Prevost, los viajes a China y las misiones agustinas en Hunan
El Papa le contó al cardenal de Hong Kong, Stephen Chow, que "ha visitado China y conoce su realidad y su cultura". Un hecho inédito para un pontífice, relacionado con el largo mandato como Prior General de una orden que, por voluntad de León XIII (el pontífice cuyo nombre adoptó), tuvo sus propios misioneros y obispos en Hunan hasta la expulsión decretada por Mao, y después de los años ochenta, ha reconstruido lazos y presencias en la diócesis de Changsha a través de la provincia de Filipinas.
Beijing (AsiaNews) - Robert Francis Prevost "ha estado en China más de una vez, y conoce su realidad y su cultura". Las palabras del cardenal Stephen Chow Sau-yan, obispo de Hong Kong, en una entrevista sobre el cónclave y el nuevo pontífice que publicaron la semana pasada los medios diocesanos de Hong Kong, han despertado gran interés, porque revelan un aspecto importante de León XIV. Muchos se preguntan cuál será su visión sobre China, después de las aperturas del Papa Francisco que culminaron en el Acuerdo de 2018 sobre el nombramiento de obispos. A menudo se ha citado en los últimos años el sueño de ver a un Papa que visita Beijing y se encuentra con los católicos de China continental. Las palabras del cardenal Chow revelan un hecho inédito para la Iglesia católica: la persona que hoy se sienta en la cátedra de Pedro, ya ha estado en China continental. No es un tema menor, considerando que entre sus predecesores solo Pablo VI había hecho escala en Hong Kong (que todavía era colonia británica) durante su viaje apostólico a Asia en 1970, mientras que Josef Ratzinger había impartido conferencias en la misma metrópolis como cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe mucho antes de convertirse en el Papa Benedicto XVI.
La referencia a los viajes de Prevost a China continental también es valiosa por otra razón. Al igual que para todos sus viajes como Prior General de los Agustinos —cargo que ocupó de 2001 a 2013—, no hay información sobre estas visitas del actual pontífice a China en los sitios web y publicaciones de la orden. Sin embargo, es bastante fácil deducir el contexto: como muchos otros institutos misioneros, la orden a la que pertenece León XIV ha tenido una importante historia de presencia y amistad con China, y ese vínculo no es solo un hecho del pasado.
El nombre más conocido es el de Martín de Rada (1533-1578), un agustino de origen español que se había dedicado al estudio del chino en Cebú, Filipinas, y en 1575 acompañó a una delegación española a la corte de los Ming en China. Este viaje — siete años antes de la llegada del jesuita Matteo Ricci a Macao— fue el primer encuentro en absoluto entre un misionero católico de la era moderna y el mundo chino. Y el informe detallado que Martín de Rada escribió inmediatamente después de ese viaje tuvo una importancia fundamental para introducir a la Europa del siglo XVI en la cultura de Oriente.
Pero tres siglos después de Martín de Rada, el hilo rojo que une a los agustinos con China se reanudó a través de su propia presencia misionera estable, propiciada precisamente por el Papa León XIII, el pontífice al que Prevost ha elegido referirse a través del nombre que escogió en el momento de la elección. Fue él, de hecho, quien en 1879, con el breve Ex debito Pastoralis Officii, confió a los agustinos filipinos de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús la misión del norte de Hunan, una provincia del sur de China, con la creación de un vicariato apostólico. Según las crónicas de la orden, en pocos años se establecieron misiones muy activas, especialmente en las zonas de las actuales ciudades de Changde, Lixian y Yueyang. Los obispos agustinos dirigieron durante setenta años lo que en 1946 se erigió formalmente como la diócesis de Changde, bajo la provincia eclesiástica de Changsha.
Como todos los otros misioneros extranjeros, los agustinos también fueron expulsados a principios de los años '50 por el régimen comunista chino, incluyendo al obispo Mons. Gerardo Faustino Herrero Garrote. Pero el testimonio de lo vital que había sido esta presencia para la Iglesia local, fue un sacerdote agustino, el padre Michael Yang Gaojian — que había sido ordenado en 1938 y ya era el superior regional de la orden para China —, el hombre que las autoridades eligieron como obispo "patriótico" de Changde y que fue ordenado en 1958, en el primer grupo de consagraciones episcopales que se realizaron sin el mandato del Papa. Otro fraile agustino chino, el padre James Li Shu-ren, fue ordenado ese mismo año como obispo "patriótico" de Yueyang, ciudad de Hunan donde significativamente la iglesia local todavía lleva el nombre de San Agustín.
Mons. Yang Gaojian, que fue una figura relevante dentro de la Asociación Patriótica, murió en 1995, y dos años después Mons. Li Shu-ren. Mientras tanto, la reorganización de las circunscripciones eclesiásticas que llevaron a cabo las autoridades chinas ha unificado toda la zona septentrional de Hunan en la única diócesis de Changsha, la capital administrativa de toda la provincia, que desde 2012 está dirigida por Mons. Methodius Qu Ailin, un obispo que hoy tiene 64 años, nombrado con el consentimiento de Roma según las modalidades anteriores al Acuerdo de 2018. En el ámbito de esta diócesis los agustinos todavía mantienen —a través de su Vicariato de Oriente, con sede en Filipinas— una presencia en el norte de Hunan.
También es muy significativa la presencia de algunas misioneras agustinas chinas que, precisamente en esta región, - después de la tempestad de la Revolución Cultural - han reconstruido su familia religiosa en los últimos años. Los obispos agustinos de los vicariatos y prefecturas del norte de Hunan fueron los que insistieron para que hubiera un grupo de religiosas, deseo que se hizo realidad en 1925 con la llegada de cuatro hermanas agustinas españolas que durante 25 años vivieron su ministerio al servicio de la comunidad local. Ellas también tuvieron que partir en 1950, pero la semilla que habían sembrado, a pesar de la disolución forzada y los inmensos sufrimientos de los años de persecución, no se perdió. En los años ochenta, cuando llegaron a China las primeras aperturas en la política religiosa con Deng Xiaoping, una anciana que había sido religiosa agustina reunió a su alrededor a algunas jóvenes y dio nueva vida al instituto, retomando el contacto con la casa generalicia. Las misioneras agustinas dicen en su sitio web: "actualmente hay 4 hermanas agustinas chinas que viven en China. Se dedican al trabajo pastoral en la parroquia donde viven y en otros pueblos de los alrededores. Su ministerio pastoral consiste en acompañar a los católicos a vivir su fe. Visitan a las familias y a los enfermos, rezan con ellos, preparan y dirigen las liturgias".
No es difícil imaginar que estas comunidades de la provincia de Hunan hayan sido una de las escalas de las visitas de Robert Francis Prevost a China. Y que a través del contacto con los agustinos y las agustinas chinas, y con la provincia filipina de la orden — que él visitó en 2004 y 2008 — se haya formado ese conocimiento "de la cultura y la realidad china" del que habló el cardenal Chow. Una experiencia sumamente valiosa para un Papa misionero que mira con esos ojos los desafíos de la China actual.
En la foto: la iglesia y la comunidad de una de las misiones agustinas en el norte de Hunan a principios del siglo XX (foto tomada del perfil de Facebook de la Provincia Agustina del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas).