27/02/2024, 15.07
PUERTA DE ORIENTE
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Premio Niwano a Mohammed Abu-Nimer, palestino por la paz y el diálogo entre las religiones

de Dario Salvi

El premio 2024 del "Nobel de las Religiones" ha sido concedido a un musulmán sufí, profesor de la American University de Washington, que se ha distinguido por su "contribución holística a la causa de la paz", cuyo compromiso se ha intensificado en los últimos meses tras el ataque de Hamás que desencadenó la guerra de Israel en Gaza. Los líderes religiosos no deben dejarse arrastrar a la "polarización" del conflicto, sino mantener un "papel profético" para velar por la justicia.

 

Milán (AsiaNews)- Una vida dedicada a la paz y al diálogo interreligioso, como estudioso y como persona activa y comprometida sobre el terreno, que ha demostrado compromiso y dedicación a su misión desde su juventud hasta la actualidad. Por eso la Fundación Niwano, con motivo de la cuadragésimo primera edición del premio de la paz, ha asignado ese reconocimiento al profesor Mohammed Abu-Nimer, estadounidense de origen palestino que se ha destacado por su "contribución holística a la causa de la paz". La entrega del premio será el 14 de mayo en Tokio, Japón, pero la elección ya pone de relieve la importancia de su compromiso con el diálogo y la reconciliación en una región como Tierra Santa, que sigue siendo escenario de enfrentamientos y violencia de carácter confesional, político y social. Divisiones que se agravaron aún más tras el ataque terrorista de Hamás el 7 de octubre pasado en el corazón de Israel, con un saldo de más de 1.200 muertos, al que el Estado judío respondió desatando una sangrienta guerra en la Franja de Gaza que en menos de cinco meses ha dejado casi 30.000 muertos, la gran mayoría de ellos civiles, y sobre todo mujeres y niños.

Islam, perdón y reconciliación

En la motivación, los promotores destacan la labor educativa que ha llevado a cabo Abu-Nimer en los últimos años, con el objetivo de colaborar en la resolución de conflictos y fomentar actividades destinadas a "construir la paz" a través "de la comprensión profunda del perdón y la reconciliación en el Islam". Una aportación que no es sólo teórica, sino que se aplica "eficazmente en la práctica" y que adquiere aún más sentido en estos momentos "a la luz del conflicto en curso" en su tierra de origen, Israel y Palestina, donde se está librando "una de las guerras más devastadoras". Por eso, añade, "no hay un destinatario más apropiado y oportuno para el Premio Niwano de la Paz de este año". Musulmán sufí de origen palestino, comprometido en el diálogo entre judíos y musulmanes, es profesor en la American University de Washington (EE.UU.). Fundó el Instituto Salam, con sede en la capital estadounidense, a la vanguardia en la investigación, educación y práctica de cuestiones relacionadas con los conflictos, la no violencia, los derechos humanos y el desarrollo. En su trabajo, el centro presta especial atención a las "diferencias" entre las comunidades islámicas y no islámicas, poniendo en marcha proyectos que abarcan diferentes culturas y credos con miras a construir la paz, el desarrollo sostenible y el progreso, especialmente en los países de mayoría musulmana.

Originario de un pueblo del norte de Galilea, cerca de la región de Tiberídades, habitado por musulmanes, cristianos y drusos, es autor, entre otros, del primer libro sobre la "no violencia" en el Islam, un tema especialmente valorado por él, que ha sido traducido a cinco idiomas. Desde muy joven ha sido testigo de los conflictos confesionales y políticos que han ensangrentado Tierra Santa y siguen sin resolverse hasta hoy. A los veinte años participó en un curso de formación sobre el diálogo que marcó su vida futura y su trayectoria profesional, comprometiéndose personalmente en el encuentro y el debate - para superar el enfrentamiento - entre musulmanes y judíos, entre israelíes y palestinos, prestando especial atención precisamente a las zonas de mayor conflicto y tensión. Desde los años '90 ha profundizado las cuestiones críticas entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte, las relaciones entre budistas e hindúes en Sri Lanka, las relaciones islámico-cristianas en Mindanao (en el sur de Filipinas), en los Balcanes y en varios países africanos. Y también ha sido uno de los primeros en organizar proyectos sobre el tema en Arabia Saudita y en varios países de la región árabe, como Irak, Siria, el Líbano y Jordania.

