02/05/2023, 15.18
PUERTA DE ORIENTE
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De Riad a Abu Dhabi, la red de intereses del Golfo en el conflicto de Sudán

de Dario Salvi

A pesar del alto al fuego, la violencia en el país africano no cesa: para Naciones Unidas existe el riesgo de que genere 800.000 nuevos refugiados. Los sauditas evacuaron con sus propios recursos a decenas de iraníes atrapados, llevándolos de Puerto Sudán a Teherán pasando por Yeda. La sombra de los Emiratos Árabes Unidos y la red de relaciones e intereses que alimentan las guerras regionales.

 

Milán (AsiaNews) - En Sudán, atormentado por un conflicto interno que amenaza con causar otros 800.000 nuevos refugiados según las últimas estimaciones de las Naciones Unidas, se está jugando una partida económica, estratégica y diplomática en la que participan varias naciones de Medio Oriente. De hecho, la crisis del Estado árabe-africano ha servido de ocasión para un nuevo acercamiento entre Arabia Saudita e Irán, dos rivales históricos en la región que recientemente volvieron a entablar relaciones gracias a la mediación china. En los últimos días, Riad facilitó con sus propios recursos la evacuación de los ciudadanos de la República Islámica que huían de la guerra.

Huyendo de la guerra

En concreto, la armada saudita transportó a 65 iraníes desde Port Sudán hasta Yeda, y luego organizó el transbordo a Teherán, última etapa del viaje. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Nasser Kanaani, habló de un "acontecimiento positivo", que pudo suceder gracias a la estrecha cooperación entre las dos potencias del mundo islámico, la chiita iraní y la sunita saudita. En un vídeo transmitido por la televisión estatal, Ahmed al-Dabais, un militar de alto cargo saudita que gestionó la operación, se dirigió a los desplazados iraníes subrayando que Riad y Teherán son "dos buenos amigos y hermanos". Arabia Saudita es una de las naciones más comprometidas con la ejecución de un plan de evacuación por el Mar Rojo desde el país africano, sumido en la violencia interna que estalló el 15 de abril y se intensificó progresivamente causando centenares de víctimas, entre ellas civiles. 

Después de más de dos semanas de guerra y de un alto el fuego de 72 horas que no consiguió evitar nuevos enfrentamientos, fuentes de la ONU informan de que las dos facciones enfrentadas han acordado enviar representantes para entablar negociaciones que se celebrarán, con toda probabilidad, en Arabia Saudita. Mientras tanto, la situación humanitaria empeora, con decenas de miles de sudaneses dispuestos a abandonar el país que se sumarán a los otros 70.000 que ya han huido a Egipto, Chad, Etiopía o Sudán del Sur. Otros, siguiendo las rutas migratorias, intentan cruzar el Mar Rojo y llegar al reino wahabita para huir de la guerra y la desesperación. De ahí el mayor empeño de los dirigentes de Riad por intentar detener los combates y frenar un éxodo que corre el riesgo de provocar graves consecuencias en toda la región.

La sombra de los Emiratos en Sudán

La guerra de Sudán es, en muchos aspectos, un conflicto del siglo XXI en un mundo cada vez más multipolar, en el que se combate -generalmente desde detrás de escena- para fortalecer y ampliar la red de intereses. Desde esta perspectiva puede leerse la presencia de Emiratos Árabes Unidos (EAU) en el país africano, que a lo largo de los años ha tejido una esfera de influencia que hoy involucra principalmente a los dos "generales" del conflicto. Por un lado Abdel Fattah al-Burhan, al frente del ejército sudanés, y por otro Mohamed Hamdan Dagalo, más conocido como Hemeti, al frente de las Fuerzas paramilitares de Apoyo Rápido (FSR), que son consideradas peones en un panorama más amplio que abarca el interior del Cuerno de África. Y como señala Andreas Krieg, profesor del Departamento de Estudios de Defensa del King's College de Londres, en un extenso análisis publicado en MiddleEastEye (MME), "ninguna nación ha desempeñado este papel más enérgicamente" que Emiratos, creando una densa y diversa red de vínculos regionales.

Abu Dhabi no tiene ningún interés real en alimentar el conflicto -y la consiguiente desestabilización- de Sudán, pero hoy parece claro que es incapaz de contener la red de interdependencias y relaciones cruzadas que se han ido formando a lo largo del tiempo. Para el experto, la historia de los Emiratos en Sudán es la de una monarquía relativamente pequeña que acaba ejerciendo una influencia más allá de su peso geoestratégico, siendo la rama Bani Fatima de la familia real de Abu Dhabi capaz de extender sus intereses: particulares, empresas, bancos, comerciantes, milicias y mercenarios. Aunque la presencia oficial en Sudán se gestiona a través de canales oficiales (ministerios y diplomáticos responsables de la política exterior y la seguridad), el poder y las decisiones pasan por redes oscuras que operan tras bambalinas desde Abu Dhabi y Dubai. Una red que vincula a socios y competidores, actores estatales y no estatales, convirtiendo a la monarquía del Golfo en un centro indispensable.

La relación con el señor de la guerra de Sudán, Hemeti, en particular, revela una red de conexiones y actividades aparentemente casuales que se vinculan, directa o indirectamente, a Abu Dhabi con intereses diversos que van desde el capital a las armas, desde el oro a los mercenarios en el campo. Una trama que tiene su origen en las secuelas de la Primavera Árabe de 2011, con repercusiones también en Yemen, donde Hemeti proporcionó milicianos para alimentar el conflicto. Operando junto a los EAU, el "pequeño Mohamed" recibía armas y dinero. El descubrimiento de bombas termobáricas compradas por los EAU en manos de la RSF sugiere un papel aún más activo, aunque aún queda pendiente saber si se entregaron directamente o a través de apoderados en Libia. Las redes de las que se han ocupado los EAU a través de actores en la región están operando ahora de forma más o menos orgánica, y Abu Dhabi sólo tiene que facilitar los flujos de capital y el apoyo a las infraestructuras. Por eso, cualquiera -incluido Estados Unidos- que quiera mediar para poner fin a los combates en Sudán, concluye Krieg, debe "marcar el número de los Emiratos, porque cualquier ruta directa a Hemeti pasa por ellos". 

 

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