25/06/2025, 13.17
GOLFO - ISRAEL - IRÁN
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Vicario de Arabia: cristianos «peregrinos de esperanza» en un Golfo «vía de la diplomacia»

de Dario Salvi

En una situación que, a pesar del alto el fuego entre Israel e Irán, sigue siendo «preocupante», monseñor Martinelli recuerda que «nunca se debe abandonar la posibilidad del diálogo». El documento sobre la Hermandad, «respuesta de paz a la violencia». Las iniciativas de oración y amistad en la Abrahamic Family House siguiendo los pasos de San Francisco. Se necesitan lugares para «experimentar la esperanza, la paz y la reconciliación».

Milán (AsiaNews) - «No se puede renunciar de ninguna manera a la perspectiva de la diplomacia. Por muy preocupante y tensa que sea la situación, nunca se debe abandonar la posibilidad del diálogo entre las partes». Así lo afirma a AsiaNews Mons. Paolo Martinelli, vicario apostólico de Arabia Meridional (Emiratos Árabes Unidos, Omán y Yemen), al comentar el último frente de guerra entre Israel e Irán. Una escalada que durante días hizo temer una ampliación del conflicto a escala regional —y mundial— y que parece haber concluido ayer tras los ataques estadounidenses y la tregua «impuesta» a las partes por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Nueva sangre derramada mientras en Gaza se sigue muriendo, en medio del silencio y la indiferencia de la comunidad internacional. «Creo que Omán, gracias a su histórica capacidad de mediación, podría seguir desempeñando un papel significativo», afirma el prelado, junto con los Emiratos. En la larga entrevista, el vicario también recuerda la invitación del papa León XIV a ser «Iglesia unida por la vida del mundo», que cobra aún más valor en una realidad migratoria «con diferentes lenguas, culturas, tradiciones y ritos [...]. Estas realidades existen, son semillas de esperanza. En un momento como este, en el que parece prevalecer la violencia, tenemos la tarea de ser peregrinos de la esperanza y promover experiencias de buena vida».

A continuación, la entrevista a monseñor Martinelli: 

Excelencia, ¿cuáles son las reacciones en los países del vicariato, especialmente en los Emiratos, ante el ataque de Israel a Irán y la implicación de Estados Unidos? ¿Hay preocupación por la escalada?

En toda la región hay preocupación por lo que está sucediendo estos días. Sin embargo, la situación en los Emiratos y Omán es tranquila y, hasta ahora, la vida cotidiana no ha sufrido restricciones. La situación sigue siendo crítica en Yemen, especialmente en el norte, donde el conflicto entre Israel e Irán se suma a una situación ya de por sí muy difícil. De hecho, desde el comienzo de la guerra entre Israel y Hamás, los hutíes se han visto involucrados tanto atacando directamente a Israel como llevando a cabo acciones que perturban la navegación en el Mar Rojo. A su vez, Yemen ha sido atacado en respuesta.

Los Emiratos son queridos por los cristianos por el documento sobre la «Hermandad»: en un contexto de conflicto persistente, desde Gaza hasta Teherán, ¿existe el riesgo de que esta misión común pueda fracasar?

El documento sobre la Hermandad Humana ha abierto un nuevo capítulo en la historia de las relaciones entre las religiones, y las graves dificultades actuales acentúan la importancia de ese documento, que hoy parece aún más trascendental que cuando fue firmado. El documento se firmó en memoria del histórico encuentro entre san Francisco de Asís y el sultán de Egipto, Al-Malik al-Kamil. Ese encuentro tuvo lugar durante otro conflicto, las Cruzadas, y fue una respuesta de paz a esa violencia. El documento firmado en Abu Dabi denuncia claramente toda instrumentalización de la religión. 

¿Por qué sigue siendo actual y fundamental?

Hoy más que nunca existe el riesgo de justificar la violencia vinculada a intereses partidistas, en nombre de Dios, ¡pero esto sigue siendo una abominación! ¡Siempre debe ser denunciado como falso! De este modo se pierde el significado auténtico de la experiencia religiosa. Creo que es importante reiterar la importancia de este documento, seguir estudiándolo y difundirlo. Como dijo claramente el papa León: «¡Nunca debemos acostumbrarnos a la guerra!». El documento Hermandad Humana nos ayuda a mantener viva una conciencia crítica frente a la violencia, como ha repetido tantas veces el papa Francisco.

¿Cuáles son las relaciones con los chiítas en los países del Golfo?

Puedo responder por los países que conozco: según mi experiencia y conocimiento, los chiítas están bien integrados en los Emiratos Árabes Unidos y también en Omán. Nunca he tenido conocimiento de problemas específicos. En Yemen, la situación es diferente: los hutíes son chiítas y gobiernan en el norte del país. Allí persisten fuertes tensiones, que han caracterizado la guerra civil en los últimos años, aunque la situación interna general ha mejorado hoy en día con respecto al pasado.