“Nobel de las religiones”

El Premio Niwano se otorga en memoria de Nikkyo Niwano, fundador y primer presidente de la organización budista Rissho Kosei-kai, y es universalmente reconocido como el "Nobel de las religiones". Su objetivo es distinguir y alentar a personas y organizaciones que han contribuido significativamente a la cooperación interreligiosa, promoviendo así la causa de la paz mundial, y dar a conocer sus logros lo más ampliamente posible. La Fundación espera mejorar de esa manera la comprensión y la cooperación entre las diferentes religiones y alentar a que más personas se consagren a la tarea, o “misión”, de la paz en el mundo.

La Fundación Niwano para la Paz se creó en 1978 para contribuir a la construcción de la paz mundial y favorecer una cultura de paz. La Fundación promueve la investigación y otras actividades basadas en un espíritu religioso y sirve a la causa de la paz en campos como la educación, la ciencia, la religión y la filosofía. Para evitar un énfasis indebido en una religión o región en particular, cada año la organización solicita candidaturas de personas de reconocida estatura intelectual y religiosa en todo el mundo. En el proceso de nominación y selección del ganador participan alrededor de 600 personas y organizaciones, en representación de 125 países. La primera edición, en 1983, fue para el arzobispo católico brasileño Hélder P. Câmara, seguida a lo largo de los años, entre otros, por el World Muslim Congress (1987), Neve Shalom / Wahat al-Salam (1993), el Ven. Maha Ghosananda (1998), Rabbis for Human Rights (2006) y Rajagopal P. V. en 2023.

​El conflicto en Gaza

En los últimos días, antes de saber que había recibido el reconocimiento de la Fundación Niwano, el Prof. Abu-Nimer había publicado en AmericaMagazine una larga reflexión sobre el conflicto actual en la Franja, que ya desde el título, “Interfaith peacemakers cannot remain neutral on Gaza” ("Los pacificadores interreligiosos no pueden permanecer neutrales en Gaza"), reitera las posiciones que caracterizan su trabajo, y en la cual invita a todos a trabajar por el diálogo y la reconciliación. A partir del número de víctimas, en su mayoría mujeres y niños, de las decenas de miles de viviendas destruidas y de los 1,5 millones de palestinos desplazados, explica que la situación en la zona ha "vuelto a retroceder" a las "etapas iniciales" de 1948 “reavivando un clima de animosidad”. Esto resulta evidente en la "deshumanización" de los palestinos "en el discurso político israelí y occidental", a lo que se suma un "preocupante aumento del antisemitismo y la islamofobia a nivel mundial".

Ni los israelíes ni los palestinos obtendrán "una victoria clara en este conflicto", observa el profesor. Por el contrario, la guerra "ha infligido un profundo sufrimiento a todas las partes involucradas, empañando la reputación de los gobiernos europeos y norteamericano", acusados ​​de "doble rasero e hipocresía política". “La gestión de este conflicto - continúa - también ha socavado la credibilidad y la eficacia de las instituciones internacionales y multilaterales como las Naciones Unidas, la Unión Europea y la Liga Árabe”. Por otro lado, "ha alimentado al mismo tiempo una polarización global: algunos defienden la solidaridad con la causa palestina y el reconocimiento de su dignidad y libertad, mientras que otros apoyan firmemente la campaña militar de Israel contra los ciudadanos de Gaza y los palestinos de Cisjordania”. Por eso llama a un compromiso renovado de los líderes religiosos, que corren ellos mismos el riesgo de verse "atrapados en esta polarización, y muchos han sido criticados por su aparente incapacidad para adoptar una posición moral clara contra la guerra en Gaza". “En cualquier caso - afirma - ellos tienen un rol profético en defensa de la paz y la justicia. En el contexto palestino-israelí, pueden unirse para pedir un alto el fuego, incluyendo un llamamiento interreligioso para detener todos los ataques contra civiles, sobre todo por la trágica pérdida de vidas humanas". Por último, los líderes religiosos “pueden pedir conjuntamente la liberación de los rehenes de ambos bandos”, mientras que “delegaciones interreligiosas pueden viajar a Gaza, Cisjordania e Israel, para servir como testigos imparciales de las realidades sobre el terreno. Los referentes musulmanes, judíos y cristianos - concluye - pueden trabajar juntos para ofrecer una plataforma común para la sanación y la reconciliación, y apoyar a todas las víctimas, especialmente mujeres y niños, en su camino hacia la curación".

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