21/06/2022, 15.09
VATICANO
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Papa: no hay duda de que un mundo sin armas nucleares es posible y necesario

Francisco envió un mensaje a la reunión de los 86 países que han firmado el Tratado de la ONU para la prohibición de todas las armas atómicas. "Incluso en el contexto actual debemos seguir siendo conscientes de los peligros de enfoques miopes de la seguridad nacional e internacional. Es inmoral poseer estas armas. El equilibrio del terror envenena las relaciones entre los pueblos”. El recuerdo del sufrimiento de los Hibakusha japoneses.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "La Santa Sede no duda de que un mundo libre de armas nucleares es necesario y posible. Y es un compromiso que es más urgente que nunca en la situación actual”. Es lo que escribe el Papa Francisco en un mensaje con motivo de la primera Reunión de los Estados que participan del Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares (TPNW). La cita reúne en Viena a los 86 países (entre ellos el Vaticano, pero no las actuales potencias nucleares) que han suscrito la iniciativa adoptada por la Asamblea General de la ONU en 2017 para prohibir las armas atómicas. Una batalla que el pontífice apoya dirigiendo expresamente su pensamiento "a los Hibakusha, los sobrevivientes de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, y a todas las víctimas de las pruebas de armas nucleares".

En la reunión, el texto fue leído por el Secretario para las Relaciones con los Estados, monseñor Richard Gallagher. “"En el contexto actual", escribe el Papa, "para muchos, evocar o apoyar el desarme puede parecer paradójico. Sin embargo, debemos seguir siendo conscientes de los peligros de los enfoques miopes de la seguridad nacional e internacional y de los riesgos de una proliferación. Como bien sabemos, el incumplimiento se paga inevitablemente con un número de vidas inocentes y se mide en términos de masacres y destrucción. En consecuencia, renuevo firmemente mi llamamiento a silenciar todas las armas y a eliminar las causas de los conflictos mediante el recurso incansable a la negociación: los que hacen la guerra se olvidan de la humanidad".

"En un sistema de seguridad colectiva", explica Francisco, "no hay lugar para las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva. Además", añade, "si tenemos en cuenta las principales amenazas a la paz y la seguridad con sus múltiples dimensiones en este mundo multipolar del siglo XXI, como el terrorismo, los conflictos asimétricos, la ciberseguridad, los problemas medioambientales, la pobreza, surgen no pocas dudas sobre la idoneidad de la disuasión nuclear como respuesta eficaz a estos desafíos". Y la preocupación se hace "aún mayor cuando consideramos las catastróficas consecuencias humanitarias y medioambientales que se derivarían de un eventual uso de armas nucleares, con efectos devastadores, indiscriminados e imposibles de contener en el tiempo y en el espacio". Por no hablar de "la precariedad que implica el simple mantenimiento de estas armas: el riesgo de accidentes, involuntarios o no, que podrían dar lugar a escenarios sumamente preocupantes".

En el mensaje, el Papa reitera que "el uso de las armas nucleares, así como su mera posesión, es inmoral. Tratar de defender y garantizar la estabilidad y la paz mediante una falsa sensación de seguridad y un "equilibrio del terror", sustentados en una mentalidad de miedo y desconfianza, acaba inevitablemente por envenenar las relaciones entre los pueblos y obstruir cualquier posibilidad de diálogo real. La posesión conduce fácilmente a la amenaza de su uso, convirtiéndose en una especie de "chantaje" que debería ser repugnante para las conciencias de la humanidad".

Es por eso que invita a todos a preguntarse "¿cómo es posible que pensemos en apretar el botón para lanzar una bomba nuclear? ¿Cómo podemos, con la conciencia tranquila, participar en la modernización de los arsenales nucleares?" Para el pontífice, "los tratados de desarme existentes son más que obligaciones legales. También son compromisos morales basados en la confianza entre los Estados y entre sus representantes, arraigados en la confianza que los ciudadanos depositan en sus gobiernos, con consecuencias éticas para las generaciones actuales y futuras. La adhesión y el cumplimiento de los acuerdos internacionales de desarme y del derecho internacional no es una forma de debilidad. Por el contrario, es una fuente de fuerza y responsabilidad, ya que aumenta la confianza y la estabilidad".

El mensaje concluye animando a los representantes de los Estados, las organizaciones internacionales y la sociedad civil a seguir promoviendo "una cultura de la vida y de la paz basada en la dignidad de la persona humana y en la conciencia de que todos somos hermanos". Por su parte", añadió el Papa, "la Iglesia católica seguirá centrada en la educación para la paz, como 'un deber al que la Iglesia se siente obligada ante Dios y ante cada hombre y mujer de nuestro mundo'.

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