03/07/2025, 14.00
LÍBANO
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Las reliquias de santa Teresa de Lisieux en misión de paz a un Líbano en guerra

de Fady Noun

Llegaron el 13 de junio, el día que estalló la guerra entre Irán e Israel, y viajan por un país que se está recuperando del conflicto entre Hezbolá y el Estado judío. Harán también una escala en el sur, arrasado por la guerra. El nuncio, Mons. Borgia: "Una semilla muy valiosa". Sacerdote de los Padres Vicencianos: "Animan a todos a emprender el camino de la santidad".

 

Beirut (AsiaNews) - Las ciudades y aldeas cristianas del Líbano están viviendo días de fiesta por la visita de las reliquias de Santa Teresa de Lisieux, que recorre en misión de paz e intercesión una región devastada por la guerra. Sorpresivamente para aquellos que se encontraban en el aeropuerto para recibirlas, ese mismo día, viernes 13 de junio, estalló la guerra entre Irán e Israel. Acompañada por el padre Olivier Ruffray, ex rector del santuario de Lisieux, y seguida diariamente por dos de los principales canales de televisión del país, la procesión de las reliquias es una celebración diaria del Domingo de Ramos.

"Santa Teresita fue recibida como una celebridad, yo misma sentí como si ella estuviera viva, como si estuviera allí en persona", contó a AsiaNews una estudiante de economía, Suzanne A., que asistió al paso de las reliquias en la iglesia de Notre-Dame de Jounieh. A pesar de algunos excesos, debidos sobre todo a la procesión a veces apresurada de escolares y visitantes por delante del relicario, esta forma de piedad popular resiste a todas las críticas. Es una tradición que está "bien arraigada en la doctrina de la Iglesia", explica el padre Michel Abboud, presidente de Cáritas-Líbano y responsable de la comisión organizadora.

"Normalmente se requiere entre uno y dos años para concretar una solicitud", explica el empresario Fady Fayad, miembro del ayuntamiento de Jounieh y único laico de la comisión. Sin embargo, prosigue, "conseguimos cancelar una de las visitas previstas, y el hecho de que haya llegado al Líbano el mismo día que estalló la guerra entre Israel e Irán –añade– es puramente casual".

El padre Ramzi Jreige, visitador de la Provincia Oriental de los Padres Vicencianos (la Congregación para la Misión, fundada por san Vicente de Paúl) explica que "la visita a las reliquias debe ir acompañada por una catequesis que anime a los fieles a recorrer el mismo camino de santidad". El sacerdote añade que la visita a las reliquias no es como la que "se hace a un museo", y el gesto de rozar el cristal protector en el que se conservan "no debe ser puramente mecánico y fruto de la superstición". Para eso, concluye, "es necesario crear las condiciones para un encuentro personal con Cristo".

De la misma opinión es el nuncio apostólico en el Líbano, monseñor Paolo Borgia. "Es una buena iniciativa", señala a AsiaNews el embajador de la Santa Sede en el País de los Cedros. "Pero se trata de sembrar. Lo importante –prosigue– es tomar como modelo a Teresita de Lisieux. No hay nada extraordinario en su vida. Su grandeza reside en el amor a Dios, según las palabras de Nuestro Señor: si el grano de trigo no muere, queda solo. Si muere, da mucho fruto".

Al Nuncio no le molesta la exuberante acogida reservada a las reliquias, con pétalos de rosa, puñados de arroz, incienso, himnos y campanadas. "Es bien recibida", afirma. "Yo mismo a veces soy recibido de la misma manera. Es la alegría de recibir, el sentido de la hospitalidad oriental".

Paso por la nunciatura

Monseñor Borgia cuenta que el padre Abboud le ha prometido que las reliquias de la santa harían una escala en la Nunciatura el 9 de julio, lo que no estaba originalmente programado. "Pero lo mínimo que podemos hacer –explica el prelado– es que las reliquias se detengan en la casa del Santo Padre. Será una visita breve de una hora, con una misa en la que participarán las religiosas".

Dicho esto, ¿qué explica la gran popularidad de Teresa de Lisieux, en el Líbano y en todo el mundo? ¿Por qué tantas familias libanesas adoptan su nombre para sus hijas? Según Fady Fayad, eso se debe a que la Iglesia maronita ha establecido estrechos vínculos con esta gran santa. El País de los Cedros se enorgullece de haber construido en 1927, en Shaylee (Kesrouan), el primer convento de cierta relevancia que lleva su nombre. Y en 2016 el patriarca maronita Béchara Raï inauguró en Lisieux una Chapelle du Liban. Por otra parte, esta es la segunda visita de las reliquias de santa Teresita al Líbano; la primera  fue en 2001 y muchos todavía la recuerdan con asombro.

La "pequeña vía"

¿Por qué San Juan Pablo II decidió conferir a la santa el título de "Doctora de la Iglesia" en 1997? Teresa nunca profundizó en los estudios. La "doctrina" que le valió este título no existe en ningún tratado. En realidad, lo que le valió ese título fue su conducta y la sinceridad de su "pequeño camino" de entrega y confianza. Negociando las gracias con Dios, Teresa logró mucho con lo poco que tenía a su disposición; ella supo dar un gran valor al sufrimiento de actos muy pequeños, gracias a los cuales obtuvo "un inmenso retorno de su inversión". Cualquier ama de casa que conozca el cansancio que pueden provocar las tareas domésticas puede decir lo mismo.

Teresa a menudo se dormía durante las horas de oración y tenía grandes dificultades para rezar el rosario. Su perfección residía en otra cosa. Estaba en una heroica y continua ofrenda de amor en las tareas ordinarias: el refectorio, lavar, planchar, las oraciones en común. Cuando murió de tuberculosis a los 24 años, la santa realizó lo que se había prometido en vida: "Pasó su cielo haciendo el bien en la tierra". Y este "bien", no consistía en hacer un milagro, sino en infundir en los fieles el deseo de amar a Dios hasta el último aliento, porque no siempre conocemos los caminos ocultos por los que la fe recorre los corazones. Pero los milagros siempre son posibles.

Fady Fayad cuenta que hace unos días una mujer soltera a la que se le había diagnosticado un cáncer de estómago afirmó que había sido "milagrosamente curada por la santa". Por eso también vale la pena leer a Teresa de Lisieux. Sus obras completas están en las librerías y su obra maestra Historia de un alma, con el nuevo título de Manuscritos autobiográficos, está disponible en edición de bolsillo y es sorprendentemente fácil de leer. "Estas páginas muestran la sabiduría sobrenatural del autor", dijo una vez Juan Pablo II. Traducido a cerca de treinta idiomas y con 600 millones de ejemplares vendidos, el libro se ha convertido en uno de los mayores "clásicos" del mundo.

La peregrinación de sus reliquias por el Líbano concluirá el 20 de julio. Y durante algunos días también visitará el sur del país, que en los últimos tiempos se ha convertido en centro neurálgico del conflicto entre Israel y Hezbolá, al que otros están luchando por detener.

 

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