14/12/2018, 16.01
CHINA
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Carta del pastor Wang Yi, arrestado junto a 100 fieles protestantes

El pastor de la Iglesia de la Primera lluvia de la Alianza, escribió la carta en distintos momentos y ha pedido que sea difundida dos días después de su arresto. Wang Yi siente “disgusto” por la persecución que el Partido Comunista chino lleva adelante contra los cristianos, pero no es su interés cambiar el ordenamiento social. Testimoniar una fe no-violenta y denunciar las violaciones a la libertad religiosa. Dios hará caer el régimen comunista: la Iglesia es milenaria; pero en la historia no hay poderes políticos milenarios.  

Chengdu (AsiaNews) – “Disgusto” por el Partido comunista chino, que persigue a los cristianos, pero también la no-violencia cuando se debe lidiar con eso; ninguna pretensión de cambiar el ordenamiento social de China, pero sí la reivindicación de la libertad, para anunciar el Evangelio. Son algunos de los matices que despliega la carta que el pastor Wang Yi, de la Iglesia de la Primera lluvia de la Alianza, escribió antes de ser  arrestado el pasado fin de semana, junto a 100 fieles de su comunidad. El pastor escribió la carta en varios momentos y ha pedido que sea difundida 48 horas después de su encarcelación.  

En el texto, Wang dice estar “lleno de ira y disgusto a causa de la persecución de la iglesia por parte del régimen comunista, y de la maldad que implica privar a la gente de la libertad de religión y de conciencia”. Al mismo tiempo, él subraya que “cambiar las instituciones sociales y políticas no es la misión a la que he sido llamado y no es el objetivo para el cual Dios ha dado el Evangelio a su pueblo”.

Siguiendo lo que dice la Biblia, él acepta y respeta el hecho de que el régimen comunista pueda gobernar temporalmente como algo permitido por Dios. “Como servidor de Dios, Juan Calvino dijo que los gobernadores malvados son un juicio de Dios sobre las personas malvadas, con la finalidad de empujar al pueblo de Dios a arrepentirse y volverse una vez más hacia Él. Por esta razón, alegremente deseo someterme a su aplicación de la ley, como una sumisión a la disciplina y al ejercicio del Señor”.

“Al mismo tiempo –escribe- creo que la persecución contra la iglesia operada por el régimen comunista es una acción sumamente malvada y fuera del marco de la ley. Como pastor de una Iglesia cristiana, debo anunciar esta maldad de manera pública y severa”.

“La llamada que yo he recibido requiere que use métodos no-violentos para desobedecer a aquellas leyes del hombre que desobedecen a la Biblia y a Dios. Mi salvador Jesucristo me pide soportar con alegría todas las consecuencias que acarrea el hecho de desobedecer estas leyes malvadas”.

 

En su larga carta, Wang precisa que él no pretende cambiar ninguna institución o ley de China: lo que más le interesa es “frenar la naturaleza pecadora del hombre a través de una fiel desobediencia y el testimonio de la cruz de Cristo”.

“Tampoco me interesa la cuestión de cuándo irán a cambiar las políticas persecutorias del régimen comunista. Sin importar el régimen bajo el cual viva ahora o vaya a vivir en el futuro, en la medida en la cual el gobierno secular continúe persiguiendo a la iglesia y violando las conciencias humanas que pertenecen solamente a Dios, yo continuaré con mi fiel desobediencia”.

“La tarea que Dios me ha dado es que a través de mis acciones haga conocer al mayor número de chinos que la esperanza para la humanidad y la sociedad sólo está en la redención de Cristo, en la sobrenatural y llena de gracia soberanía de Dios”.

Para Wang, la persecución de los cristianos está empujando a muchos chinos a “perder la confianza en su futuro, conduciéndolos a un desierto de desilusión espiritual, a través del cual  [poder] conocer a Jesús”.

La persecución de los cristianos, afirma, “es el mal más malvado y horrendo de  la sociedad china”. “Todo ello –explica- no sólo es un pecado que atenta contra los cristianos, sino también contra los no-cristianos. Porque [de esta manera] el gobierno los amenaza de un modo tosco y brutal, impidiéndoles acercarse a Jesús. No hay peor maldad en el mundo que esta”.   

“Si este régimen un día es abatido por Dios, no será por otra razón más que como justo castigo y venganza de Dios por este mal. Porque sobre la faz de la tierra hay una Iglesia que ha durado milenios. Pero jamás ha habido un gobierno milenario. Sólo la fe es eterna. Ningún poder es eterno”.

“Jesús – concluye Wang Yi – es el Cristo, el hijo de Dios vivo y eterno. Él ha muerto por los pecadores y ha resucitado a la vida, por nosotros.  Él es mi rey y el rey de toda la tierra ayer, hoy y siempre. Yo soy su siervo y estoy en prisión a causa de ello. Hacia aquellos que se oponen a Dios, opondré resistencia en la mansedumbre y violaré con alegría todas las leyes que violan las leyes de Dios”.  

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