¿Hay iniciativas de oración por la paz en el vicariato? Pienso en la Casa de la Familia Abrahámica: ¿hay momentos comunes de oración, iniciativas o actividades?

Desde el 7 de octubre de 2023, en todas las realidades del Vicariato se recuerda constantemente el tema de la paz, en el mundo y en particular en Oriente Medio. En nuestras celebraciones siempre hay una oración por la paz. Yo mismo he escrito varias veces cartas a los fieles para iniciativas de ayuno y oración por la paz. Siempre recuerdo la importancia de ser operadores de paz y constructores de puentes. Recientemente he subrayado mucho el deseo y la invitación expresados por el papa León de ser una Iglesia unida, para ser signo de unidad, paz y reconciliación para todo el mundo. 

En cuanto a la Casa de la Familia Abrahámica, las tres casas de culto —la mezquita, la sinagoga y la iglesia— no dejan de rezar, cada una a su manera, por la paz. Nuestra iglesia de San Francisco, por ejemplo, celebra cada mes una oración ecuménica al estilo de Taizé, donde, también con motivo del 1700 aniversario del Credo de Nicea, se invoca la paz. Además, el rosario diario con la comunidad está dedicado a María, madre de la Esperanza y madre de la Paz: esto ayuda a nuestros fieles a leer la paz en el horizonte del Jubileo. Por último, se recita habitualmente la llamada «oración sencilla» atribuida a San Francisco de Asís: «Señor, hazme instrumento de tu paz». 

Monseñor Martinelli, ¿qué actualidad tiene hoy su mensaje?

En este momento, la Casa de la Familia Abrahámica es un testimonio elocuente y cotidiano de paz, de coexistencia posible que se realiza a través de relaciones concretas de amistad entre hombres y mujeres de diferentes religiones. Creo que la mera existencia de un lugar como este representa una invitación constante a la paz y la convivencia.

El vicariato comprende dos territorios que, en estas semanas de conflicto y tensiones, han desempeñado un papel de primer orden, aunque en frentes diferentes: desde Yemen partieron los ataques hutíes contra Israel, mientras que en Omán se intentaron las frágiles conversaciones sobre el nuclear entre Washington y Teherán, que luego naufragaron tras el ataque israelí. ¿Hay todavía espacio para la diplomacia?

No se puede renunciar de ninguna manera a la perspectiva de la diplomacia. Por muy preocupante y tensa que sea la situación, nunca se debe abandonar la posibilidad del diálogo entre las partes. También porque los conflictos armados nunca son la solución. La paz siempre debe pasar por un diálogo que vaya más allá del enfrentamiento entre las fuerzas militares sobre el terreno. Creo que Omán, gracias a su histórica capacidad de mediación, podría seguir desempeñando un papel significativo. Los propios Emiratos Árabes Unidos podrían desempeñar una importante labor de mediación, gracias a su capacidad para mantener buenas relaciones diplomáticas y de colaboración con muchos países.

Excelencia, la Iglesia celebra el Año Jubilar: desde su observatorio del Golfo, ¿dónde y cómo es posible alimentar y nutrir la esperanza en un contexto de conflicto permanente?

Estamos viviendo el Año Jubilar con mucha intensidad. Ser peregrinos de la esperanza es una experiencia muy importante para nosotros, los migrantes. Siempre invito a nuestros fieles a leer su condición de migrantes desde la perspectiva de ser peregrinos de la esperanza. La esperanza es una persona, es Cristo, el «Dios con rostro humano», y para nuestras situaciones, a menudo precarias, esto es muy claro. En la fe lo reconocemos presente entre nosotros y en la historia, incluso en la tribulación de este momento. Él ha vencido a la muerte para siempre y nos acompaña fielmente, permite la continua recuperación de la vida, a pesar de nuestras faltas y de la violencia que hoy marca muchas partes del mundo. Para alimentar esta esperanza se necesitan buenas relaciones, lugares en los que sea posible experimentar la esperanza, la paz y la reconciliación.

Esto me parece el sentido de la invitación del papa León a ser una Iglesia unida por la vida del mundo: es una invitación para nuestras familias, para las relaciones entre nosotros, en nuestras comunidades compuestas por personas que provienen de más de cien países diferentes, con idiomas, culturas, tradiciones y ritos diferentes. Pienso también en las relaciones ecuménicas positivas que podemos cultivar. Pienso en el diálogo entre personas de diferentes credos, que se respetan mutuamente, superando los prejuicios, y deciden caminar juntas para promover el bien común y la fraternidad humana. Estas realidades existen, son semillas de esperanza. En un momento como este, en el que parece prevalecer la violencia, tenemos la tarea de ser peregrinos de la esperanza y promover experiencias de vida buena.

 

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