31/01/2024, 10.33
KIRGUISTÁN
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La protesta de las mujeres en el Islam kirguís

de Vladimir Rozanskij

En el parlamento de Biskek, una diputada denunció que no hay representación femenina en la administración religiosa, lo que suscitó un vivo debate en el país. En los últimos 20 años ha surgido en Kirguistán una generación de mujeres con una buena formación religiosa, que quieren desempeñar un papel destacado en la comunidad islámica y en la sociedad.

Biskek (AsiaNews) - En el Žogorku Keneš, el parlamento de Biskek, la diputada Dinara Ašimova denunció el hecho de que no hay ni una sola mujer en la Administración religiosa de los musulmanes de Kirguistán (Dumk), suscitando una gran discusión en el país. El muftí respondió que en realidad hay mujeres activas en la estructura directiva del Islam nacional, que organizan la apertura de centros de formación especialmente para mujeres, pero no hay información oficial sobre la presencia de mujeres en el aparato central del muftí.

El Parlamento ha dado instrucciones a la Comisión Estatal de Asuntos Religiosos para que supervise las cuestiones relacionadas con la educación de las mujeres en las madrasas y la cooperación en las actividades de las instituciones religiosas. Según el portavoz de Dumk, Maksat Atabaev, "hay 109 madrasas en Kirguistán, y más de la mitad son para mujeres, donde sólo reciben conocimientos teológicos, sin ninguna especialización que les permita trabajar".

Las mujeres que terminan sus estudios religiosos se dedican inmediatamente a sus familias, toman marido y tienen hijos, pero los matrimonios precipitados suelen desembocar en divorcios y violencia doméstica. El Dumk carece de personal para ocuparse de estos problemas, y las mujeres no tienen a quién recurrir, como señaló Ašimova en su discurso. Sin embargo, Atabaev informa de que "en los últimos 10 años, hemos abierto 51 centros para mujeres y jóvenes, con actividades destinadas a prevenir las tendencias religiosas negativas, reforzar los conocimientos sobre los valores familiares y la crianza de los hijos, y también tratar las crisis para evitar los divorcios".

El portavoz explica que 'no es correcto distinguir entre administración central y local', sin aclarar los porcentajes de mujeres colaboradoras en la capital o en los centros regionales, 'hay muchas mujeres colaboradoras en muchas estructuras'. A la pregunta de cuántas mujeres colaboran, Atabaev respondió que "las mujeres no son carne en venta", lo que provocó una nueva reacción del público.

La dirigente de la asociación de mujeres musulmanas Mutakalim, Žamal Frontbek, señala que la sección femenina se abrió en Dumk ya en 2013, pero ninguna mujer participaba en sus actividades. Sólo en las oficinas regionales se ha contratado a algunas con salarios muy bajos, y actualmente las mujeres que trabajan con ellas son todas voluntarias, mientras que en la oficina de Biskek "probablemente la única mujer que trabaja es la señora de la limpieza", comenta la activista, al tiempo que "nos gustaría que las mujeres que tengan preguntas y problemas puedan hablar de ellos con otras mujeres".

Frontbek pone el ejemplo de Turquía, donde en los 83 muftíes siempre hay una mujer como muftí adjunta, y hay mujeres profesoras y gestoras incluso en la oficina de fatwa, sobre todo para evaluar los numerosos casos de violencia doméstica. "No somos Afganistán ni Pakistán, donde se ignora por completo a las mujeres", añade Žamal, y señala que en el Islam no hay ninguna norma que impida a las mujeres trabajar en instituciones administrativas religiosas.

En los últimos 20 años ha crecido en Kirguistán una generación de mujeres que han recibido una buena educación religiosa y que son capaces de desempeñar un papel destacado en la vida de la comunidad musulmana y de la sociedad. La directora de Mutakalim defiende que las mujeres participen también en el kurultaj musulmán, la asamblea en la que se elige al muftí, como delegadas con derecho a voto, mientras que hoy sólo pueden estar presentes como invitadas. La asociación a la que representa se formó tras su intervención en aquella reunión de 2017, y desde 2021 el Consejo de Ulemas debate la posibilidad de conceder a las mujeres un papel activo en el kurultaj, pero hasta ahora las respuestas han sido negativas.

La única concesión a las mujeres hasta ahora ha sido la promesa de abrir cursos especiales para trabajar en las estructuras administrativas musulmanas, pero hasta ahora no se han activado. El Islam de las mujeres kirguisas está creciendo, insisten las activistas, porque "estamos hablando de la religión de todo nuestro pueblo, no sólo de la de sus miembros masculinos...".

 

Foto: Flickr /MarK Reidy

 

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