptar prácticas de moda sostenibles, como el reciclaje, la reutilización creativa y la promoción de ropa ecológica producida localmente. Sin embargo, los climatólogos advierten de que, sin reformas globales y medidas de protección más estrictas, Pakistán seguirá soportando el costo medioambiental de la ropa desechada por el resto del mundo.
20/02/2025 11:23
