11/09/2017, 15.13
CHINA-VATICANO
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Los nuevos reglamentos religiosos: aniquilar a las comunidades subterráneas, sofocar las comunidades oficiales

de Bernardo Cervellera

Pocos artículos agregados a los borradores. Las religiones son vistas no como “el opio”, pero sí como “la peste” de los pueblos. Control espasmódico de todos los niveles del poder político hacia las religiones oficiales. Multas elevadísimas para los miembros de las comunidades no oficiales. Secuestro y expropiación de los “sitios ilegales” por parte del Estado. Expulsión de las escuelas por actividades de “proselitismo”.

Roma (AsiaNews)- Los nuevos reglamentos sobre las actividades religiosas tienen como finalidad el aniquilar a las comunidades subterráneas y sofocar a las comunidades oficiales, haciendo imposible cualquier misión libremente. Es evidente en el texto publicado en estos días en el sitio de la Administración estatal para los asuntos religiosos (SARA). Ellos deberían ser aplicados el próximo 1° de febrero de 2018.

Un borrador de los nuevos reglamentos fue publicado en el pasado setiembre.

El nuevo texto no cambia mucho respecto al borrador, pero-si posible- es aún peor. Los pocos artículos agregados (contamos 3) aumentan la lista de las pretensiones y amenazas y desviaciones que puedan venir de las religiones.

En el capítulo VIII sobre las “Responsabilidades legales”, fue agregado el Art. 63 que dice: “Defender, apoyar, dar fondos al extremismo religiosos o usar la religión para herir la seguridad nacional o la salud pública, amenazar la unidad étnica, dividir la nación o conducir actividades terroristas, ofendiendo los derechos de los ciudadanos en sus personas o en sus derechos democráticos, obstaculizar la administración del orden público o invadiendo propiedades públicas o privadas…”. El artículo prevé también los castigos de las “responsabilidades criminales según la ley”, las “penas administrativas según la ley”, las “recompensas” por los daños a los ciudadanos “según la ley”.

En China los atentados de matriz “religiosa” se cuentan con los dedos de la mano y a menudo son obra de algunas sectas con pocos miles de seguidores, en comparación con los 500 millones de creyentes de las diversas religiones. Sin embargo el artículo-cuya lista de acciones no buenas es repetida en algunos puntos del texto, por ejemplo entre” las prohibiciones”. Da la impresión que las religiones en sí sean no sólo “el opio de los pueblos como decía Mrax, sino la peste de los pueblos.

En el texto se subraya a menudo que sólo el control desde lo alto , de las oficinas para los asuntos religiosos a todos los niveles: nacional, provinciales, de condados, de ciudades o pueblos hace a una religión vivible y aceptable. Los representantes de las oficinas para los asuntos religiosos a todos los niveles son a menudo invitados a “trabajar”, “organizar”, “verificar”, “controlar” la obra de las comunidades de los fieles (Cfr. art. 6,26,27). Tal énfasis va junto a los testimonios que nos llegan de China: tele-cámaras colocadas en todos los lugares religiosos; control policial en las celebraciones; perros-policías para ¡verificaciones anti-droga! Se debe notar que tales controles suceden para las comunidades oficiales, reconocidas por el Estado y que se comportan ya según las indicaciones del ministerio.

Para los nuevos reglamentos las comunidades subterráneas no deben ni siquiera existir. Por esto, actividades expresadas en lugares no registradas y con personal no registrado son afectadas por multas elevadísimas: entre los 100 y los 300 mil yuan por actividades “no autorizadas” (art. 64); 50 mil yuan para actividades en un lugar “no autorizado” (art. 69); entre los 20 mil y los 200 mil yuan para viajes al extranjero “no autorizados”, aunque sean para educación religiosa o para peregrinaciones (hajj) (art. 70); hasta 10 mil yuan a los individuos implicados en actividades religiosas “ilegales” (art. 74). Tales multas son muy altas, si se considera que el salario mínimo en una ciudad como Shanghai es de 2300 yuan. Además de las multas se impone también la clausura de los lugares que hospeden actividades “ilegales” y el secuestro y la quita de propiedad colocándolos como propiedad del Estado.

Además, antes que los reglamentos sean puestos en ejecución, desde hace meses la policía y los representantes de la Oficina de asuntos religiosos están buscando el modo capilar de encontrase con sacerdotes y fieles laicos de las comunidades para “tomar una taza de té” y “aconsejarlos” que se registren en las comunidades oficiales. Sobre todo los sacerdotes están delante de una difícil elección: el registrarse en la Oficina de asuntos religiosos implica en modo automático la pertenencia a la Asociación patriótica, queriendo edificar una iglesia “independiente”, e “inconciliable” con la doctrina católica (Benedicto XVI).

Un artículo agregado en el texto definitivo de los reglamentos es el 70B. Este dice: “Donde haya proselitismo, organización de actividades religiosas, fundaciones de organizaciones religiosas o aperturas de lugares para actividades religiosas en escuelas o instituciones educativas diversas de las escuelas religiosas, el órgano de revisión o de aprobación u otro relevante departamento deben ordenar una corrección y dar una advertencia; si existan ganancias ilegales, deben ser confiscados; donde las circunstancias sean serias, se deben frenar las inscripciones ( a la escuela) y cancelar el permiso para la educación…”.

Esto se refiere a las actividades religiosas en las escuelas estatales, cuyas decisiones fueron ya aplicadas antes de la promulgación de los reglamentos: algunos estudiantes fueron expulsados de las escuelas porque se los encontró rezando en privado en los edificios de la universidad.

Según una investigación de la universidad de Shanghai, al menos el 60% de los estudiantes están interesados en conocer el cristianismo y se nota un continuo crecimiento de jóvenes catecúmenos en las comunidades oficiales y subterráneas.

El hecho que en los nuevos reglamentos se haya agregado un nuevo artículo que quiere castigar a tal “proselitismo” en las escuelas, es signo de la vastedad del fenómeno. Pero todo esto es quizás un símbolo que vale para todos los artículos de los reglamentos: se grita contra el control, pero el despertarse religioso en China es ya incontrolable.

 

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