16/01/2023, 10.48
ASIA CENTRAL
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Asia Central debe reformar sus políticas sanitarias

de Vladimir Rozanskij

Cada vez hay más casos de muertes por tomar medicamentos sin control médico, porque están vencidos o son de dudosa calidad. El número real podría ser muy superior a las cifras oficiales. No hay control de las farmacias: venden cualquier cosa sin receta, en algunos casos incluso estupefacientes.

 

Moscú (AsiaNews)- La industria farmacéutica en Asia Central necesita reformas urgentes, como afirman desde hace tiempo muchos medios de información. En los últimos dos meses murieron más de 20 niños en Samarcanda, Uzbekistán, después de consumir jarabes y pastillas para la tos "Dok-1 Max" fabricados en la India. La causa probable de las muertes es insuficiencia renal.

Ya en octubre del año pasado había trascendido en informes de África Occidental las muertes que provocaba este medicamento, con advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) contra el mismo. A pesar de eso, en Uzbekistán el Dok-1 Max y otros preparados de dudoso efecto siguieron en venta hasta finales de diciembre, y muchos creen que el número de muertes que ha provocado es muy superior a las cifras oficiales.

Un popular bloguero uzbeko, Nikita Makarenko, ha buscado respuestas a este tema de los funcionarios sanitarios de su país. Preguntó por qué se ignoraron las advertencias de la OMS, a pesar de que las debilidades en el sistema de salud local no son un hecho nuevo ni sorprendente. En 2021 en la ciudad de Angren una niña murió por haber tomado "Tseftrjakson", un antibiótico contra las infecciones. Se suponía que el medicamento debía administrarse bajo supervisión médica, pero la niña lo había recibido de un familiar sin ninguna formación profesional, y otras tres personas fallecieron ese año por la misma causa.

El gobierno uzbeko no proporciona datos estadísticos sobre este tipo de casos. Sin embargo, varios observadores están convencidos de que hay muchas muertes de niños y adultos relacionadas con la ingesta de medicamentos y antibióticos sin el debido control.

El Tseftrjakson todavía está en venta en las farmacias uzbekas, y estos casos muestran una tendencia en la industria farmacéutica de Uzbekistán y de todos los países de Asia Central, como también afirma una investigación de The Diplomat. El informe señala que el sector de la salud en Asia Central necesitaría fuertes inversiones y opera con personal poco calificado y equipos obsoletos.

La atención en hospitales y clínicas privadas es muy cara y la mayoría de la gente trata de arreglárselas con remedios caseros. Las farmacias públicas y privadas a menudo funcionan sin ningún tipo de supervisión. En Uzbekistán hay casi 1.000 establecimientos donde se puede comprar cualquier medicamento sin receta, y los antibióticos sin receta están disponibles en casi todas las farmacias de Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Turkmenistán.

En 2019 el gobierno de Turkmenistán prohibió la venta de antibióticos en farmacias privadas, pero la falta de información hace imposible verificar en qué medida se está aplicando esta directiva. Uzbekistán también ha tratado de limitar la propagación descontrolada de antibióticos, pero sin éxito, dadas las numerosas muertes que se han producido desde 2021. La accesibilidad de los medicamentos en las farmacias y parafarmacias uzbekas es algo tan "normal", que se incluye como uno de los beneficios en la publicidad de los viajes turísticos.

Esta difusión de preparados tan controvertidos no sólo amenaza la salud de la población sino que también fomenta la adicción a los estupefacientes, como señala The Diplomat.

En Kazajstán, las autoridades han multado a cerca de 200 farmacias por vender estupefacientes, que desde hace años están prohibidos en el país, pero eso no ha detenido el tráfico (ilegal). Una situación similar ocurre en Uzbekistán y Turkmenistán. El tramadol es muy utilizado entre los estudiantes de estos países porque se considera una forma sencilla y económica de superar todo tipo de estrés.

Otro factor de riesgo es la venta de medicamentos falsificados o vencidos, que se pueden comprar a precios muy reducidos para enfermedades crónicas como la diabetes. Se estima que entre el 10 y el 12% de los preparados que se venden pertenecen a estas categorías, y en Uzbekistán se han encontrado fábricas y almacenes de medicamentos falsificados.

Tras los devastadores efectos del Covid-19, es necesario hacer reformas profundas en esta región, donde el sector de la salud funciona sin ningún tipo de control. Hasta ahora se han tomado medidas "cosméticas", clausurando algunas farmacias y haciendo reclamos altisonantes a los "estándares europeos", pero sólo penalizan a los pequeños minoristas.

 

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