30/05/2023, 14.15
PAKISTÁN
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Pakistán corre el riesgo de sufrir una crisis alimentaria como los países en guerra

La FAO y el Programa Mundial de Alimentos dieron la voz de alerta. Los efectos a largo plazo de las inundaciones del verano pasado, de las que el país todavía no se ha recuperado, se entrelazan con la inestabilidad política y financiera. La falta de divisas y el deterioro del poder adquisitivo impiden a la población importar y comprar alimentos, aumentando en cambio la inflación.

Islamabad (AsiaNews) - Pakistán sufre la inseguridad alimentaria como si fuera un país en guerra debido a la inestabilidad política, los impactos económicos y como consecuencia de las devastadoras inundaciones del año pasado, de las que el país aún no se ha recuperado.

El último informe de la alerta sobre el hambre que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) publicaron ayer hace hincapié en que la inseguridad alimentaria aguda aumentará en los próximos meses en 22 países de todo el mundo, la mayoría de los cuales se encuentra postrada por conflictos: Burkina Faso, Haití, Malí, Sudán y Sudán del Sur, Afganistán, Nigeria, Somalia y Yemen son las naciones para las que se ha declarado la alerta máxima. Sin embargo, la República Centroafricana, el Congo, Etiopía, Kenia, Pakistán y Siria también figuran entre los países que suscitan gran preocupación, junto con Myanmar, asolada desde hace más de dos años por la guerra civil que siguió al golpe de estado del 1 de febrero de 2021. Se trata de zonas donde un gran número de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda corre el riesgo de que empeore su situación debido a factores políticos, económicos y medioambientales que socavan sus condiciones de vida. 

La seguridad alimentaria se mide según un índice denominado internacionalmente IPC (Integrated food security phase classification, o clasificación integrada de las fases de la seguridad alimentaria). Hay cinco fases, que van de la seguridad alimentaria general a la inseguridad moderada, pasando por la fase aguda, la emergencia y, por último, la hambruna. 

En Pakistán, la ONU recogió datos de 3 provincias del país donde, entre septiembre y diciembre de 2022, 6 millones de personas sufrieron inseguridad alimentaria aguda y 2,6 millones se enfrentaron a una situación de emergencia en un estado de más de 230 millones de habitantes. La ONU estima que probablemente las condiciones empeorarán a finales de año debido a la crisis política y financiera que está reduciendo el poder adquisitivo de los hogares y, por tanto, su capacidad para comprar alimentos. En efecto, Islamabad tendrá que reembolsar 77.500 millones de dólares de deuda externa antes de junio de 2026, una cantidad considerable si se tiene en cuenta que el PIB de Pakistán era de 350.000 millones de dólares en 2021.

La inestabilidad política, caracterizada por el enfrentamiento entre el gobierno respaldado por el ejército y el ex Primer Ministro Imran Khan, cuya detención a principios de mes desencadenó violentas protestas en todo el país, impide obtener una nueva línea de crédito del Fondo Monetario Internacional o de los países socios. También se espera que aumenten los disturbios antes de las elecciones de octubre de este año, mientras crece la inseguridad en algunas zonas debido a la amenaza terrorista. 

A modo de comparación, en el vecino Afganistán, sin más fondos internacionales y en crisis económica después de la reconquista talibana en agosto de 2021, se espera que 15,3 millones de personas se enfrenten a la inseguridad alimentaria aguda entre mayo y octubre de 2023, mientras que unos 2,8 millones de personas estarán en situación de emergencia.

La escasez de reservas de divisas y la depreciación de la moneda están reduciendo la capacidad de importar alimentos, provocando a su vez un aumento de la inflación y obligando al gobierno de Pakistán a imponer recortes en el suministro de energía por la escasez de combustible. La inflación de los productos alimenticios pasó del 8,3% en octubre de 2021, al 15,3% en marzo de 2022, luego al 31,7% en septiembre de 2022, y finalmente alcanzó el 35% en diciembre de 2022. Los trabajadores, que ganan una media de dos dólares al día, perdieron el 30% de su poder adquisitivo.

Pero en el fondo de esta situación están los aluviones del verano pasado, que inundaron dos tercios del país y causaron la muerte de más de 11 millones de cabezas de ganado y la destrucción de más de 9,4 millones de acres de tierra cultivada (cerca del 80% de todo el terreno agrícola del país) en las provincias de Baluchistán y Sindh, zonas ya de por sí inseguras en cuanto a disponibilidad de alimentos. 

Según el Banco Mundial, la producción de alimentos se vio alterada en todo el sur de Asia debido a los monzones, que fueron más lluviosos de lo normal, mientras que en otras zonas las precipitaciones fueron inferiores.

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