La Iglesia filipina y la reforma de la protección de los menores y personas vulnerables
La Primera Conferencia Nacional sobre Protección que tuvo lugar en la ciudad de Ángeles se vivió no solo como una serie de ponencias y talleres, sino también como una peregrinación de la conciencia: un reconocimiento de los errores del pasado y un paso valiente hacia la renovación eclesial en este tema.
Ángeles (AsiaNews) - En el corazón de la provincia de Luzón Central, la ciudad de Ángeles fue el escenario de un momento histórico para la Iglesia católica en Filipinas. Con el tema "Nuestra misión de protección: un camino de esperanza y compasión", la conferencia fue organizada por la Oficina Episcopal para la Protección de Menores y Personas Vulnerables (PMVP) de la Conferencia Episcopal Católica de Filipinas (CBCP), en colaboración con la Pontificia Comisión para la Protección de Menores (PCPM), el Instituto Católico de Protección (CSI) y la Conferencia de Superiores Mayores de Filipinas (CMSP).
El encuentro reunió a 300 delegados, entre ellos obispos locales, miembros del clero, líderes religiosos, profesionales laicos, invitados internacionales y representantes de las Conferencias Episcopales Católicas de Malasia, Singapur, Brunéi y Vietnam. Según los datos disponibles, estuvieron representados el 76% de las diócesis, el 71% de los vicariatos apostólicos y el 50% de las prelaturas de Filipinas, así como el Ordinariato Militar.
Un llamado a la conversión y la responsabilidad
La conferencia se inauguró con una Misa en la Parroquia del Santo Rosario, presidida por el arzobispo Florentino Lavarias, quien también pronunció el discurso de bienvenida. Lavarias invitó a los representantes de la Iglesia a considerar la protección no como una obligación burocrática, sino como un imperativo teológico arraigado en el Evangelio.
"La protección no es solo una cuestión administrativa", dijo Lavarias. "Es un deber sagrado que refleja nuestra vocación de caminar juntos en la sinodalidad y la compasión".
La conferencia es una respuesta a los reiterados llamamientos del Papa Francisco para que la Iglesia dé prioridad a la protección de los menores y las personas vulnerables. En su carta apostólica de 2019 el pontífice dijo: "Garantizar la seguridad de los menores y de las personas vulnerables es parte integral de la misión de la Iglesia". Exhortó igualmente a los fieles a crear ambientes seguros y a vivir una "conversión continua y profunda" para restaurar la credibilidad del testimonio de la Iglesia.
Perspectivas globales y locales
El obispo Luis Manuel Ali Herrera, secretario de la PCPM, pronunció un discurso clave en el que puso de relieve que la protección es un camino compartido de sinodalidad, solidaridad y esperanza. Invitó a los referentes de la Iglesia a superar el negacionismo y a abrazar la transparencia, citando la Carta del Papa Francisco al Pueblo de Dios de 2018, que reconocía la gravedad de los abusos e invocaba una respuesta comunitaria.
"La protección no es una tarea administrativa", dijo Ali Herrera. "Es un imperativo teológico y un mandato evangélico". El prelado también reiteró la importancia de un enfoque centrado en las víctimas, que priorice la seguridad y el bienestar de los afectados. Pidió un liderazgo decidido y la integración de la protección en la planificación pastoral y en la gobernanza de las diócesis.
El arzobispo Charles Jude Scicluna, secretario adjunto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, intervino mediante un videomensaje en el cual presentó el legado del Papa Francisco en la promoción de la protección de menores, como la creación de la PCPM en 2014, la promulgación de Vos Estis Lux Mundi en 2019 y la revisión del Libro VI del Código de Derecho Canónico en 2021.
Scicluna subrayó la necesidad de proteger a los denunciantes de represalias y de garantizar la dignidad de los acusados, reconociendo sus derechos y la necesidad de acompañamiento pastoral. Citó también la exhortación reciente del Papa León XIV a los obispos para que actúen con decisión en los casos de abuso y respeten la legislación vigente.
Mons. Brendan Daly, vicario judicial de la Iglesia católica en Nueva Zelanda, habló sobre la integración de la protección en el derecho canónico. Señaló que la protección debe incorporarse a la gobernanza, la cultura y la conducción de la Iglesia. Habló de la importancia de la denuncia obligatoria, la colaboración con las autoridades civiles y la necesidad de transparencia y responsabilidad. "La transparencia no es opcional", dijo Daly. "Es esencial para reconstruir la confianza y la credibilidad".
Una red de programas eclesiales para la tutela
La conferencia presentó una serie de programas diseñados para crear una cultura de seguridad en la Iglesia. El Instituto Católico de Protección ofrece servicios de educación, capacitación, investigación, acompañamiento y asesoramiento. Su enfoque se basa en la conversión personal y la fraternidad, a fin de que la protección esté arraigada en los valores evangélicos.
La Conferencia de Superiores Mayores de Filipinas ofrece programas de protección, prevención, investigación y reparación. Otros operadores son el Equipo Independiente de Protección de Cebú, las Hermanas Salvatorianas y varias diócesis que han priorizado la protección en sus actividades pastorales.
La integración de la protección en la formación permite que el clero, los religiosos y los laicos comprendan y vivan estos valores para defender la dignidad humana. El objetivo es construir una Iglesia donde toda persona, especialmente los menores y las personas vulnerables, se sientan protegidos, respetados y valorados.
Perspectivas prácticas sobre la protección
Durante los cuatro días de la conferencia, los delegados participaron en sesiones paralelas dirigidas por expertos filipinos e internacionales. Algunos de los temas que se trataron fueron: Derecho canónico y protección, Seguridad digital, Acompañamiento de las víctimas, Comprensión de los perpetradores, y La protección en el derecho civil.
Las discusiones pusieron de relieve la importancia de políticas y procedimientos eficaces, regularmente actualizados y coherentes con el derecho canónico y la legislación nacional. Se exploró la importancia de prácticas rigurosas de reclutamiento, formación continua y actualización, sobre todo en relación con los abusos que ocurren en el mundo digital.
Se reconoció la importancia de una gestión eficaz de las denuncias, con personal capacitado y autorizado para investigar de manera imparcial y oportuna, incluso en casos históricos o anónimos. Se invitó a los dirigentes eclesiales a encarnar la integridad, aplicando activamente las políticas de protección, asumiendo la responsabilidad de todas las partes involucradas y manteniendo la transparencia con la presentación periódica de informes públicos.
Una cultura de la escucha y la sanación
La conferencia puso el acento en que la protección se debe basar en una cultura de la escucha. Las víctimas directas y las secundarias deben ser acogidas con compasión y atención terapéutica y espiritual, respetando su dignidad y privacidad. Este compromiso refleja la misión más amplia de la Iglesia como santuario de sanación y justicia.
En los saludos finales, los organizadores reiteraron la urgencia de la reforma en la protección y la importancia de la colaboración más allá de los límites eclesiales y culturales. La conferencia concluyó con un renovado compromiso a construir una Iglesia que proteja a los vulnerables, escuche a las víctimas y actúe con valentía y compasión.
Foto: National Safeguarding Conference
29/08/2020 11:22
23/11/2018 14:29

