La despedida del director kazajo más famoso: censura y opresión en Astana
Ermek Tursunov, con sus películas, también estuvo en la lista de candidatos al Óscar. Abandonó el país denunciando la «degeneración de la política cultural». Recientemente, la casa de su productor fue registrada. A quienes lo definen como un «disidente peligroso para la sociedad», respondió: «No soy Solzhenitsyn, pero no quiero callarme».
Astana (AsiaNews) - Uno de los directores más famosos de Kazajistán, Ermek Tursunov, ha abandonado el país afirmando que ha sido rechazado por sus compatriotas y denunciando la «degeneración de la política cultural», con una censura y una opresión cada vez mayores, y el miedo de los órganos de poder a la libertad de expresión.
Tursunov debutó en 2008 con la película Kelin («Novia»), que entró en la lista de finalistas de los Óscar, con la nominación a «mejor película en lengua extranjera». Sus siguientes películas, como Šal (2012), Kempir (2014), Kenže (2015), Žat (2015) y Širakšy (2018), recibieron numerosos premios internacionales en festivales de diferentes países. Además de director, Ermek es también escritor y autor de numerosas novelas, también de gran éxito, y en 2018 fue elegido presidente de la Unión de Directores de Kazajistán, participando también en el consejo de «confianza social» de la presidencia de la república, obteniendo en 2016 el título de «Artista meritorio de Kazajistán».
En su mensaje de despedida en Facebook, Tursunov subraya que «no ve otra salida» a la decisión de abandonar su patria, lo que ha suscitado fuertes reacciones en toda la sociedad kazaja, entre quienes lo acusan y quienes lo apoyan. A los periodistas de Radio Azattyk les explica que «siempre ha habido señales de alarma, y hoy creo que he perdido demasiado tiempo en intentos de aclaraciones y debates con los hombres de poder, que a menudo no son más que arribistas incompetentes». Hoy en día, la situación ha empeorado no solo en el mundo de la cultura, sino en todos los ámbitos de la vida social, «donde solo ocupan los puestos de poder familiares, amigos o sirvientes de los poderosos».
El director criticó duramente al Ministerio de Cultura de Astana, defendiendo la opinión de que «la cultura es la dimensión más importante en la vida de cualquier Estado, mientras que aquí se relacionan con ella con absoluta superficialidad». Por esta razón, se le ha tildado de «escandalista», y él observa que «en todas las épocas, los artistas y el poder son antagonistas, el poder quiere que el artista se ponga a su servicio, y el artista necesita libertad de expresión creativa, siempre que sea un artista auténtico». Tursunov recuerda una cita del gran filósofo ruso Nikolái Berdiaev, que decía: «El Estado no existe para construir el paraíso en la tierra, sino para evitar que la tierra se convierta en un infierno».
Últimamente se ha intensificado la campaña destinada a desacreditar la imagen pública de Tursunov, presentado como un «disidente peligroso para la sociedad», y él mismo afirma que «es casi un cumplido, aunque ciertamente no soy Solzhenitsyn, no quiero callarme». Sus críticas se dirigen con tonos bastante duros a lo que ocurre en el mundo del cine, la música, los teatros y las bibliotecas, en las escenas teatrales y en la televisión, todas ellas formas de «debilitar a la población».
En numerosas ocasiones, incluso en presencia del presidente y de miembros del Gobierno, el director y escritor ha propuesto medidas de apoyo «no ideológicas» para la cultura kazaja, con el fin de revalorizar el «gran capital humano del país», sin obtener nunca respuesta. Su productor, Kanat Torebaj, también ha sido objeto de un registro por parte de los agentes del servicio anticorrupción y ha sido sometido a interrogatorios sin ninguna acusación real. Tursunov recuerda que «todas mis películas han sido controladas previamente tanto por los servicios del Knb como por el tribunal de cuentas y las comisiones específicas del Ministerio de Cultura, y si hubiera habido algún problema, habría salido a la luz antes, no años después».
Torebaj es un productor muy conocido que ha trabajado con varios directores, y la investigación en su contra se abrió por la financiación de la película «El largo eco», de otro director ya fallecido, Satybaldy Narymbetov, pero los interrogatorios se centraron exclusivamente en Tursunov. Este episodio fue la gota que colmó el vaso de la censura kazaja hacia él, aunque el director advierte que «solo estoy ausente físicamente de Kazajistán, pero con el alma y el corazón estoy más cerca de mis hermanos que antes».
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