20/02/2023, 14.07
TURQUÍA - SIRIA
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Vicario de Anatolia: no silencio, sino solidaridad en la 'tragedia del terremoto'

de Dario Salvi

Tras coordinar las intervenciones desde Italia, Mons. Bizzeti parte hoy hacia las zonas afectadas por el terremoto en Turquía. Teme que la tragedia se olvide "pronto", cuando las necesidades inmediatas y futuras son "enormes". La intervención de la Iglesia y de Cáritas. El problema del aspecto psicológico "que con demasiada frecuencia se subestima".

Milán (AsiaNews) - "No debemos dejar que caiga el silencio sobre la tragedia del terremoto". El vicario de Anatolia, Mons. Paolo Bizzeti, confirmó a AsiaNews su temor a que, después de una fase inicial de gran atención mediática y participación emotiva de la opinión pública internacional, el drama que golpeó a Turquía y Siria caiga "pronto" en el olvido. El prelado, que en estos momentos se dirige a Estambul después de haber coordinado desde Italia las operaciones de primeros auxilios durante las últimas dos semanas, ve "el riesgo, como nos enseña la historia, de que una vez pasada la ola emocional, la atención y el interés también decaigan". "Ya estamos en la sexta página de las noticias”, subrayó, “y sólo se detienen en aspectos excepcionales, como un rescate después de varios días. Está bien, son milagros, pero es la situación del resto de la población, de los supervivientes, la que debemos contemplar. Esta es la prioridad, sobre la que tenemos que mantener alta nuestra atención".

Dos semanas depués del terremoto del 6 de febrero, los equipos de rescate de Turquía han dejado de buscar supervivientes y sólo quedan unos pocos equipos activos en las provincias más castigadas, Kahramanmaras y Hatay. El balance actualizado habla de más de 46.000 muertos, de los cuales casi 41.000 sólo en Turquía, mientras se acerca la cifra de 50.000 víctimas que los expertos de la OMS estimaron la semana pasada. Hoy, el Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, visitó las zonas afectadas con un paquete de ayuda de más de 100 millones de euros, una gota en el interminable mar de necesidades. 

El Vicepresidente turco, Fuat Oktay, informó que al menos 105.000 edificios se derrumbaron o resultaron dañados por el terremoto principal de magnitud 7,8 y las más de 6.000 réplicas, incluida una de magnitud 6,6 el fin de semana. El último rescate "milagroso" de una pareja de un edificio en ruinas en Antioquía se produjo el 18 de febrero, casi 300 horas después de la dramática noche que marcó la historia reciente del país. Ahora ya se piensa en la reconstrucción, pero los intereses contrapuestos en el tablero mundial, especialmente la Siria del presidente Bashar al-Assad, pesan en el envío de ayuda.

Continúa el trabajo de la Iglesia y de Cáritas en Turquía, mientras todavía no hay agua para bañarse, no hay electricidad en algunas zonas, siguen aislados pueblos enteros y crece el riesgo de una epidemia de cólera. El Vicariato de Anatolia está trabajando en tres frentes: en Iskenderun, el P. Antuan Ilgit Sj., junto con el director de Cáritas Anatolia, John Farhad Sadredin, se ocupa de las personas que viven en el episcopado; en Estambul, se están preparando los primeros proyectos de reconstrucción, fijando objetivos para los próximos meses, mientras continúa la campaña de recaudación de fondos. "Tenemos que pensar", dice monseñor Bizzeti, "en cómo restablecer los servicios básicos, el agua potable y el agua para bañarse, garantizar comidas regulares... todavía estamos en plena fase de emergencia".

La catástrofe es de tales proporciones", admitió monseñor Bizzeti, "que incluso con la buena voluntad de todo el mundo, desde el Gobierno hasta los rescatistas y voluntarios, se tardará semanas tan sólo en volver a poner en pie el sistema de tuberías" para el agua. "Luego tenemos que pensar en camas y alojamiento para los evacuados, porque muchos siguen durmiendo en sus coches" debido a que las casas son inhabitables o existe un fuerte miedo a volver mientras la tierra sigue temblando. En cuanto al agua, "la recogemos del mar e intentamos desalinizarla: hacemos lo que podemos, pero las necesidades son enormes".

Hay un último aspecto, el psicológico, que "a menudo tiende a subestimarse" cuando las intervenciones se centran únicamente en las necesidades materiales. "Hay un malestar psicológico enorme y generalizado entre la población", confirmó el vicario de Anatolia, el miedo "no ha desaparecido y las preguntas sobre la tragedia son muchas y siguen sin respuesta. La gente llega incluso a poner en duda su fe, todo el mundo se siente provocado", pero también está la otra cara de la moneda, representada por "la solidaridad generalizada, la ayuda mutua sin reparar en etnias ni creencias religiosas, un encomiable concurso de generosidad", concluye, "que es un motivo de gran esperanza". 

EN APOYO DE LAS INICIATIVAS EN FAVOR DE LAS VÍCTIMAS DEL TERREMOTO LLEVADAS A CABO POR EL VICARIATO APOSTÓLICO DE ANATOLIA Y LA CUSTODIA DE TIERRA SANTA, LA FUNDACIÓN PIME HA ABIERTO UNA CAMPAÑA DE RECAUDACIÓN DE FONDOS. PULSE AQUÍ PARA CONOCER SU MODALIDAD Y PARA CONTRIBUIR.

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