13/12/2017, 15.40
IRAK
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Sacerdote caldeo: Navidad, el renacimiento de la Llanura de Nínive, liberada del ISIS

Don Paolo narra el clima de espera en que viven las 270 familias que regresaron a sus hogares en Karamlés. La prioridad es desminar el territorio para proceder a la siembra y proseguir con la reconstrucción de los edificios. El llamamiento dirigido a todos los que huyeron: regresen, para hacer que renazca la región. Un torneo de fútbol entre jóvenes cristianos y musulmanes, para celebrar un difícil retorno a la normalidad. 

Karamlés (AsiaNews) – Las personas viven “la espera de la Navidad con alegría, como si hubiesen dejado la cárcel”, tras haber trascurrido los últimos años “refugiados en centros de acogida en Erbil y en el Kurdistán iraquí”. Tenemos la esperanza de que “los que han huido” a otros países de la región o a Occidente “puedan regresar a casa” y contribuir “en primera persona al renacimiento de nuestra tierra”.  Es lo que cuenta a AsiaNews Don Paolo Thabit Mekko, sacerdote caldeo de Mosul, que días atrás celebró, por primera vez, la fiesta de Santa Bárbara, en Karamlés, una localidad situada en la Llanura de Nínive que estuvo tres años en manos de los milicianos del Estado islámico (EI, ex ISIS).  “Organizamos una fiesta solemne –subraya- para mostrar que, si bien lo hacemos lentamente y con gran esfuerzo, queremos volver a la normalidad y vivir plenamente este período de Adviento, como preparación para el nacimiento de Jesús”.

El Estado islámico, cuya derrota fue declarada el fin de semana pasado por el premier iraquí Haider al-Abadi, “ya es historia, forma parte del pasado”, cuenta Don Paolo, pero “aún permanecen los problemas vinculados a algunas milicias (chiitas)”, que son fuente de tensión. Además, hay una cuestión primaria “vinculada a la reconstrucción de las viviendas” y esto vale “tanto para Karamlés como para otras ciudades pequeñas de la llanura, ante todo, Qaraqosh”.

Días atrás, la comunidad festejó a Santa Bárbara (en la foto) con una celebración eucarística y una procesión de velas, partiendo de la iglesia de la Virgen María y concluyendo la misma en el santuario dedicado a la santa. Concluidos los ritos y celebraciones, la comunidad se reunió para un momento de convivencia, al cual le siguió una “primera partida” de fútbol en el renovado estadio del Karamles Sporting Club, en la cual participaron jóvenes cristianos y musulmanes.

“Teniendo en vista la fiesta –cuenta el sacerdote- hemos completado las obras de restauración del santuario. Muchas personas acudieron para participar de la fiesta y quedaron sorprendidas por la solemnidad de las celebraciones. Tratamos de mostrar el retorno a la normalidad, y en este contexto, también se incluye la partida de pelota en un centro renovado, alistado para hospedar eventos deportivos. Ahora queremos promover una suerte de campeonato para jóvenes cristianos y musulmanes de los pueblos cercanos”.

“Hasta ahora, son 270 las familias que han regresado a Karamlés –explica Don Paolo- y la Iglesia sigue adelante con la tarea de reconstrucción de las casas quemadas o destruidas, aunque esto no sea un trabajo fácil”. Las familias deben “reconstruirse toda una vida”, y para hacerlo, “se requieren servicios públicos, electricidad –que sólo es suministrada 4 horas por día- calefacción”. La vida “está volviendo a empezar,  y se trata de volver a la normalidad”, agrega, “pero se necesita tiempo y dinero, porque Daesh [acrónimo árabe para el EI] ha destruido todo”.

“Recientemente –prosigue- hemos inaugurado un hogar que aloja a 70 niños, y que está abierto a aquellos que no son cristianos. Por otro lado, hay daños de la guerra que deben repararse, ante todo, el derrumbamiento de los muros de tierra que fueron levantados por los Peshmerga (las milicias kurdas) y por los yihadistas a modo de barricadas; debemos allanar el terreno para luego proceder a la siembra de frutas y hortalizas. A esto se suma el desminado del territorio, para eliminar las minas dejadas por el ISIS. Muchas campesinos no se atreven a aventurarse por los campos a causa de este peligro oculto”.  

En estos días se trabaja a toda marcha para alistar el pesebre, para adornar las calles, para ordenar la iglesia y el salón principal del centro cultural, donde se celebrará la misa de Nochebuena. “Entre las personas aún se respira un clima de frialdad –nos confía Don Paolo-, de temor, por el recuerdo del drama vivido en los últimos años: la violencia yihadista, la huida de la propia tierra, el éxodo de muchas personas que fueron al exterior en busca de una nueva vida. Estoy tratando de involucrar a los jóvenes en las tareas de preparación; en Karamlés hemos abierto un hogar para los estudiantes cristianos que concurren a la universidad de Mosul, y que provienen de otras ciudades y pueblos. Para Navidad, estamos pensando en organizar una fiesta para ellos, para hacer que se sientan menos lejos de sus hogares, de sus familias”.

A pesar de las dificultades, “los fieles quieren vivir esta fecha, un momento especial caracterizado por tradiciones que queremos respetar”. Sin embargo, las necesidades “siguen siendo muchas” y “la ayuda que llega del exterior aún resulta fundamental”, recuerda Don Paolo, que quiere cerrar con un augurio: “Que el nacimiento de Cristo sea la ocasión para que renazca la Llanura de Nínive y sus pueblos, para ofrecer, a cuantos huyeron, la oportunidad de regresar”. (DS)

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