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RUSIA-CHINA
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Putin y Xi: las conversaciones (y los nudos) tras el desfile

de Vladimir Rozanskij

Durante su estancia de tres días en Moscú, el presidente chino volvió a tratar el tema del gasoducto «Siberia-2 Force», vital para la economía rusa. Pekín ya apoya el crecimiento de la producción militar local suministrando componentes microelectrónicos bloqueados por las sanciones occidentales. La presencia de soldados chinos en el desfile ante el mausoleo de Lenin también estuvo relacionada con la política interior china.

Moscú (AsiaNews) - En el marco del gran desfile en la Plaza Roja, por el 80 aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patria, la presencia de Xi Jinping fue sin duda uno de los movimientos más importantes en la glorificación de Vladimir Putin, junto a los numerosos jefes de Estado de países "hermanos" y amigos, decididamente secundarios respecto al emperador de Pekín. Sin embargo, su estancia en Moscú no debe reducirse sólo a la parte ceremonial, subestimando la importancia de una visita que comenzó el 7 de mayo y terminó tres días después, con un intenso programa de reuniones e importantes negociaciones.

El tema que sin duda más interesa al Kremlin es la construcción del gasoducto «Siberia-2 Force», que podría ser decisivo para evitar el colapso de la economía rusa, pero sobre el que los chinos han hecho oídos sordos hasta ahora. La importancia de esta instalación fue mencionada explícitamente por el asesor de Putin, Jurij Ušakov, al recordar el proyecto de conectar los yacimientos de la península de Jamal, en el noroeste de Siberia, a través de Siberia y Mongolia, con China, hasta Xinjiang y las provincias del noroeste de China, con la cooperación del ahora decadente gigante ruso Gazprom y la empresa china CNPC. Esto permitiría a Rusia exportar al menos 50.000 millones de metros cúbicos más de gas al año, y a China sustituir las costosas importaciones de gas licuado.

El sinólogo ruso Aleksej Čigadaev también explicó a Currentime los otros posibles propósitos del viaje de Xi Jinping a Moscú, señalando que para China una visita de esta magnitud es un «acontecimiento nada ordinario», incluida la presencia de soldados chinos en el desfile ante el mausoleo de Lenin. Uno de los propósitos es mostrar un ejército fuerte también a la propia opinión pública china, asegurándole su participación en una maquinaria bélica internacionalmente poderosa. En la prensa china aparecen estos días varios artículos sobre la admiración del mundo por el ejército de Pekín, intentando así hacer olvidar los recientes escándalos de corrupción entre los militares, que provocaron la desaparición de varios ministros de Defensa, y recuperar la confianza de la población.

Čigadaev también considera importante el «significado simbólico» de la ocasión, en la que «se matan dos pájaros de un tiro: mejorar las relaciones con Rusia, y enviar señales a su público interno», ya que la escalada en el enfrentamiento con Taiwán, y las tensiones con EEUU, hacen que los temas bélicos sean de especial actualidad para China. A finales de abril, China también había ocupado la isla de Sand Cay, en el mar de China Meridional, que se disputa con Vietnam. Al mismo tiempo, Xi Jinping no habla de apoyo directo a Rusia, e incluso en el artículo que publicó la víspera de su llegada a Moscú en Rossijskaja Gazeta, hizo hincapié en la «perspectiva histórica de la cooperación entre los dos países desde el pasado hasta el futuro», dejando al margen perspectivas políticas y económicas más actuales. Durante sus reuniones en el Kremlin, incluso instó a Putin a «buscar una paz justa con Ucrania».

En realidad, Rusia y China llevan a cabo ejercicios militares y marítimos conjuntos y maniobras estratégicas, dejando que un gran número de voluntarios chinos se unan al ejército ruso para la guerra de Ucrania. Además, se afirma que «China apoya a Moscú en el crecimiento más ambicioso de la producción militar desde la Unión Soviética», proporcionando tecnología para drones y misiles, imágenes por satélite y máquinas herramienta para la fabricación de armas. Según datos de los servicios de inteligencia estadounidenses, el 90% de las importaciones rusas de microelectrónica procedían de China en 2023, lo que posibilitó una gran producción de misiles balísticos, tanques y aviones militares, y sólo unas pocas empresas chinas implicadas en este mercado acabaron bajo sanciones occidentales.

Otro factor de gran actualidad es el posible acercamiento de China a la Unión Europea como efecto de la guerra arancelaria de Donald Trump. Se está planeando una cumbre China-UE para el próximo verano, en la que Xi Jinping podría mostrarse como el único mediador real también para las relaciones de los europeos con Rusia. Quedan muchos temas por definir, empezando precisamente por el suministro energético, en el que China evalúa todas las alternativas posibles, considerando también el posible negocio de Gazprom con los americanos, a conjurar con la ayuda de Europa, y concediendo a Putin perspectivas reales de colaboración.

 

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